A medida que la población mundial mayor a 65 años aumenta -se espera que crezca 126% entre 2018 y 2050-, la ciencia y la tecnología buscan cómo lograr que las personas tengan una vida digna sin ‘comerse’ los recursos públicos ni saturar los sistemas de salud.
En varios países, incluidos Italia, Corea del Sur, Grecia, Portugal, Singapur, Japón y España, la población de más de 65 años aumentará de aproximadamente una quinta parte a más de un tercio para 2050, según datos de Accenture.
La Inteligencia Artificial (IA) ha surgido como una respuesta, gracias al desarrollo de robots que sirven como acompañantes, aunque hay importantes retos que resolver.
La inteligencia artificial puede ayudar con las actividades diarias, incluida la movilidad, la salud y la comunicación, al mismo tiempo que brinda “compañía” a quienes se sienten aislados, considera Accenture.
En esta tecnología los países podrían encontrar una forma de que los adultos mayores vivan de manera independiente en sus hogares por más tiempo.
La IA puede ayudar a los ancianos con sus necesidades diarias, manteniéndolos saludables y liberándolos de algunas de las tareas que requieren más tiempo y son más difíciles físicamente, aunque nunca sustituirán completamente la necesidad de contacto humano frecuente.
Al cuidado de los ancianos
Un ejemplo que llegó hace ya cuatro años es un pequeño robot portátil bautizado como Mabu, el cual ayuda al cuidado de la salud de los ancianos al recordarles a qué hora se tienen que tomar sus medicamentos, si los han olvidado o si es tiempo de hacer algo de ejercicio. Todo personalizado.
“Se siente como si de verdad le importaras, me dice que llame a mi doctor y eso es algo que un amigo haría por ti”, contó a Wired Martha Singleton, paciente de prueba de Mabu.
Pepper, desarrollado por SoftBank en colaboración con Accenture, es otro robot que puede fomentar actividades positivas e identificar anomalías en el comportamiento para alertar a familiares o amigos.
“Puede verte, escucharte y también entenderte y también responder a cualquier cosa que digas. Una de las problemas a los que se enfrenta la tecnología es no ser siempre asequible para los consumidores y Pepper es una manera de acortar esa brecha entre el usuario y la IA”, aseguró Softbank.
Pero antes de empezar…
Aunque la unión de la inteligencia artificial y la ayuda a los adultos mayores puede parecer fácil, existen muchos desafíos que deben abordarse.
Alfabetización digital: Los adultos mayores de 65 años han crecido sin computadoras y pueden sentirse marginados por los sustitutos digitales. En promedio, en Estados Unidos, solo 46% de este sector poblacional tiene un smartphone y solo 50% tiene banda ancha doméstica.
Un diseño amigable: Los diseños de los robots son quizás uno de los principales aliados para convencer a las personas de la tercera edad para dejar entrar a su hogar a un compañero con inteligencia artificial.
Aunque hay que tener en cuenta que un robot que se ve y habla como un ser humano puede ser reconfortante para algunos, pero desconcertante para otros. “Esto plantea muchas preguntas sobre cómo diseñar compañeros de IA. ¿En qué medida deberían emular a las personas y las interacciones humanas? ¿Deberían ser hiperrealistas o más como ciencia ficción?”, cuestiona Accenture.
De acuerdo con la compañía, las características no tienen que ser realistas, pero los diseños antropomorfos pueden ayudar a explotar las señales que los humanos usan para relacionarse, como sonrisas, levantamiento de cejas y otros gestos. “Eso hace que la IA sea más intuitiva y aumenta la capacidad de cualquier máquina para desempeñar un papel de compañía”, asegura.
Financiamiento: muchas de las personas que se beneficiarían más de los compañeros de inteligencia artificial no pueden pagarlos o no los comprarían. Por ejemplo, Paro, un asistente de IA en forma de un sello que podría ayudar a aliviar los síntomas de la demencia, cuesta 6,400 dólares, un precio prohibitivo para la mayoría.
Planes de crédito y subvenciones, la atención médica y otros tipos de apoyo para las personas mayores es un desafío central para cuidar adecuadamente al envejecimiento de la población.