Hasta octubre de 2023, el consumo privado y la inversión de corto plazo dibujaron panoramas opuestos; el primer indicador de la demanda interna sigue resiliente a la pérdida de poder adquisitivo y el segundo, se dinamiza por las obras federales y el nearshoring.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior cayó 0.25% a tasa mensual durante octubre del año pasado.

Esta disminución se presentó después de registrar cuatro meses consecutivos con alzas; hasta el décimo mes del 2023, registra cuatro descensos: 0.27% en febrero, 0.03% en marzo y 0.19% en mayo.

A tasa anual, el consumo privado creció 4.5%, inferior al resultado previo (5.0% en septiembre), pero hiló cinco meses con variaciones superiores a 3.8%.

Tendencia descendente

En el acumulado enero-octubre el aumento fue de 4%, que si bien es superior al crecimiento de la economía mexicana, continúa con una tendencia de desaceleración: 8.5% en igual lapso del 2021 y 5.7% en el 2022.

Lo anterior demuestra que el consumo privado ha mostrado resiliencia, aunque también se manifiestan señales de alarma por la todavía elevada inflación (34 meses fuera del objetivo del banco central, de 2-4%) y las altas tasas de interés (tasa de referencia en 11.25%).

Para los analistas de Monex, es posible que los resultados de este mes no impliquen un riesgo sustancial, sobre todo dada la fortaleza del mercado laboral y los incrementos previstos para salarios mínimos y transferencias de los programas sociales.

La apreciación del tipo de cambio seguirá constituyendo un factor de impulso para el consumo de bienes procedentes del extranjero, cuyo valor se ha incrementado en casi 40% respecto al que tenían antes de la pandemia

mencionaron los estrategas del grupo financiero.

En máximos

En tanto, la Formación Bruta de Capital Fijo incrementó 1.91% mensual en octubre pasado, tras una baja previa de 1.49%, mientras en comparativo anual, el alza fue de 24.7%.

Asimismo, consiguió seis meses seguidos con aumentos mayores a 20% y 11 meses con tasas de doble dígito. Durante los primeros diez meses del 2023, el ascenso fue de 20.2%, el mejor resultado para igual lapso en al menos los últimos 31 años.

Este crecimiento de la inversión de corto plazo en México responde principalmente al boom que vive el sector de la construcción por las obras insignia del gobierno federal, como el Tren Maya y el Corredor Transístmico, y por los efectos de la relocalización de empresas en los parques industriales.

Factor alentador

El factor alentador de la inversión es que gran parte de movimiento se explica por un incremento de 11.27% mensual en la construcción residencial, que había permanecido apagada desde la pandemia y ahora anota su mejor resultado de los últimos ocho años, de acuerdo con los analistas de Monex.

Este subsector, mencionan, ha sido afectado por la incertidumbre asociada a las tasas de interés, al alza en los costos de materiales y la ralentización de trámites y permisos, pero el grupo financiero añade que el empuje de octubre podría marcar un punto de inflexión.

De esta manera, sumado a la reactivación del gasto en las obras públicas, el comportamiento de la construcción podría ser un catalizador duradero para la fórmula de crecimiento, por lo que los datos de inversión traen una grata sorpresa para el panorama económico de mediano plazo

concluye.

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