El 88% de los accionistas de Takeda Pharmaceutical aprobaron la compra de la firma con sede en Londres Shire por 59,000 millones de dólares, para convertirse en una de las 10 principales farmacéuticas a nivel mundial.

La operación es la mayor adquisición extranjera por parte de una empresa japonesa y es también es la mayor adquisición anunciada a nivel mundial este año, destacó Bloomberg.

A través del acuerdo, Takeda ganará presencia en los fármacos para enfermedades extrañas.


Preocupa deuda

Con la compra, se crea un actor mundial en la industria de medicamentos con una sólida cartera de productos en desarrollo, pero también con una pesada carga de deuda.

Además de emitir nuevas acciones, la compañía aseguró 30,900 millones de dólares en créditos bancarios.

Los altos niveles de deuda de la empresa fueron uno de las principales preocupaciones de los accionistas que se reunieron en una cita extraordinaria en Osaka, Japón, aunque casi 90% de ellos se pronunció en favor del acuerdo, como se esperaba.

El cierre de la adquisición está planeado para el 8 de enero, ya que aún debe ser aprobada por los accionistas de Shire.

Christophe Weber, el CEO detrás del acuerdo

La visión de transformar a Takeda en una de las 10 principales farmacéuticas con terapias lucrativas para enfermedades raras y una huella considerable en Estados Unidos fue de su CEO, Christophe Weber.

El ejecutivo enfrenta grandes presiones para garantizar que la compañía cree su propia línea de medicamentos experimentales, la mayoría de los cuales aún se encuentran en las primeras etapas de desarrollo, en los tres a cinco años que el flujo de efectivo de la adquisición le dio, dijo en entrevista con Bloomberg el analista de Credit Suisse Group, Fumiyoshi Sakai.

“Takeda está comprando tiempo. En ese sentido, Shire es la combinación perfecta para llenar el vacío. Ahora, ¿los 7,000 millones de yenes que pagaron valen cinco años? Eso está por verse ”, agregó Fumiyoshi.

Weber es el primer CEO extranjero de Takeda y uno de los pocos líderes internacionales de alto rango que quedan en Japón, un país que ya está lidiando con la reciente destitución del presidente de Nissan, Carlos Ghosn. 

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