La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y su principal aliado ruso no lograron llegar este viernes a un acuerdo para recortar la producción y detener la caída de los precios del crudo afectados por la epidemia del nuevo coronavirus.
“A partir del 1 de abril, teniendo en cuenta la decisión tomada hoy, ningún país, ni de la OPEP, ni de la OPEP+, está obligado a reducir la producción”, declaró el ministro ruso de Energía, Alexandre Novak, a los periodistas tras largas negociaciones en Viena.
La falta de un acuerdo provocó un desplome en los precios del energético. El WTI cerró en 41.35 dólares por barril, 10% menos que ayer y su peor caída de un día desde noviembre de 2014, y el Brent terminó en 45.40 dólares, una caída de 9.4%, que es su desplome más profundo desde 2008, según datos de Bloomberg.
Lo que buscaba la OPEP
Durante las reuniones, Rusia rechazó la oferta de la OPEP de recortar adicionalmente 1.5 millones de barriles diarios hasta el fin de 2020.
Los ministros de los 23 países productores, encabezados por Arabia Saudita y Rusia, abandonaron la sede de la OPEP donde estaban reunidos desde el jueves tratando de lograr un acuerdo. Y contrario a lo habitual, no ofrecieron conferencia de prensa.
La OPEP hizo todo lo posible para convencer a su aliado ruso de bajar de forma más drástica la producción de petróleo, con la esperanza de parar la caída de los precios acentuada por la epidemia de COVID-19.
El cartel proponía a Rusia y a sus otros nueve socios un recorte colectivo adicional para no dejar que la epidemia arruinara los dolorosos esfuerzos hechos desde 2017 para sostener los precios del crudo en un mercado donde hay un exceso de oferta.
Deseosa de enviar una señal fuerte a los mercados, la OPEP decidió inclusive ampliar el periodo de esta limitación hasta fines del 2020, en vez de los tres meses suplementarios inicialmente contemplados.
“Un fracaso en lograr un acuerdo haría caer los precios del petróleo al abismo”, advirtió Stephen Brennock, analista para PVM. Para los analistas de JBC, la reunión del viernes era “uno de los días más importantes en los casi 60 años de historia de la OPEP”.
Según los medios rusos que citaban el viernes a la delegación presente en Viena, Rusia no estaba convencida en un recorte adicional de la producción y deseaba simplemente prolongar el acuerdo en vigor.
Se iniciaron entonces arduas negociaciones en la mañana en la sede del cartel, donde la reunión principal entre ministros y delegaciones de la alianza conocida con el nombre de OPEP+, que cuenta con 23 países, fue retardada y precedida de encuentros bilaterales.
Difícil que Rusia aceptara
Desde inicios de 2017, los miembros de la OPEP+ ya se habían comprometido a la retirada del mercado de 1.2 millones de barriles diarios. En diciembre pasado, la alianza incrementó esta reducción en 500,000 barriles mientras Arabia Saudita retiró, a título individual, 400,000 barriles más.
Un nuevo ajuste severo parecía aún necesario: los ingresos petroleros sufren un frenazo a causa de la epidemia de COVID-19en la economía China, primer importador mundial de petróleo.
Para tratar de convencer a sus aliados, la OPEP proponía que solo asumieran una tercera parte de todos los nuevos recortes, o sea 500,000 barriles diarios.
Rusia, segundo país productor mundial de crudo después de Estados Unidos y delante de Arabia Saudita, elaboró sus presupuestos con un barril de Brent a 42.4 dólares y reitera que está satisfecho con los precios actuales.
Para las grandes empresas rusas del petróleo, cada barril retirado del mercado implica una caída de los ingresos, además del riesgo de ceder partes de mercado a Estados Unidos, que inunda el planeta con su petróleo de esquisto.
“Rusia tiene por costumbre ser prudente sobre los compromisos de recortes suplementarios y la nueva cifra (de recorte) es algo difícil de aceptar”, había indicado Stephen Brennock de PVM.
“Los rusos pueden vivir con un barril a 40 dólares y parece que están dispuestos a soportar precios aún más bajos a corto plazo”, señaló Edward Moya, analista de Oanda.