Alrededor del mundo, los gobiernos y las empresas consideradas como no esenciales han tenido que disminuir sus actividades y en algunos casos suspenderlas. Entre ellas, el turismo y las industrias relacionadas.
En México, la Secretaría de Salud (Ssa) indicó que en el caso del hospedaje incluidas las plataformas de alojamiento y las agencias de viajes dejarán de recibir reservaciones y reprogramarán todas las reservaciones hechas durante el periodo de la política de “Sana distancia”, programada hasta ahora para concluir el 30 de abril.
Empresas operadoras de hoteles ya han comenzado los cierres de sus propiedades, por ejemplo Grupo Posadas anunció que durante la última semana de marzo cerraría 76 de sus propiedades, número que continuará creciendo hasta el 13 abril cuando sume en total 105 hoteles cerrados, es decir 49% del inventario administrado.
Fibra Hotel decidió cerrar temporalmente 30 hoteles, en total 3,957 cuartos, y analizan cerrar 20 hoteles más.
Eso aunado a la disminución de actividades de las aerolíneas tienen a viajeros detenidos en países distintos a los de su origen, por lo cual la Secretaría de Salud emitió un protocolo de atención para los “hoteles COVID-19”
Se trata de lineamientos para “la atención para personas de nacionalidad mexicana y
extranjera que se encuentran en territorio nacional mexicano en centros de hospedaje durante la cuarentena obligatoria por COVID-19”, indica el documento presentado durante la conferencia de salud del 7 de abril.
El protocolo se implementó de la mano de la Secretaría de Turismo para el manejo de hoteles en esta emergencia, esto porque todavía hay una gran cantidad de turistas internacionales varados en los hoteles que no han tenido oportunidad de regresar a sus países de origen por cancelaciones de los vuelos de regreso o porque los países han cerrado sus fronteras y han evitado el regreso de los connacionales. El turismo no es una actividad esencial, pero por razones humanitarias mantendrán el servicio a los ciudadanos extranjeros que requieran el hospedaje y ellos deberán comunicarse con sus respectivas oficinas de representación diplomática
,
dijo en conferencia el doctor Ricardo Cortés Alcalá, director general de Promoción de la Salud.
El protocolo indica que para el caso de viajeros con propósitos de viajes esenciales podrán tener una ocupación máxima del 15% y se requerirá de un comprobante de la empresa para la que trabaja especificando el ramo del que se trata.
Las Secretarías Estatales de Turismo en coordinación con las asociaciones nacionales de
la industria hotelera definirán un listado de centros de hospedaje destinados a
concentrar a todos los huéspedes nacionales y extranjeros con síntomas respiratorios
(Hotel COVID) y a huéspedes extranjeros sin síntomas respiratorios (Hotel No COVID) en
tanto estos esperan el apoyo de sus respectivos gobiernos para su trámite de
repatriación.
Los centros de hospedaje habilitados para la atención de la contingencia serán
preferentemente aquellos que cuenten con servicio médico y mantendrán comunicación
estrecha con los servicios estatales de salud.
También se autoriza a los miembros de las asociaciones nacionales de la industria hotelera a que, por razones humanitarias, permitan de manera restringida a ciudadanos extranjeros
hospedarse en las instalaciones de los centros de hospedaje definidos, y la movilidad de los huéspedes será estrictamente limitada a las habitaciones en las que se encuentren.
Las instalaciones compartidas como albercas, gimnasios, spa, restaurantes, centros de entretenimiento y salas de negocios deberán permanecer cerrados y los huéspedes están obligados a comunicarse con las oficinas diplomáticas de sus países para gestionar el regreso a sus hogares y la cobertura del pago de del hospedaje y alimentación, mientras que los centros de hospedaje deben aplicar tarifas preferenciales para alojar a visitantes extranjeros con necesidad de aislamiento por un mínimo de 14 días, o hasta nuevo aviso de las autoridades sanitarias.
Desde el punto de vista de la operación de los hoteles, la Secretaría también publicó un protocolo de limpieza y ordenó que se vigile el estado de salud de los trabajadores así como el descanso obligado del personal identificado como población de riesgo, como adultos mayores, mujeres embarazadas o personas que sufran de enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión.