En 2017, Aime Medina, de 24 años, decidió darle una oportunidad a Airbnb para localizar alojamiento durante un viaje que hizo a Europa.

La búsqueda fue rápida y fácil. Aplicó los filtros necesarios y obtuvo una estancia a mejor precio, comparado con los hoteles disponibles, además de una nueva experiencia que la industria tradicional no le brindaba.

“Estuve revisando precios y los comparé con los de Airbnb y sí era mucho más barato que un hotel. Además, me gustaron más porque tenía la idea de conocer a las personas que me hospedarían y convivir con ellas”, comenta Aime.

La plataforma de Airbnb fue creada en 2008 por Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk en San Francisco, California. En un inicio era un sitio web sencillo que ofrecía un directorio de habitaciones y departamentos como alternativa más económica de hospedaje.

La idea pasó de rentar un espacio del departamento de Brian y Joe, que incluía colchones inflables, a un bed and breakfast de diseñador.

Al comienzo no fue fácil que los inversionistas se fijaran en la startup. Incluso, lanzaron dos versiones previas a su consolidación. En el verano de 2008 presentaron la versión final de Air Bed and Breakfast para reunirse con fondos de inversión.

La presentación realizada para 15 ángeles inversionistas los dejaron con ocho rechazos y el resto los ignoró.

No se imaginaron el negocio que dejaron pasar

En 10 años, Airbnb se convirtió para la industria hotelera en lo que Netflix para el sector de entretenimiento, o Uber en el negocio de taxis: un jugador disruptivo, incómodo y con grandes posibilidades de obtener una participación relevante del mercado.

Pero no todos los inversionistas desestimaron a Airbnb. Las inyecciones de capital de firmas como Andreessen Horowitz o el mismo JP Morgan llevaron a que la empresa de Silicon Valley alcanzara una valuación de 31,000 millones de dólares, mayor al valor de mercado conjunto de cadenas de hoteles como Intercontinental, Hyatt y Wyndham.

La inversión que ha tenido Airbnb y que llega a los 4,400 millones de dólares, según Crunchbase, le permitió que actualmente opere en 191 países y en más de 65,000 ciudades en el mundo.

Airbnb, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), se ha convertido en uno de los principales actores dentro del segmento de hogares compartidos.

En una década, el unicornio logró también superar a las grandes cadenas de hoteles en número de espacios. El número de alojamientos que ofrece es casi cuatro veces mayor al número de habitaciones con las que cuenta la cadena Marriott.

El crecimiento de espacios de Airbnb puede estar relacionado, de acuerdo con el estudio Airbnb en la Ciudad de México, elaborado por el IMCO, con una creciente demanda a nivel mundial de prácticas únicas, interactivas y más auténticas. Es decir, “experiencias diferentes a los productos y servicios masificados y estandarizados”, señala el estudio.

Me quedo con Airbnb porque se me hace más fácil usar la aplicación y es mucho más sencillo de interactuar  a comparación de las páginas de los hoteles. Los alojamientos son bonitos y puedes realmente elegir en el que quieres hospedarte, por ejemplo, puedes rentar un departamento que tenga su propia alberca aunque solo sea por dos noches

Aime Medina, quien ha utilizado el servicio de Airbnb más de seis veces desde 2017

No todas las victorias son para Airbnb

Pese a que la plataforma rebasa a las grandes cadenas de hoteles en el número de espacios y en valor, el ingreso anual de hoteles como Marriot, Hilton y Hyatt es hasta ocho veces mayor al de Airbnb.

Por ejemplo, en 2017 las ventas de Marriott alcanzaron los 22,899 millones de dólares que representa 800% más de lo que Airbnb generó en el mismo año. Sin embargo, la startup ha superado a otras compañías como Hyatt, que reportó ingresos 31% menores a los de Airbnb pese a que opera desde 1957.

El estudio “Análisis del desempeño de Airbnb y hoteles”, realizado por STR en 2017 y que cubre 13 mercados globales (Boston, Ciudad de México, Londres, Los Ángeles, Miami, Nueva Orleans, París, San Francisco, Seattle, Sídney, Tokio y Washington D.C.), determinó que si bien Airbnb crece en la cantidad de alojamientos, el porcentaje de demanda en el mercado y sus ganancias sigue siendo bajo al 4 % y al 3 %, respectivamente.

Alberto Albarrán, director de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, plantea para EL CEO que el gran número de propiedades de Airbnb impacta de manera negativa al sector hotelero, al menos en la capital del país.

Airbnb supera por 21,000 espacios a los 620 hoteles que forman parte de la infraestructura hotelera de la ciudad, de acuerdo con Albarrán. El 75% de la oferta de la ciudad es considerada pequeña y mediana hotelería mientras que el 25% son hoteles de cadena.

Está impactando mucho a esta pequeña y mediana hotelería. Sobre todo, lo que a nosotros no nos parece es que haya una competencia desleal en ese sentido porque para abrir o construir un hotel te puede llevar de uno a dos años. Un negocio de Airbnb lo puedes aperturar en 38 o 40 minutos en la plataforma

Alberto Albarrán, director de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México

Albarrán considera que la inversión de un anfitrión de Airbnb es mucho menor en comparación con la de un propietario de hoteles. Ejemplifica que un cuarto de hotel, dependiendo del modelo de negocio, puede llegar  a costar entre 300,000 y 600,000 pesos, cuando en un espacio de Airbnb es casi mínima.

El directivo también resalta una desventaja en cuanto a los requerimientos que se les demanda a los hoteles. Un hotel, por ejemplo, es susceptible cada año de verificaciones.

“Tiene que pasar por 170 trámites para poder renovar licencias de construcción, verificaciones de la PROFECO, verificaciones de Seguro Social, pagar luz comercial y agua comercial, pagar uso de suelo. Tienes que capacitar al personal cada año. La Secretaría de Turismo tiene que verificar. Pagas un seguro de responsabilidad civil contra terceros. Son muchos trámites  que un hotel debe cumplir para poder operar”, expone Alberto.

¿Economía colaborativa?

En algunas ciudades, muchos de los alojamientos se concentran en manos de algunos anfitriones que poseen más de dos propiedades.

El estudio realizado por el IMCO detalla que las plataformas de hogares compartidos no solo afectan al sector hotelero, sino también a los mercados de rentas porque varios dueños prefieren rentar sus propiedades en plataformas como Airbnb en lugar del mercado tradicional de bienes raíces.

Del 100% de las propiedades que hay en la ciudad, según Albarrán, aproximadamente 25% de esos anfitriones tienen una, dos o más propiedades. Considera que con esto no solo están afectando la ocupación de la hotelería, sino también podrían impactar en otros negocios como el arrendamiento de departamento y casas.

Albarrán dice que el concepto de economía colaborativa con el que surgió Airbnb pierde sentido.

Sin embargo, los huéspedes que utilizan Airbnb sí pagan un impuesto.

En junio de 2017, la Ciudad de México se convirtió en la primera urbe de América Latina en cobrar impuestos a Airbnb. Posteriormente Yucatán, Sinaloa, Quintana Roo y Oaxaca se sumaron a las ciudades en las que los anfitriones de la plataforma deben pagar un gravamen de 3%, conocido como Impuesto por la Prestación de Servicios de Hospedaje.

Albarrán comenta que el sector hotelero considera que esta medida no es suficiente. Opina que se tiene que regular en otros temas que la hotelería es susceptible, por ejemplo, Protección Civil.

“Hemos propuesto y colaborado con otras acciones que se han desarrollado en otros países  donde a los anfitriones les ha delimitado, por ejemplo, ciertos requisitos: tienes que ser anfitrión de tu propiedad y demostrar que viviste ahí o que vives ahí un tiempo determinado, rentarlo solo un tiempo, que puede ir de 3 a 6 meses y la misma plataforma los va controlando. Esa es una manera en la que se podrían regular estas propiedades”, concluye.  

El IMCO plantea que la economía colaborativa representa un reto para los modelos tradicionales de regulación pública. Aunque las plataformas podrían desempeñar un papel importante en el intercambio de información que serviría al desarrollo de regulaciones más flexibles.

“Los datos pueden ayudar a que las autoridades diseñen e implementen políticas públicas mejor orientadas; así como de servicios públicos que beneficien y protejan los intereses a largo plazo de todos los actores”, explica el organismo en el estudio del IMCO.

En los últimos tres años, la ocupación hotelera en CDMX ha caído tres puntos porcentuales.

Este descenso podría deberse a diversos factores como el pasado sismo, debido a que algunos hoteles dejaron de prestar servicio, están en remodelación o se van a tener que construir nuevos. Aunado a la denominada oferta extrahotelera, que son espacios ofertados por Airbnb, de acuerdo con Albarrán.

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