El Programa de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México es un buen inicio para mitigar las causas fundamentales de la migración, pero se trata de un proyecto a largo plazo que incluso podría tener efectos adversos en un futuro próximo, por lo que habrá que ser pacientes, advirtien expertos.

Josiah Heyman, director del Centro de Estudios Interamericanos y Fronterizos de la UTEP, explicó que el programa es la respuesta apropiada por parte de México, sin embargo es importante entender que la reducción de la migración no se puede realizar de forma inmediata.

En un largo plazo, el objetivo del programa debería ser mejorar la calidad de vida de la población centroamericana, pero en un corto plazo se debe responder a problemas más inmediatos como la seguridad pública(…) Creo que debe intentar mejorarse la política alrededor de la seguridad y creo que es algo que se debió haber incluido en el programa

Josiah Heyman, director del Centro de Estudios Interamericanos y Fronterizos de la UTEP

Heyman explicó que Estados Unidos ya tenía programas de asistencia a Centroamérica en materia de seguridad, pero estos programas fueron recortados por Donald Trump en lo que calificó como “un berrinche”. Irónicamente, estos programas son los que podrían tener un mayor impacto en la reducción de migración a Estados Unidos.

Este conjunto de programas creció de forma importante con Barack Obama: en 2016, en presupuesto estadounidense incluía mil millones de dólares en un plan para “atacar las causas fundamentales de la migración: violencia, pobreza y falta de empleo”. Este apoyo sólo duró dos años, y en marzo Trump detuvo el envío de 500 millones provenientes del presupuesto 2018, que aún no habían sido entregados. Durante el anuncio dijo que se trataba de “una tremenda cantidad de dinero que ya no vamos a pagar porque no han hecho nada por nosotros”.

Tras la cancelación, Ken Baker, director ejecutivo de Glasswing International dijo que esta cancelación aminoraría su habilidad de “Llegar a (los migrantes) antes de que salgan para Estados Unidos. Cuando el problema llega a la frontera (México-EU) ya es demasiado tarde”.

Además, Heyman señaló que cuando los migrantes potenciales mejoran su nivel de educación, es posible que no encuentren un trabajo adecuado a sus habilidades, por lo que esto podría potenciar la migración mientras la demanda de trabajo alcanza a la oferta.

Por su parte, Matthew Lorenzen, Investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, advirtió que el éxito del programa depende de la posibilidad de aumentar la recaudación en México y el triángulo del norte, además de la disponibilidad que tenga Estados Unidos para anexarse al programa, pues de otra forma será complicado reunir las cantidades necesarias para financiar los proyectos sugeridos.

Lorenzen también comentó que este programa está pensado a gran escala, pero existen otros proyectos de pequeña escala, como la infraestructura en hogares de escasos recursos y los apoyos agrícolas, que podrían impactar de forma importante la cantidad de migrantes provenientes de Centroamérica.

Finalmente, Heyman hizo un llamado a la población para que dejemos de pensar que la meta es detener la migración.

La meta debería ser que la gente no quiera migrar porque están en riesgo o porque están sufriendo. No buscamos detener el movimiento, sino detener estas causas.

Josiah Heyman, director del Centro de Estudios Interamericanos y Fronterizos de la UTEP