Por Rodrigo Rodríguez*

El Paquete Económico 2020 entregado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha permitido crear un entorno de certidumbre en nuestro país.

El presupuesto refleja continuidad de la administración actual en el camino de mantener prudencia fiscal comprendiendo:

  • El gasto controlado.
  • Metas de superávit primario desde el inicio del nuevo gobierno.
  • Estabilidad del coeficiente de deuda a PIB.

Esto le ha generado bonos y reconocimiento por parte del mercado.

De hecho, la prudencia fiscal y la firma de un acuerdo de los gasoductos, ya se reflejó en un desplome del riesgo crediticio soberano.

Aun así, el paquete económico ha recibido críticas que, a nuestro parecer, no son del todo válidas.

Los cuestionamientos son a dos proyecciones que hace Hacienda y que son consideradas demasiado optimistas: el repunte esperado sobre la producción petrolera en 2020 y la estimación del crecimiento económico.

Nosotros no coincidimos con esas observaciones.

De acuerdo con datos del gobierno, para finales del año que entra habrá una producción petrolera de 1.951 millones de barriles diarios, es decir, un repunte de 200,000 barriles respecto al estimado de cierre de este año y de 300,000 barriles respecto a la producción actual.

Francamente la meta es viable, sólo basta con investigar los datos con más profundidad.

Veámoslo de cerca, el paquete de apoyo del gobierno a Pemex para el 2020 asciende a 86,000 millones de pesos, es decir, 4,300 millones de dólares, los cuales están originados por dos fuentes:

1. Una previsión presupuestal por 46,300 millones de pesos, para que el gobierno federal realice una aportación patrimonial a Pemex que le permita fortalecer su posición financiera y realizar inversiones.

2. Una menor carga tributaria a la empresa, que es de 39,300 millones de pesos.

Aún así, Pemex ha publicado que se está trabajando en 20 campos nuevos de exploración y explotación, 16 en aguas someras y el resto en tierra firme, todos en Campeche y Tabasco.

De estos 20 campos, cuando menos cuatro ya están a punto de producir.

Además habrá un cambio en la postura de la administración sobre la política energética, ya que la exploración y producción en aguas profundas serán para el sector privado, lo que se sumará al acuerdo al que llegó el gobierno con las empresas de gasoductos.

Esto dará un doble impulso en la certidumbre sobre la política energética del país.

El otro cuestionamiento, a nuestro juicio sobredimensionado, es que Hacienda estima el crecimiento económico entre 1.5% y 2.5% para 2020.

Si bien es cierto que está por arriba de todos los pronósticos de las encuestas, se ubica en línea con la proyección del banco central.

Pero igualmente existen argumentos para pensar en una aceleración de la economía.

A pesar que el entorno externo sigue siendo adverso, la SHCP ve varios factores que mejorarán el crecimiento económico:

  • La firma del T-MEC en 2019.
  • La mejora del crecimiento mundial por los efectos de las políticas anti ciclo.
  • Hay un efecto estadístico que favorece un buen número, pues habrá una base comparativa menor por el estancamiento del PIB en el primer semestre de 2019.
  • El gasto de gobierno tendrá una mayor eficiencia.

Los datos de las finanzas públicas muestran que el gasto en inversión física ya ha comenzado a repuntar tras un débil inicio de año y esta tendencia se mantendrá en 2020.

Finalmente, pero no menos importante, está el gasto social, que es uno de los puntos clave de esta administración.

Este se enfoca en los proyectos que tienen mayor incidencia en los determinantes del crecimiento de la economía, sin dejar de lado el rasgo característico de buscar reducir las desigualdades económicas.

*Rodrigo Rodríguez es licenciado en Economía por el IPN y actualmente es analista senior de información económica de México y mercados financieros nacionales e internacionales en la consultora Visor Financiero.

Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.