La industria de la construcción fue uno de los sectores más castigados previo y durante la pandemia de COVID-19, situación que se revirtió por dos factores: la relocalización de empresas asiáticas y europeas (nearshoring) y la apuesta del gobierno federal por grandes obras de infraestructura.

Según cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la construcción creció 27.5% anual durante octubre pasado, hilando seis meses con tasas de doble dígito.

Este sector promedió un crecimiento anual de 9.0% en los últimos tres años (frente a 5.5% de toda la actividad industrial de México), mientras en la época más aguda de la emergencia sanitaria registró una media de -22.1%.

No obstante, previo a la pandemia, en los años 2018-2019, el promedio de la construcción también resultó negativo, de -1.8%, como consecuencia del recorte de la inversión pública en dicho periodo.

La crisis de la construcción al inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador no fue exclusiva de la gestión morenista, pues durante el gobierno de Enrique Peña Nieto la media anual de producción apenas llegó a un incremento de 0.8%.

Obras de ingeniería civil, el detonante

Dentro del sector de la construcción, el rubro con mayor dinamismo corresponde al de obras de ingeniería civil, que en lo que de del 2023 promedia una tasa de crecimiento anual de 80.4%.

Desde principios de este año, el principal impulso ha provenido de las obras de ingeniería civil, donde se incluyen los proyectos gubernamentales

mencionaron analistas de Banorte en un reporte.

Explicaron que, por el lado positivo, la construcción de espacios dedicados a la industria han sido impulsados por los esfuerzos del nearshoring; sin embargo, “del lado negativo, la edificación de la vivienda ha permanecido deprimida”.

Agregan que, desde el 2021, se observa un mayor énfasis en los recursos asignados a los proyectos prioritarios de la administración federal, registrando un aumento promedio anual de 29.0% considerando hasta el Paquete Económico 2024; las principales obras son refinería de Dos Bocas, Tren Maya, AIFA y Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

Interés en espacios industriales

Por el lado del nearshoring, el interés en espacios industriales ha incentivado al sector de la construcción.

Por ejemplo, según la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), el porcentaje de espacio industrial disponible al segundo trimestre fue de sólo 2% a nivel nacional.

Actualmente, indica Banorte, la AMPIP identifica al menos 430 parques industriales en 27 estados, con una superficie de alrededor de 44 millones de metros cuadrados; se pronostica la construcción de 8 millones de metros cuadrados entre los años 2023 y 2025, equivalente a 50 parques industriales.

Sinergias

Ante las sinergias entre el sector público, privado y una mayor demanda del exterior, la construcción seguirá creciendo a tasas elevadas al menos hasta el primer semestre del 2024, de acuerdo con el grupo financiero.

Sin embargo, reconoce ciertos riesgos para el crecimiento, sobre todo hacia la segunda mitad del 2024:

  • La entrega de las obras gubernamentales, con el inicio de una nueva administración típicamente resultando en una ralentización
  • Un panorama externo más retador con costos financieros que seguirán elevados, impactando las decisiones de inversión de empresas extranjeras
  • Cierto estancamiento del rubro residencial

Banorte también destaca los factores positivos que podrían materializarse como:

  • Planes de expansión de algunos puertos marítimos, como Veracruz, Lázaro Cárdenas, Tuxpan y Manzanillo
  • Otras obras gubernamentales ya presupuestadas como hospitales, escuelas y planes de desarrollo de la vivienda en municipios con derrama positiva por nearshoring
  • Esfuerzos conjuntos de reconstrucción en la región afectada por el huracán Otis

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