La informalidad es uno de los grandes pendientes laborales en México, pero este fenómeno se agudiza más en sectores económicos vulnerables, como el trabajo doméstico remunerado.

Al cierre del tercer trimestre del año pasado, se registraron 2.5 millones de personas de 15 años y más ocupadas en trabajo doméstico remunerado, que representó 4.2% del total de personas ocupadas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De las 2.5 millones de personas ocupadas en esta labor, 95% lo hizo de manera informal y 5%, bajo un esquema de formalidad. Para magnificar el resultado de 95%, éste se compara con la tasa de informalidad laboral del país, que se ubica en 54.5% de los ocupados.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo define a las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado como aquellas que prestan su servicio en labores de aseo, asistencia, así como en las relacionadas al hogar de una persona o de una familia, a cambio de una remuneración económica

explica el Inegi.

También se incluyen a personas empleadas domésticas, cocineras, choferes, a cuidadoras de personas, vigilantes, lavanderas, planchadoras, así como a quienes se dedican a la jardinería en casas particulares.

Género y ocupación

Por género, el Inegi informó que un mayor porcentaje de mujeres ocupadas en trabajo doméstico remunerado lo realizó en la informalidad (96.3%), mientras de los hombres, 83.4% estaba en esta condición.

Por parte, según género y tipo de ocupación, la presencia de mujeres fue mayoritaria en la categoría de personas trabajadoras domésticas, con 88%; le siguieron las ocupadas en la categoría del cuidado de niñas y niños, personas con discapacidad y ancianas en casas particulares, con 9.4%.

En tanto, la mayor presencia de hombres se dio en los rubros de choferes con 31.5%, empleados domésticos con 26.8%, jardineros con 22.7% y vigilantes y porteros en casas particulares con 6.4%.

Sin contratos 

Además, el Inegi expone que 97.1% del total de personas ocupadas en esta actividad laboraban sin un contrato por escrito; 2.5% sí contaba con uno y 0.4% respondió no saber si lo tenía o no.

Del porcentaje de población que sí contaba con un contrato por escrito, 80.7% tenía uno de base, planta o por tiempo indefinido; 15.1%, uno temporal, y 4.1% no especificó el tipo de contrato.

Sobre el nivel de ingresos de las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado, 67.8% tuvo ingresos de hasta un salario mínimo; 24.2% percibió más de uno y hasta dos salarios mínimos y 2.2%, más de dos salarios mínimos.

A detalle, 70.4 % de las trabajadoras del hogar percibió hasta un salario mínimo, mientras que 43.5 % de los hombres estuvo en este rango salarial.

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