Al cierre del año pasado, la calidad de vida de la población mexicana en términos económicos empeoró, medida por el PIB per cápita, obteniendo su peor variación en más de tres años.
De acuerdo con cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita ascendió a 195,002 pesos durante el cuarto trimestre de 2024.
Este monto del indicador que representa la cantidad de dinero que le correspondería a cada habitante del país si el PIB generado se repartiera a todos por igual, significó una caída trimestral de 0.74%.
Dicha disminución fue el peor resultado del monto que le tocaría a cada habitante si se repartiera el valor de todos los bienes y servicios generados en el país, desde el tercer trimestre de 2021 (-1.19%).
Fotoarte: Natalia Montiel
PIB per cápita, a tasa anual
A tasa anual, el PIB por habitante aumentó apenas 0.02% en el cuarto trimestre del año pasado, siendo el menor nivel desde los primeros tres meses de 2021, cuando se contrajo 2.6%.
Para este año, el indicador de la calidad de vida económica no “pinta” positivamente, pues existen diversos riesgos ante el clima de incertidumbre comercial y de políticas arancelarias por Estados Unidos.
Impactando directamente al sector manufacturero: aranceles del 25% del acero y aluminio; así como a todas las importaciones de México, incluyendo las automotrices. En este sentido y considerando menor fortaleza en el consumo y la inversión privada, la balanza de riesgos se mantiene sesgada a la baja. Nuestra estimación de crecimiento del PIB de 2025 se sitúa en 1.04% anual
explica Monex.
Frágil inercia
Por su parte, Ve por Más (BX+) confirma que la frágil inercia en el crecimiento económico continuaría en 2025, destacando que el consumo privado todavía encontrará apoyo en el bajo nivel de desempleo, crecimiento salarial y apoyos sociales.
No obstante, el gasto de los hogares se moderará – especialmente el discrecional – ya que la generación de empleo ha perdido fuerza, y la inflación y tasas de interés, aunque han disminuido, permanecerán altas
señala el grupo financiero.
En el caso de la inversión, expone que la pública resentiría el efecto de la consolidación fiscal, mientras la privada enfrenta costos financieros todavía altos, y una fuerte incertidumbre asociada a factores internos y externos.
En particular, añade BX+, la erosión en el marco institucional en el país, y los cuestionamientos sobre la continuidad en la integración industrial en Norteamérica, afectarán la atracción de nuevas inversiones.
Por último, agrega que la exportación repuntaría si existe una mejora en la industria estadounidense, pero el rebote sería modesto y puede tardar en verse, pues los indicadores oportunos del sector manufacturero en Estados Unidos todavía no repuntan con claridad.
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