El Congreso español rechazó este miércoles el proyecto presupuestario para 2019 tras el voto en contra de los partidos independentistas catalanes, lo que acerca la posibilidad de que se realicen elecciones anticipadas en medio de un panorama político cada vez más fragmentado.

La cámara baja votó seis enmiendas a la totalidad presentadas contra el proyecto de presupuestos del Estado, que el gobierno defendió como de alto contenido social.

Con 191 votos a favor y 158 en contra, las enmiendas prosperaron y los primeros presupuestos presentados por Sánchez fueron rechazados

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dará declaraciones el viernes después de un Consejo de Ministros, en medio de expectativas de que convoque a elecciones anticipadas después del rechazo del borrador presupuestario en el Congreso.

“La decisión del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se dará a conocer al término de la reunión”, dijo un funcionario de La Moncloa, aunque no aclaró sobre qué tratará la decisión.

Entre las fechas posibles se especula con el 28 de abril o el 26 de mayo, coincidiendo en este caso con los comicios municipales, regionales y europeos.

“Es absolutamente inaplazable la convocatoria de elecciones generales”, dijo metiendo presión el líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado. “Hay que echar a Sánchez”, abundó Albert Rivera, presidente del partido liberal Ciudadanos.

La postura catalana

El adelanto electoral se perfila al día siguiente de que se abriera ante el Tribunal Supremo, en Madrid, el juicio contra 12 líderes separatistas catalanes por su implicación en el frustrado intento de secesión de 2017.

Este juicio histórico tensó al extremo la relación entre el ejecutivo español y los 17 diputados independentistas catalanes de la cámara baja, los mismos que con sus votos llevaron a Sánchez al poder en junio, en una exitosa moción de censura contra su predecesor conservador Mariano Rajoy.

Los dos partidos independentistas catalanes con representación en el Congreso español ya habían anunciado que votarían en contra de los presupuestos del Gobierno socialista.

Los socialistas tienen menos de un cuarto de los escaños de la Cámara baja y para aprobar las cuentas necesitaban el apoyo de, entre otros, los partidos independentistas catalanes.

El propio Sánchez se esforzó en estos ocho meses en dialogar con los separatistas en el poder en Cataluña, hasta que el diálogo quedó roto con la exigencia de estos de negociar el derecho de autodeterminación, inadmisible para Madrid.

Y es que según el analista Antonio Barroso, del gabinete londinense Teneo, “el coste de un giro moderado” era “demasiado alto” para los independentistas, que temían “ser acusados de traidores” si se daban la vuelta a última hora para apoyar el presupuesto de Sánchez y darle oxígeno.   

“La Historia se repite aunque las circunstancias sean otras. En 1996 los nacionalistas catalanes, entonces CDC, dejaron caer al gobierno presidido por Felipe González al rechazar sus presupuestos. Tras ello, convocó elecciones. Y las perdió”, recuerda el diario español El País. 

La derecha va viento en popa

En los últimos días, el gobierno adoptó un tono propio de campaña electoral, acusando a la derecha y a los independentistas de oponerse a unos presupuestos que, defendió, representaban una recuperación de derechos tras la era Rajoy (2011-2018).

“Tras 7 años de injusticia social, las derechas y el independentismo votarán en contra de unos Presupuestos sociales. Ambos quieren lo mismo: una Cataluña enfrentada a sí misma y una España enfrentada a sí misma”, tuiteó el martes Pedro Sánchez, anticipando ya el resultado de este miércoles.

Las encuestas de opinión realizadas en las últimas semanas han mostrado que ningún partido tendría los votos suficientes para gobernar por sí solo tras una elección general. Los socialistas lideran los sondeos, pero las agrupaciones conservadoras -Partido Popular, Ciudadanos y Vox- podrían alcanzar juntos una mayoría.

Barroso advirtió que una eventual negociación entre esas agrupaciones no sería “tan evidente como la gente piensa”. Los ultraderechistas, que han ganado espacio cargando enérgicamente contra el feminismo y el separatismo catalán, “no pondrían las cosas fáciles”.

En cualquier caso, “el Parlamento que viene va a ser igualmente fragmentado” que el actual, lo que significa que “tendremos un problema a la hora de implementar legislación”, afirmó.

Con información de AFP y Reuters