Dilema cambiario

Este año, como lo establece su propia metodología, el Banco Internacional de Pagos que preside Agustín Carstens realiza la edición número 13 del Triennial Central Bank Survey of Foreign Exchange and Derivatives Market Activity donde participan más de 50 bancos centrales de todo el mundo, incluyendo el Banco de México que ahora encabeza Victoria Rodríguez Ceja.

La recolección de datos comienza en abril, en junio vence el plazo y en septiembre se anunciarán los resultados; el tema más relevante es el volumen de operación de los mercados cambiarios a nivel global y a nivel local será la posición del peso mexicano en las negociaciones internacionales, donde por cierto ha perdido terreno. 

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En 2010, ocupó la posición número 14; para 2013 saltó a la casilla número ocho (su mejor registro histórico y con una participación de 2.5% del volumen global de divisas negociadas ese año); en la edición del año 2016 retrocedió al peldaño 11; y en 2019 se desplomó al lugar número 14. 

Y justo en la última edición se informó que la operación global del peso alcanzó un promedio diario de 113, 717 millones de dólares y de dicho monto 83% se registró fuera de México debido a la liquidez de la moneda nacional que opera las 24 horas del día y es considerada actualmente la segunda divisa emergente más activa, después del renminbi chino.

El equipo de Banco de México, recaba información de las 20 instituciones con la mayor participación cambiaria y que en conjunto representan más del 90% de la actividad local, así es que los datos son altamente confiables.

El problema es lo que sucede fuera de México donde se opera el mayor volumen de la divisa mexicana, y para tratar de mejorar la medición, en la primera quincena de diciembre del año pasado y luego del cambio de planes en la sucesión del banco central, se firmó un contrato con Refinitiv para que ayude a la medición del volumen foráneo, pero el gran problema es que la compañía que ahora pertenece al London Stock Exchange sigue perdiendo presencia en los sistemas cambiarios del mundo donde llegó a tener hasta 80% de la operación del peso mexicano, y ahora tendrá que recurrir a nuevas fuentes para recabar los datos, y ayudar a mejorar la posición del peso mexicano en la lista global, aunque parece que no será nada fácil.

Nueva encomienda

El cambio de último momento del candidato para el relevo de Alejandro Díaz de León en Banxico, también movió las piezas en el área de comunicación social donde se tenía descontado que con la llegada de Arturo Herrera, Julieta Brambila, que lo había acompañado en Hacienda, sería la nueva vocera del instituto central.

Sin embargo, y luego del ajuste, Brambilia fue reclutada por Graciela Márquez, la nueva y primera en la historia, presidenta del Inegi desde el primer minuto de este año. Ahora a esperar potenciales cambios en la política de comunicación del Inegi de la mano de Julieta Brambilia.