El mercado de vivienda se ha mantenido con altibajos desde los últimos meses del 2018 y lo que va de 2019. Desde entonces se observa una desaceleración en la construcción de proyectos de vivienda, lo cual también ha impactado en la colocación de unidades.

Ante ese escenario, los analistas han identificado al mercado de vivienda usada como una alternativa para salir del estancamiento de la industria.

Por un lado se observa pausa en el desarrollo de unidades nuevas de vivienda en todos los segmentos. En el Registro Único de Vivienda (RUV) al cierre de 2018 había un inventario de 250,000 unidades en construcción, es decir 5.1% menos que lo registrado al cierre del año anterior de acuerdo con el análisis del reporte Situación Inmobiliaria 1S2019 de Bancomer.

Aunque la pausa en el desarrollo permite una sincronización de las unidades con la demanda existente, “permitiendo que estos activos mantengan su apreciación sostenida y sin ejercer desequilibrios al mercado”, indica el reporte.

También se observa una recuperación marginal en el mercado hipotecario, que hasta el cierre del 2018 creció 1.1%. El avance se dio por productos distintos a la adquisición, como los créditos de liquidez y pago de pasivos, de acuerdo con Bancomer.

“Por el lado del costo del financiamiento, la situación se ha mantenido favorable a pesar de la fragilidad que ha mostrado la demanda los últimos 12 meses. Esto se ha traducido en ciclos económicos cada vez más cortos en el sector, en donde la vivienda usada podría resurgir como una alternativa viable frente a la vivienda nueva” indica el reporte.

Así, la tasa de interés hipotecaria para adquirir unidades existentes está constituyendo un incentivo para comprar casas en zonas céntricas de las ciudades, “principalmente en aquéllas donde la escasez de suelo eleva considerablemente los costos de edificación”, por ejemplo, Querétaro y Guanajuato, Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco y Estado de México, así como sus zonas metropolitanas.

“Es un mercado que ha estado creciendo y se ha hecho un componente muy importante principalmente por el tema del valor de la tierra y que también impacta la densificación de las zonas”, comentó Carlos Lomelí, director de la sofom IÓN Financiera, especializada en financiamiento para adquisición de vivienda y en crédito puente para desarrolladores.

El la Ciudad de México, por ejemplo, la demanda de vivienda es de aproximadamente 50,000 unidades al año, de las cuales al menos 20,000 son absorbidas por la vivienda existente, según estimaciones de la consultora Softec.

“Hay menos oferta de vivienda nueva, pero las familias siguen teniendo necesidades de mejorar sus condiciones por ejemplo si la familia se está haciendo más grande o más pequeña. Eso no cambian con el ciclo económico, y hemos visto que cuando no hay vivienda nueva disponible buscar en la vivienda usada” comentó Javier Romero, fundador de Hausy.mx plataforma de venta de propiedades con operación en la ciudad de México.

Además de que las viviendas existentes tienen como ventaja el encontrarse en zonas céntricas ya desarrolladas, y normalmente cuentan con espacios más grandes de lo que se construye actualmente.

Normalmente se toma especial atención a lo que sucede con el mercado de la vivienda nueva, pero se ha desaprovechado las posibilidades que existen en la vivienda usada, un rubro que podría impulsarse mucho más, y que cuenta con las características necesarias para inyectar dinamismo a la industria,

Javier Romero, CEO de la plataforma.