En las filas del próximo gobierno, tres personajes del círculo cercano a Claudia Sheinbaum buscan convertirse en “enlace” entre el gobierno y el sector empresarial. Una posición que en el pasado ocupó el polémico empresario regiomontano Alfonso Romo; encargado de mediar los grandes intereses empresariales con el movimiento de “izquierda” del obradorismo.
EL CEO consultó a fuentes cercanas al círculo de Sheinbaum, quienes barajan tres nombres –con notables diferencias biográficas– para el trabajo que desempeñó Romo: Altagracia Gómez Sierra, heredera del conglomerado jalisciense Promotora Empresarial de Occidente (PEO); Francisco Cervantes Díaz, actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE); y, Alfonso Ramírez Cuéllar, exdirigente nacional de Morena.
Tanto Gómez Sierra como Cervantes Díaz son empresarios que buscan consolidar grandes proyectos industriales en el sureste mexicano –una región históricamente rezagada– así como en otras zonas económicas deprimidas. Aprovechando el fenómeno de relocalización industrial conocida como el nearshoring y potencializando el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Ramírez Cuéllar aparece como un “contrapeso” a ambos: posee una trayectoria política de más de 30 años, en la que, a través del movimiento social de “izquierda” El Barzón, ha construido nexos con representantes de diversos sectores productivos. Es decir, micros, pequeñas y medianas empresas que buscan ampliar su impacto en la producción económica nacional y en la agenda del próximo gobierno.
La última palabra la tendrá Claudia Sheinbaum aunque también podría incluirlos a los tres en su gobierno para tratar diferentes temas con la iniciativa privada.
Además de estos perfiles, dentro de su equipo también suenan otros nombres para impulsar la agenda del “segundo piso de la Cuarta Transformación” y mantener la “paz” entre la iniciativa privada y el gobierno federal en aras de impulsar el crecimiento económico.
Altagracia Gómez Sierra, la “amiga” de Claudia Sheinbaum
En las esferas empresariales vaticinan que Altagracia Gómez Sierra asumirá el rol de enlace de Claudia Sheinbaum con la iniciativa privada; de hecho, ella participó en el cuarto de guerra de campaña donde se delinearon algunos puntos en materia económica del “Proyecto de Nación 2024-2030”.
Aunque Gómez Sierra asegura no tener un interés específico, ni buscar un puesto en el gabinete, Sheinbaum podría posicionarla al frente de alguna secretaría, la Oficina de la Presidencia o un puesto honorario para vincularse con el sector empresarial, como sucedió con Alfonso Romo en los dos primeros años del presente gobierno.
En entrevista exclusiva para EL CEO, dijo: “La realidad es que estoy muy contenta en mis empresas y yo siempre digo que entre presidentas nos entendemos muy bien, no es un tema”. Y adelantó que, en los próximos días, se reunirá con empresarios, en “la idea de [los] diálogos por la transformación”.
La joven empresaria ha sido la interlocutora de Sheinbaum con representantes industriales con los que tiene intereses. Como coordinadora de Desarrollo Económico Regional de la campaña de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, sostuvo mesas de diálogo con empresarios de las industrias de la construcción e infraestructura, automotriz y agroalimentaria.
Altagracia Gómez tomó recientemente las riendas de los negocios familiares (PEO y Grupo G), donde está agrupada Minsa, el segundo mayor productor de harina de maíz en el país, después de Maseca. También posee representación en el fabricante de autobuses y camiones Dina –empresa privatizada en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari– que provee parte de la flotilla de camiones de la Red de Movilidad Integrada en la Ciudad de México (Metrobús y RTP).
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Las relaciones que ha labrado la empresaria jalisciense también se extienden a la llamada “economía digital”, que buscará tener un mayor protagonismo en el dinamismo de la economía nacional. Ocupó el cargo de Chief External Affairs Officer de la startup Clip, y en privado dice poseer un fondo para invertir en empresas tecnológicas.
Si bien Gómez Sierra todavía no está directamente relacionada con los “pesos pesados” de los negocios como Carlos Slim Helú, Germán Larrea o Ricardo Salinas Pliego, ya aparece en los primeros puestos de las listas de las mujeres de los negocios más influyentes de México. De acuerdo con datos de MarketScreener, la red empresarial de Altagracia Gómez se extiende a más de 40 razones sociales, vinculadas a ella o a su círculo más cercano.
El primer acercamiento de Altagracia Gómez con Claudia Sheinbaum se produjo en 2022, durante una visita de Sheinbaum a Jalisco por la implementación del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), medida implementada por el presidente López Obrador para paliar los efectos recesivos de la pandemia.
No obstante, fuentes cercanas al equipo de la presidenta electa relatan que hubo encuentros anteriores orquestados por terceros, además de que coincidieron en iniciativas para apoyar a mujeres empresarias.
A partir de entonces, el nombre de Altagracia Gómez comenzó a tomar fuerza gracias a su cercanía con Sheinbaum. Todo esto a pesar de que en el 2021 Dina perdió una licitación de transporte público en la Ciudad de México.
En foros en los que ha participado, la empresaria ha delineado el modelo a seguir en materia económica del primer gobierno encabezado por una mujer: atraer inversiones “con perspectiva regional incluyente” para detonar el nearshoring y así crear las condiciones para un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5% hacia el quinto año de gobierno.
Además, propone que se integren “10 Polos del desarrollo para el Bienestar”, un proyecto que inicialmente fue delineado por Francisco Cervantes Díaz cuando encabezó la Concamin; Cervantes también se perfila para ser el enlace del gobierno con la IP.
Francisco Cervantes Díaz, el empresario de la 4T
En marzo de 2022, Cervantes tomó posesión como presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), organismo vinculado al Consejo Mexicano de Negocios (CMN). Sustituyó a Carlos Salazar Lomelín, allegado a Grupo Femsa y quien, en los tres primeros tres años de López Obrador, logró cerrar la distancia entre el gobierno y el sector empresarial. Luego perdió relación con el presidente López Obrador.
Cervantes Díaz se desempeñó como presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), de marzo de 2018 a septiembre de 2021. La propia Concamin le reconoce como un “empresario afín al mandatario Andrés Manuel López Obrador”.
No es para menos: el organismo patronal impulsó el informe “Hacia una Industria del Futuro, Propuesta de los Industriales de México”, que, según la organización, conjuga la política industrial que López Obrador plasmó en “La Nueva Política Económica Industrial en el Plan Nacional de Desarrollo (2019-2024)”.
La cercanía de López Obrador y Cervantes Díaz data de junio del 2018, cuando el empresario fue uno de los primeros representantes empresariales que respaldaron el triunfo obradorista, además de que abrazó tempranamente la política industrial enfocada a tres obras prioritarias: la Refinería de Dos Bocas, Tren Maya y el Corredor Interoceánico.
López Obrador lo ha elogiado como una “extraordinaria persona, un buen empresario, con dimensión social, que está a favor del “cambio verdadero”.
Cervantes Díaz fue un empresario asociado al Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, A.C. (IDIC); un think tank (laboratorio de ideas) fundado por el economista René Villarreal, quien encabezó el ala de economistas de izquierda en la tecnocracia salinista.
En 2019, tanto Francisco Cervantes Díaz, entonces presidente de la Concamin, como el presidente Andrés López Obrador, junto con el entonces gobernador oaxaqueño Alejandro Murat Hinojosa convocaron al panel “‘Hacia un Sur-Sureste del Futuro” donde se forjó el llamado “Pacto Oaxaca”.
Dicho acuerdo también convocó a los gobernadores de Campeche, Chiapas, Guerrero, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán, Veracruz y Oaxaca, así como a diversos inversionistas agrupados por la Concamin, quienes influyeron en la política industrial del Corredor Interoceánico.
A este grupo se le reconoce la concepción de los Polos de Desarrollo del Bienestar, donde además del desarrollo de infraestructura energética, carretera e industrial, apoyaron la idea de construir “zonas francas” para atraer inversiones nacionales e internacionales.
Si bien en 2024 Cervantes Díaz también descartó haber recibido una invitación para formar parte del equipo de Claudia Sheinbaum, por su cercanía con la pasada administración su nombre suena para ocupar al menos un puesto honorario. “Yo sólo veo en la prensa, que dicen eso. No hay ninguna invitación ni nada”, dijo recientemente.
Cervantes Díaz ha sido uno de los empresarios que reunió a 22 líderes empresariales, a mediados de la campaña, para apoyar la construcción de 100 parques industriales que buscan captar las inversiones del nearshoring, los cuales estarían ubicados en los Polos del Bienestar que pretende construir la virtual presidenta electa.
Alfonso Ramírez Cuéllar, un salto desde la “izquierda”
El exdiputado federal fue nombrado por Claudia Sheinbaum como coordinador de Sectores Económicos y Productivos de la campaña, un rol que también desempeñó Gerardo Fernández Noroña tras perder la precandidatura presidencial por la coalición “Sigamos Haciendo Historia”. En la década de 1990, ambos políticos protagonizaron movimientos sociales de “izquierda” para defender a pequeños productores deudores de la banca.
En noviembre pasado, Ramírez Cuellar trabajó junto con representantes de diversos sectores productivos (construcción, turismo, financiero, agroalimentario, manufacturero, exportador) en la realización de un decálogo económico para integrarlo en la agenda de Sheinbaum.
Además, en marzo de este año se involucró en la quiebra de Altos Hornos de México (AHMSA) como representante de los trabajadores afectados. Gracias a esta intermediación, Sheinbaum acordó la creación de una comisión para atender las demandas de dichos trabajadores.
En la década de 1990, Ramírez Cuéllar utilizó su ascenso político para construir relaciones con empresarios de diversos sectores productivos –que antes formaron parte de un movimiento social de izquierda–, principalmente en la agroindustria.
Fuentes consultadas señalan que en reuniones recientes con dichos representantes, Ramírez Cuéllar se presentó como el “enlace” de la próxima presidenta de México con el sector empresarial, una idea que no suena descabellada por la cercanía que ha mantenido con políticos que hoy están afiliados a la “Cuarta Transformación”.
Su figura cobró relevancia cuando fundó El Barzón A.C., asociación que protegió a los deudores de la banca, y que se opuso al traslado de los pasivos del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) a la deuda pública.
Al igual que Fernández Noroña, ambos defendieron a deudores de la banca afectados por la crisis económica de 1995, y le caracteriza una forma de hacer política poco ortodoxa.
Un tribunal de alzada sentenció a Ramírez Cuéllar a seis meses de prisión por los delitos de motín y daño a propiedad ajena, luego de la toma “violenta” de la Cámara de Diputados el 10 de diciembre de 2002, en la que miembros de El Barzón ingresaron a caballo al recinto legislativo.
El segundo delito que se le imputó nunca prosperó, por lo que a partir del 2005 el proceso judicial en su contra fue suspendido, pero en 2008 un tribunal federal confirmó la sentencia condenatoria de seis meses de prisión. No fue detenido porque contaba con una suspensión definitiva contra la orden de aprehensión.
A la par de aquel “liderazgo social” comenzó su carrera política. En 1997 fue postulado por el PRD como diputado federal en la LVII legislatura, donde tuvo su primer acercamiento con las finanzas públicas, al fungir como secretario de la Comisión de Hacienda y Crédito Público.
Fue en el 2000 que se acercó al presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de que éste ganó la jefatura de gobierno de la Ciudad de México (entonces Distrito Federal). Desde las esferas de poder mantuvo una relación con los movimientos agrarios, a través de El Barzón, que se convirtió en su fuerza de base.
Alfonso Ramírez Cuéllar rompió filas con el PRD en 2014 para sumarse al nuevo proyecto de López Obrador: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), donde fue diputado federal al Congreso de la Unión por el distrito 14 de la Ciudad de México de 2018 hasta el 26 de enero de 2020 cuando solicitó licencia para separarse de sus funciones
En ese año fue electo presidente de dicho partido, nombramiento que duró solo unos meses, ya que causó fricciones con dos figuras clave del partido: Yeidckol Polevnsky (quien ostentaba ese cargo) y Mario Delgado, quien terminó por reemplazarlo.
¿Claudia Sheinbaum buscará el pragmatismo?
En el cierre de campaña celebrado el pasado 29 de mayo en la plancha del zócalo capitalino, Claudia Sheinbaum delineó 20 ejes prioritarios de su proyecto de gobierno, en su mayoría acciones económicas. También se contemplaron proyectos que emergieron en los 400 foros de los “Diálogos por la Transformación”, algunos de los cuales fueron mediados por Altagracia Gómez, Francisco Cervantes y Alfonso Ramírez Cuéllar.
La virtual presidenta electa de México adelantó durante la campaña que buscará consolidar los proyectos “insignia” del gobierno de López Obrador: el Tren Maya, el Tren Interoceánico, la Refinería Dos Bocas, obras que contaron con una amplia participación de la iniciativa privada.
Dijo también que cumplirá la promesa del obradorismo de “dividir al poder político y el poder económico”. Sin embargo, también ha construido los puentes con las esferas empresariales a través de los personajes que se perfilan como enlaces con los sectores productivos, y que a su vez impulsan agendas propias.
Así lo hizo el presidente López Obrador a través de la figura de Alfonso Romo, quien facilitó el acercamiento del movimiento autodenominado como la “Cuarta Transformación” con los “pesos pesados” del país y calmó los ánimos de los empresarios a quienes el mandatario consideraba en el pasado como “sus adversarios”.
Claudia Sheinbaum dijo en su última presentación previo a la jornada electoral del 2 de junio, que la victoria del “segundo piso de la transformación también es un triunfo para las mujeres”. A su vez, la presidenta electa ha impulsado a mujeres del universo emprendedor para liderar su agenda económica, entre quienes, según se comenta en su círculo, Altagracia Gómez lleva la batuta.
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Con información de Camila Ayala Espinosa
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