Durante 2024, la inversión en México tuvo un año de marcada debilidad, y su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) fue la menor desde el 2020, cuando la economía se desplomó por la pandemia de covid-19.
Datos del INEGI revelan que la contribución de la formación bruta de capital fijo en la economía nacional fue de 0.8 puntos porcentuales el año pasado, según cifras originales de los Indicadores Trimestrales de la Oferta y Demanda. En dicho año, el PIB mostró una expansión de 1.5% anual.
Se trata de su nivel más bajo desde 2020, cuando la inversión le restó 3.5 puntos porcentuales al PIB, que tuvo una contracción de 8.2%, derivado de los cierres por la emergencia sanitaria.
Del lado contrario, el consumo aportó 2.0 puntos porcentuales, aunque por debajo de los 3.0 puntos porcentuales del 2023. Además, las importaciones de bienes y servicios -que son una resta del PIB- contribuyeron con 1.2 puntos porcentuales.
Al considerar solamente el cuarto trimestre del año pasado, la inversión le restó 0.7 puntos porcentuales al PIB, algo que no había sucedido desde inicios de 2021 para un periodo igual.
Inversión se mantendrá débil
Lo preocupante sobre la inversión es que se da en el contexto del nearshoring, cuyas inversiones avanzan a paso lento, aunado a la elevada incertidumbre que impera actualmente por las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Analistas de Valmex mencionaron que durante 2025 el crecimiento económico experimentará una moderación, debido a la debilidad de la demanda interna, y en el caso de la inversión -particularmente la pública- las señales de desaceleración obedecen a la culminación de proyectos de infraestructura del gobierno federal.
Si bien el nearshoring se perfila como una oportunidad clave para fortalecer las exportaciones y la inversión, la imposición de aranceles por parte de EU genera incertidumbre, la cual podría afectar la confianza de los inversionistas y frenar el crecimiento económico, pudiendo incluso llevar al país hacia una recesión
explicó Valmex.
Janneth Quiroz, directora de análisis económico de Monex, refirió que, ante el menor dinamismo de la economía al cierre del 2024, surgen desafíos en el corto plazo para el consumo y la inversión.
Hacia adelante, consideramos que este conjunto de variables presentará presiones en su entorno de prolongar la inercia de desaceleración a los primeros meses de 2025. En los aspectos claves a vigilar destacan: los efectos de la imposición de aranceles al acero y aluminio y la posible aplicación de recíprocos a partir del 2 de abril
indicó Quiroz.
Tropezón de la inversión pública
En el desglose de los datos, la inversión total en México presentó una caída de 2.6% anual en el cuarto trimestre de 2024, el primer descenso desde inicios de 2021.
La inversión privada, que es la de mayor peso dentro de la economía mexicana, tuvo un descenso de 0.8%, de igual forma su primer dato negativo en cuatro años.
La inversión privada creció con fuerza durante 2022 y 2023, pero se estancó durante 2024 a pesar de las promesas de nearshoring o relocalización; al final del año, cayó 0.8% anual contra el 2023-T4
dijo en su cuenta de X el expresidente del INEGI, Julio Santaella.
Mientras que la inversión pública se desplomó 15.6%, con lo que ligó tres periodos a la baja; además, es la caída más pronunciada desde el cuarto trimestre de 2019.
Se requiere certidumbre para invertir
Desde México, ¿Cómo Vamos? (MCV), explicaron que la inversión como porcentaje del PIB fue de 24.8% al cierre de 2024, ligeramente por encima del 24% ideal en su semáforo, donde el 90% corresponde a la privada y el 10% a la pública.
La inversión privada es el principal motor de formación de capital, por lo que fortalecer la certeza jurídica es fundamental. Para la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum será fundamental crear estrategias que eviten la desaceleración de la inversión pública y fomentar mayor entrada de inversión privada, y fomentar oportunidades de coinversión, en especial en el sector energético
indicó MCV.
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