La pandemia del coronavirus, que hasta el lunes cobró la vida de 7,119 personas, ha puesto contra la pared a gran parte del mundo.

Los estímulos monetarios lanzados por los principales bancos centrales han servido poco para calmar a los mercados financieros, que ya anticipan una recesión a causa de los efectos del COVID-19, un cisne negro que ha vapuleado a la ya de por sí frágil economía mundial.

El término ‘cisne negro’ se refiere a un suceso que ocurre por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tomado en cuenta porque, a priori, era improbable y que, para bien o generalmente para mal, tiene un gran impacto y repercusiones trascendentales.

Pronosticamos que el crecimiento del PIB mundial caerá a aproximadamente 1% este año. Fuera de 2009, cuando la economía mundial se contrajo modestamente, nuestro pronóstico para 2020 marcaría el ritmo más lento para el crecimiento del PIB mundial en casi 40 años

escribió Jay H. Bryson, economista en jefe interino de Wells Fargo.

Mientras que la propagación del virus crece en gran parte del mundo, varios países han tenido que aplicar medidas drásticas. Desde Canadá, Chile, Austria y Alemania, por mencionar algunos, se ha ordenado el cierre de las fronteras para evitar el tránsito de personas extranjeras, para intentar frenar el ritmo de contagios.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, adelantó que hoy los líderes de la Unión Europea anunciarán restricciones para la entrada de extranjeros por 30 días.

Los encargados de las políticas públicas no pueden hacer mucho para evitar que se desarrolle una recesión mundial en los próximos meses, a medida que los efectos económicos del coronavirus comienzan a afectar. Pero todavía tienen las herramientas para evitar que una recesión se convierta en una crisis financiera y una depresión económica

dijo Neil Shearing, economista en jefe de Capital Economics. 

Para Shearing, hay mucho que pueden hacer para ayudar a la recuperación una vez que los efectos del virus se desvanezcan. Sin embargo, un tema común es que, si bien los bancos centrales aún tienen un papel importante en la prevención de la congelación de liquidez, los gobiernos ahora tendrán que asumir la carga de respaldar la demanda agregada, es decir, implementar medidas de política fiscal.

En México varias instituciones educativas, tanto públicas como privadas, han anunciado que suspenderán clases a partir de hoy, con regresos tentativos a partir de mediados de abril. En tanto que la Secretaría de Salud ha llamado a la población a implementar medidas de “sana distancia” y evitar actividades sociales o privadas no esenciales.

No obstante, ni la Secretaría de Hacienda ni Banco de México han anunciado medidas contracíclicas.

“El problema que se viene para las próximas semanas es una parálisis repentina de la producción (un shock de oferta) y después la caída en la confianza del consumidor que afectará a la demanda también. Situación que la política monetaria no podrá aliviar, sólo ayudará a mitigar el pánico en los mercados financieros y buscará mantener la estabilidad en los bancos comerciales”, publicó CI Banco.

Agregó que son los estímulos fiscales y apoyos directos a los sectores que se podrían ver más perjudicados, los necesarios para reactivar rápidamente fábricas centros comerciales, aerolíneas, sectores de servicios y esparcimiento.

En la conferencia del lunes, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador descartó estímulos fiscales para el sector privado.

No están contemplados. Yo creo que un buen estímulo es la disminución en el precio de los combustibles, un buen estímulo es el que no se aumenten impuestos y que vamos a dar a conocer el plan de desarrollo energético

dijo López Obrador.

El mandatario comentó que en una conversación telefónica con el empresario Alberto Baillères, le informó sobre nuevas inversiones tanto en minería como en petróleo; y que Carlos Slim le mandó a decir que hoy hará un anuncio de inversión para México.

Mientras tanto, instituciones como Barclay’s ya prevén que la economía mexicana caerá hasta 2% anual ese año.

Adicionalmente, la economía mexicana enfrenta otro evento imprevisto: la guerra de petroprecios entre Arabia Saudita y Rusia que amenaza las finanzas de Pemex.

“Si bien es difícil hacer pronósticos en medio de tanta incertidumbre, el telón de fondo del debilitamiento de la demanda global, las condiciones de financiamiento externo más estrictas y los precios más bajos del petróleo significan que se justifica la revisión de nuestros pronósticos de crecimiento del PIB. Ahora creemos que la economía de México se contraerá en 0.5% en 2020″, dijo Nikhil Sanghani, de Capital Economics.

En todo caso, los riesgos están sesgados a la baja, particularmente si el brote empeora en América Latina y o las condiciones de financiamiento externo se endurecen aún más.

Para la economía de Estados Unidos, Wells Fargo estima que se contraerá a un ritmo anualizado superior a 3% en el segundo trimestre y en poco más de 2% en el tercer trimestre, para después volver a una trayectoria de crecimiento.

De acuerdo con CI Banco, la estabilización económica y de los mercados financieros depende en mayor medida de las acciones de las autoridades de salud pública, a quienes se les debe dar los recursos y el margen de maniobra para hacer su trabajo, incluida la libertad de cooperar con sus contrapartes extranjeras.

Por lo que la prioridad debe ser la detección, la contención y el tratamiento. “Mientras no se logre la contención del virus, de nada servirán los alivios fiscales, apoyos o estímulos monetarios”.