Los aparatos eléctricos han tenido una rápida transformación en años recientes, que ha resultado en productos con funciones más especializadas que resultan más difíciles de reparar para los consumidores.

Las empresas defienden que se requieren de manos calificadas para realizar mantenimiento y reparaciones y seguir respetando la garantía, pero un creciente movimiento a nivel mundial lucha por evitar el desperdicio y otorgar a los clientes el “derecho a reparar” su propiedad.

El movimiento comenzó en Estados Unidos en 2012, cuando el estado de Massachusetts aprobó la primera ley que obligaba a las automotrices a otorgar a cada uno de sus clientes la información necesaria para realizar sus propias reparaciones.

En 2018, la mayoría de las organizaciones de empresas automotrices de Estados Unidos se había comprometido a respetar esta ley a nivel federal. Sin embargo, empresas como Tesla aprovecharon algunos huecos en la ley para evitar esta responsabilidad, lo que llevó al ajuste de las reglas durante la elección de 2020.

El gobierno espera que esta ley devenga en una plataforma abierta de datos que los consumidores y los pequeños talleres mecánicos podrán consultar a partir de 2022, con el objetivo de que cualquiera sea capaz de realizar las reparaciones pertinentes sin involucrar a los fabricantes.

El sector de los aparatos electrónicos, uno de los que genera mayor desperdicio a nivel mundial, se ha rehusado a ser parte de esta revolución. El creciente número de marcas que sólo permiten reparaciones mediante la compra directa de refacciones ha encendido las alarmas de las autoridades de competencia, por lo que los gobiernos europeo y estadounidense han intentado reglamentar esta práctica.

A finales de noviembre, el Parlamento de la UE adoptó el reporte en productos sustentables, lo que la organización Right To Repare Europe consideró como un gran triunfo, pues los representantes se unieron a través de divisiones políticas para defender a los consumidores y al medio ambiente en la lucha contra los productos desechables.

El pasado 25 de noviembre, la Comisión Europea votó a favor de aprobar una ley de derecho a reparar que podría abarcar teléfonos, tabletas, computadoras y consolas de videojuegos a partir del próximo año. El objetivo es “hacer las reparaciones más sencillas y atractivas a los consumidores, otorgando garantías a las partes reparadas o mejor acceso a la información de reparación y mantenimiento de equipos”.

La Comisión ahora trabaja en un sistema de etiquetado que informará a los usuarios sobre la facilidad de reparación de los productos nuevos, y el siguiente paso será atacar los diseños que previenen las reparaciones y las prácticas que empeoran el desempeño de productos a través de actualizaciones de software.

El movimiento afectará principalmente a marcas como Apple, que en el pasado han sido criticadas por la dificultad que representa reparar sus productos. La compañía defiende que están velando por los intereses de sus usuarios al garantizar que las reparaciones son realizadas con un alto estándar de calidad, pero la presión ha llevado a que Apple prometa aumentar la cantidad de herramientas y refacciones que pone a disposición de las tiendas de reparación.

La nueva reglamentación también ayudará a disminuir la incidencia de problemas como los que experimentó el Nintendo Switch durante su lanzamiento: una falla en las palancas de los controles llevaron a una demanda colectiva que aún se encuentra en proceso de arbitraje.

Por ahora, la ley sólo existe en Europa, pero la naturaleza global de los productos electrónicos podría traducirse en que estos aparatos más sencillos de reparar también lleguen a México.