La Ciudad de México es una de las más congestionadas del mundo, lo cual la convierte en uno de los mercados más atractivos del país para las aplicaciones de movilidad, sin embargo estas avanzan más rápido que la regulación.
A nivel mundial, las aplicaciones móviles tuvieron ingresos de más de 365,000 millones de dólares en 2018 y se espera que para el 2023 el monto se triplique, de acuerdo con información de la consultora Statista.
Dentro de ese universo, las aplicaciones relacionadas con movilidad se encuentran en segundo lugar en descargas, solo detrás de las relacionadas con juegos y entretenimiento.
Las principales razones por las cuales han aumentado su popularidad es que resultan una alternativa ante la inseguridad, por comodidad, o porque brindan mejor servicio que los transportes tradicionales.
Su uso sigue avanzando, mientras los intentos por regularizar su operación han tenido resultados cuestionados. El primer caso fueron las aplicaciones de taxi a las que se les ha solicitado el pago de impuestos, así como la certificación y registro de sus conductores y recientemente datos más detallados sobre los viajes que realizan.
Mientras las aplicaciones acceden con recelo, los taxistas concesionarios siguen sin estar conformes pues consideran que no compiten bajo las mismas circunstancias.
Otro ejemplo es la regulación de bicicletas compartidas sin anclaje y los monopatines. Aunque comenzaron a operar aproximadamente desde 2017 con permisos temporales, se popularizaron durante 2018 y no fue hasta ya entrado el 2019 que tuvieron una regulación específica que ordenara su uso y la prestación del servicio.
Sin embargo, la regulación limitó el número de participantes y la cantidad de equipos que podían estar en circulación, por lo cual algunos competidores quedaron inconformes, interpusieron amparos o continúan dando servicio al margen de la ley.
Queda pendiente un tercer sector de movilidad, el de los vehículos de alta capacidad compartidos. Actualmente hay tres empresas operadoras Jetty, Urbvan y Bussi. Estas camionetas y camiones circulan en la Ciudad de México y zona metropolitana, con rutas fijas hacía los principales corredores de oficinas ( Polanco, Reforma, Santa Fe, entre otras).
“No existe una verdadera vinculación en el transporte entre el Estado de México y la CDMX y eso limita las opciones porque la gente tiene que decidir entre irse en el transporte público apachurrado e inseguro o estar atrapado en su auto por horas” explica Víctor Cossio cofundador de Bussi sobre el recibimiento que han tenido por parte de los usuarios. Solo esta aplicación tiene más de 20,000 usuarios activos.
Bussi al igual que la competencia se encuentran en un limbo de regulación, pues las categorías existentes en la Ley de movilidad del Distrito Federal como servicio público de transporte o servicio privado no aplican para ellas.
Hace poco más de cinco meses nos reunimos con autoridades y nos comentaron que estábamos dentro del visor de la regulación. Porque muchos de nosotros cuando iniciamos (2016) tramitamos permisos de aplicación y en esta administración ya nos dijeron que no sirven y que habrá una regulación a la medida
comentó en entrevista el cofundador de Bussi. Sin embargo no ha habido avances.
Lo han resuelto cumpliendo requisitos como la certificación de vehículos de transporte, licencias para los conductores y en el caso del Estado de México el pago de una contraprestación equivalente al 1.25% del costo de cada ticket. En la CDMX no se les ha exigido el pago de contraprestación por la falta de claridad legal.
La falta de homologación de criterios les ha traído dificultades, por ejemplo la retención de unidades tras la ejecución de operativos del Instituto de Verificación Administrativa (INVEA).
A inicios de noviembre un operativo coordinado entre el INVEA y la Secretaría de Movilidad obligaron a Bussi y Urbvan a detener su operación a causa de revisiones, lo cual generó afectaciones también a los usuarios.
Entendemos que las empresas que proveemos este servicio aún somos pocas, por eso no ha sido el centro de atención, y también entendemos que la SEMOVI ha tenido dificultades, primero con los taxistas y luego con los otros transportistas. Pero si queremos un marco legal que nos permita trabajar con certidumbre
, dijo Cossio.
El CEO también buscó a Jetty y Urbvan, aunque no respondieron a la solicitud.
Para el 2020 se tiene programado la instalación de foros de discusión encaminados a generar una regulación nacional. En dichos foros participará también la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, así como organismos locales y de acuerdo con Cossio, las aplicaciones también han sido invitadas a participar en el diálogo.