El Premio Nobel de la Paz fue otorgado este viernes al médico congoleño Denis Mukwege y a la exesclava sexual del grupo Estado Islámico (EI), la yazidí Nadia Murad, dos héroes de la lucha contra la violencia sexual utilizada como “arma de guerra” en los conflictos.

“Ambos laureados han hecho una contribución crucial para centrar la atención y combatir estos crímenes de guerra“, afirmó el Comité Noruego del Nobel en un comunicado.

En el quirófano

Mukwege dirige el Hospital Panzi en la ciudad de Bukavu, en el este de la República Democrática del Congo y estaba en el quirófano practicando una operación cuando recibió la noticia.

Abierto en 1999, el hospital recibe a miles de mujeres cada año, muchas de ellas necesitadas de intervenciones quirúrgicas por la violencia sexual.

En un video publicado en la página Facebook del hospital, se puede ver a una multitud alrededor de Mukwege felicitándolo al salir del quirófano.

https://www.facebook.com/PanziFoundationDRC/videos/2253518064926972/?__xts__%5B0%5D=68.ARCYuEDeB9ycigaOPALl92RxpLIlHjuIS-qcXqbNFWDeUQQUOlpaMD5PDBzy9u7kwyH-BSyXAiNPM_3ke8IgjxSGE6CaHdkG22AJDWuQl8Kzc_-UTJ87xIgygniIvntNSwVlb-czIFNLfHuvjfa7JZHIccokx1tJp3woQII2xTzOxFflgveddQ&__tn__=-R

 

Para este médico congoleño, las violencias sexuales son ‘armas de destrucción masiva’.

“Tenemos que trazar una línea roja contra el arma química, biológica, nuclear. Hoy tenemos que trazar una línea roja contra la violación como arma de guerra”, declaró a la AFP en 2016.

En carne propia

Murad es una defensora de la minoría yazidí en Irak y lucha por los derechos de los refugiados y las mujeres en general.

Como miles de niñas y mujeres de su comunidad, la joven fue esclava sexual del EI en 2014, antes de lograr huir.

“Lo primero que hicieron fue obligarnos a convertirnos al Islam”, relataba a la AFP hace dos años. “Luego, hicieron todo lo que quisieron”.

Murad -cuya madre y seis hermanos fueron asesinados por el grupo EI- es embajadora de la ONU para la dignidad de las víctimas de tráfico humano desde 2016 y milita para que las persecuciones cometidas contra los yazidíes sean consideradas un genocidio.

Arma ‘barata y eficaz’

En todos los continentes, la violación causa centenares de miles de víctimas en los conflictos o en las campañas de opresión de las minorías.

Esta arma “barata y eficaz” destruye no solamente a las mujeres físicamente y psicológicamente, también las estigmatiza, igual que a los niños que son producto de esos actos, subraya Mukwege.

“Las víctimas son condenadas a perpetuidad. Pero ¿y sus verdugos?”, cuestiona.

La toma de conciencia internacional está progresando. Adoptada en 2008 por el Consejo de Seguridad de la ONU, la resolución 1820 estipula que la violencia sexual “puede constituir un crimen de guerra, un crimen contra la humanidad o un elemento constitutivo de crimen de genocidio”.

“#MeToo y los crímenes de guerra no son lo mismo”, puntualizó Reiss-Andersen. “Pero tienen en cambio un punto en común: es importante ver el sufrimiento de las mujeres, ver los abusos y permitir que las mujeres renuncien a la vergüenza y se atrevan a hablar”.

La onda expansiva ha alcanzado hasta la Institución Nobel pues un escándalo de violación condujo a la Academia Sueca a postergar un año el Nobel de Literatura 2018.

Denis Mukwege y Nadia Murad se repartirán el Nobel, que consiste en un diploma, una medalla de oro y un cheque de casi un millón de dólares, que se les entregará en Oslo el 10 de diciembre.

Con información de AFP y Reuters

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