En sólo seis años, la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) perdió prácticamente la mitad de su valor. Pese a las facilidades prestadas por los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, BIVA se sostiene de “canibalizar” las ya de por sí acotadas empresas que llegan al mercado bursátil, y aunque posee algunos “salvavidas”, le queda poco tiempo para ser un negocio rentable y seguir con vida.

Las malas señales no amainan el ánimo de Santiago Urquiza, presidente y uno de los fundadores de BIVA, quien asegura que “viene una etapa de crecimiento del valor”. Una promesa que él y sus socios mantienen desde hace varios años, sin que haya una fecha precisa para el ansiado despunte.

Los inversionistas están viendo que viene una plusvalía importante. Nosotros creemos que en tres o cuatro años podemos tener un crecimiento de dos o tres veces el tamaño; la nueva Ley del Mercado de Valores va a ayudar, así como nuevas líneas de negocio. Una empresa tiene que estar en continuo crecimiento

 dice Urquiza en entrevista para EL CEO. 

Lo cierto es que la supervivencia de BIVA –que inició operaciones el 25 de julio de 2018– se acota a tres posibles fuentes de oxígeno que, por el momento, tampoco garantizan que prolongue su existencia de forma indefinida:

O quizá, como ha sucedido desde su nacimiento, recibir intervención gubernamental para tener un empujón adicional y mantener el negocio con respiración artificial. 

Fuentes consultadas por EL CEO –que prefieren el anonimato– afirman que la administración de López Obrador ha sido pieza clave para sostener a BIVA. El gobierno considera que la “quiebra” o el “posible cierre” de una bolsa de valores podría generar una “mala imagen” ante los ojos de inversionistas internacionales. 

Esto a su vez implica un costo político que la autodenominada “Cuarta Transformación” no puede correr, mucho menos en tiempos electorales. 

BIVA, el origen en el sexenio de Peña Nieto

Desde el nacimiento de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), tres pilares sostuvieron su lanzamiento: el impulso gubernamental, la promoción mediática y la utilización de altas expectativas. Hasta estos días, dichos ejes son el sostén de BIVA, pero no han alcanzado para cumplir con la promesa de ampliar el mercado accionario. BIVA se ha convertido en una bomba de tiempo. 

Para entender el origen de BIVA es necesario volver nueve años atrás: 

Dos empresas fueron clave para su constitución: por un lado, LIV Capital, y por el otro, la Central de Corretajes (Cencor), encabezada por Santiago Urquiza. La primera está conformada por el vicepresidente, Humberto Zesati González, el cofundador y socio director, Alexander Roger Rossi, y el managing partner, Miguel Ángel Dávila Guzmán. 

Para fondear el proyecto de BIVA, LIV Capital lanzó en 2015 un Certificado de Capital de Desarrollo (CKD) en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) con el que captó recursos para el proyecto. Una parte tomó participaciones accionarias de Cencor, con la participación de Enlace, PIP y BIVA, y con la cual el CKD levantó 875.3 millones de pesos.

El CKD de LIV Capital es un vehículo de capital privado, también conocido por ser un instrumento estructurado que destina inversión a diversos proyectos, y luego obtener rendimientos.

La primera emisión fue entre septiembre de 2016 y febrero de 2018, donde recogió 525.3 millones de pesos en acciones de la Serie A. La segunda, entre julio de 2018 y enero de 2020, donde recogió 350 millones de pesos en acciones de la serie B. 

Fue hasta octubre de 2015 cuando Urquiza anunció públicamente que estaba solicitando a las autoridades financieras el título de concesión para operar una nueva bolsa de valores.

En ese momento, dijo tener el beneplácito del gobierno en turno: en diversas ocasiones mencionó que estaba trabajando con Agustín Carstens, entonces gobernador del Banco de México (Banxico), y Luis Videgaray Caso, quien se desempeñaba como secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para llevar el sueño a la realidad. Videgaray era entonces uno de los hombres más cercanos al expresidente Enrique Peña Nieto

La premisa de BIVA fue simple: los mercados crecen con la competencia. 

Y en el proyecto presentando a las autoridades, inversionistas y ahorradores, BIVA se comprometió a listar 50 nuevas empresas en el mercado bursátil, así como incrementar el importe operado en 50%. Todo ello, en un plazo de dos a tres años. 

Tras la estrepitosa salida de Videgaray de la SHCP –luego de la fatídica visita de Donald Trump a los Pinos– José Antonio Meade se encargó de continuar los trámites para convertir a BIVA en una bolsa. Fue así como en agosto de 2017, no solo se ocupó de acelerar los trámites; también organizó un magno evento inaugural al que asistió el propio Peña Nieto, parte de su gabinete, y representantes del sistema financiero.

Para continuar con el proyecto, BIVA requería financiamiento, el cual no consiguió de las instituciones financieras tradicionales: casas de bolsa y bancos. Recurrió a las afores, particularmente a Pensionissste (cuyo director general, José María de la Torre, había sido nombrado por Luis Videgaray), así como de Banamex, Profuturo y Coppel, quienes asumieron el riesgo de la inversión.

BIVA era entonces una promesa, cuyo despunte, se creyó, comenzaría una vez que comenzara a competir con la Bolsa Mexicana de Valores (BMV)

Promesas al aire

En el “campanazo” de BIVA celebrado en julio de 2018, Santiago Urquiza aseguró que el mercado de valores debía ser un detonador del crecimiento económico. El timing parecía inmejorable: desde 2013 varias empresas debutaron en bolsa –entre estas Volaris y Lala– en medio del llamado mexican moment que se dio tras las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto.

La fiesta de presentación de BIVA se realizó al pie del monumento de los Niños Héroes, en la capital del país, y como en el evento en el que se le concedió la licencia de operación un año antes, fue convocada la plana mayor del gobierno federal.

Hoy podemos decir que tenemos como inversionistas del grupo a más de 20 millones de mexicanos, eso significa que uno de cada cuatro mexicanos adultos es socio nuestro

destacó Urquiza. 

“Esto es el mercado de valores –añadió–, esto es la democratización del capital, esto es financiar una empresa con mercado, con dinero mexicano”.

Tres años después del arranque, LIV Capital regresó al mercado con un nuevo vehículo de inversión bajo la clave de pizarra ‘LIVCK 18’ que fue registrado de manera automática en BIVA, ya no en la BMV. El instrumento contempló diversos proyectos a desarrollar para minimizar el posible impacto negativo que pueda llegar a generarse en el supuesto de no cumplir con los objetivos.  

El ‘LIVCK’ invierte en empresas privadas con alto potencial de crecimiento. Este instrumento hoy da financiamiento a Linio, empresa dedicada a la venta de productos de consumo por internet; Grupo Diagnóstico Proa, laboratorios de análisis clínicos con operación en 18 estados de la república mexicana a través de una red de más de 275 sucursales, también conocida como Laboratorios del Chopo; BBB Foods, una cadena de tiendas minorista; y una empresa de tecnología especializada en servicios de digitalización de procesos de negocio.

Además de esas cuatro empresas, Cencor también se encuentra dentro de dicho vehículo.

Más tarde se agregó Covalto, una empresa especializada en resolver las necesidades financieras de las pymes en México con un portafolio de servicios que incluye créditos y arrendamientos, y que adquirió el estatus de “unicornio” al superar una valuación de 1,000 millones de dólares.

BIVA irrumpió en el mercado accionario local con tecnología del Nasdaq y con una alianza firmada con FTSE Rusell –dos de los principales centros accionarios del mercado de Estados Unidos– a fin de crear una metodología que conjuntara a las empresas estratégicas y con la cual podría detonar liquidez en el mercado, con la originación del índice FTSE BIVA. 

Según Urquiza, BIVA cambiaría el rumbo del sector bursátil del país, y tras 50 años de falta de competencia local, dominada por la BMV, inyectó optimismo a sus inversionistas al operar dentro de la segunda economía más grande de América Latina. 

Pandemia, sequía, apatía y canibalismo

El último debut en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) data de 2017, cuando Grupo México Transportes –propiedad del magnate Germán Larrea– lanzó una Oferta Pública Inicial (OPI). Dicho evento marcó el inicio de una época de “sequía” en el mercado bursátil.

Por si fuera poco, la llegada de BIVA también se vio opacada por la pandemia de covid que paralizó por igual a las pequeñas, medianas y grandes empresas que tuvieron que detener su producción. 

El sector, medido a través del Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la BMV –indicador que contiene a las 35 empresas más líquidas y grandes del país–, registró una caída de más de 16% en marzo de 2020. Esto, pocos días después del anuncio del cierre de comercios que no eran “estrictamente necesarios”.

El Banco de México (Banxico), por su parte, emprendió el recorte en la tasa de interés para incentivar el gasto entre los consumidores, pero con la volatilidad del mercado ante la incertidumbre de la reactivación económica, las empresas detuvieron su planes de salir al mercado. 

Desde entonces, la inversión del CKD de Cencor, matriz de Biva, no ha dejado de perder el valor hasta llegar a 505 millones 897,595 pesos, lo que muestra una caída de 46.8% o 445 millones 553,630 pesos menos que hace cuatro años, según los datos reportados por Capital 414.

Analistas consultados por EL CEO muestran opiniones mixtas sobre los comentarios del valuador. Por un lado, un exdirector de análisis que prefirió el anonimato explicó que las valoraciones que realizan son subjetivas, ya que es una aproximación del valor real y los activos tienden a depreciarse en el tiempo, por lo que no necesariamente representa una “buena o mala opinión”.

Sin embargo, un segundo estratega consultado, que también optó por el anonimato, dijo que el documento del valuador es “muy relevante”, ya que da una referencia de cómo evoluciona el dinero que se invirtió y qué tan cerca está de llegar al objetivo establecido por la empresa. 

Por si fuera poco, el pastel del mercado bursátil mexicano comenzó a repartirse entre BIVA y la BMV; 15 empresas decidieron mover su listado al centro accionario que dirige María Ariza, después de haber sido colocados primero en la bolsa comandada por José-Oriol Bosch.

Aun con los vientos en contra, BIVA celebró la llegada de Cox Energy America el 9 de julio de 2020, la última OPI en el mercado de capitales hasta la fecha. La empresa de energías renovables logró recaudar 452.7 millones de pesos, de los 1,000 millones de pesos esperados. Cada acción fue colocada en 31.41 pesos. 

Dos años después, llegó el primer fideicomiso de energía Xinfra Fibra E, que recaudó 1,477 millones de pesos; un año después debutó FibraMX y recientemente se llevó a cabo el listado de Globcash, mejor conocida como Casa Mazatlán, que tras años de postergar su ingreso, finalmente salió a bolsa en febrero de este año, pero sin una oferta pública. 

También, en diciembre de 2022 se colocó un fideicomiso inmobiliario que prometió ser el primero enfocado en el campo mexicano, pero que a la postre entró en una debacle que pone en entredicho su futuro: Agrofibra, empresa que engañó a las Afores y el Infonavit, como reveló EL CEO en días anteriores.

El ingreso de BIVA al mercado ayudó a disminuir los costos de listado y ello permitió que diversas empresas acudieran por deuda. Entre los nombres que destacan están Totalplay, Elektra, Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), Crédito Real, Vinte y Vasconia.

Sin embargo, en estos casi seis años de la existencia de BIVA también se presentó una contracción en el número de emisoras del mercado local. En 2018, se registraban 148 empresas listadas en BMV y en la actualidad el número es de 130 emisoras.  

Las emisoras que han salido de la BMV por temas de valuaciones muy bajas o cambios en sus planes de negocios son: Aeroméxico, Santander México, Bio Pappel, Elementia, Fortaleza Materiales, General de Seguros, Grupo Lala, IEnova, Maxcom, Monex, Rassini y Sanborns.

Además de estas doce compañías, otras como Aleatica, Bachoco, Farmacias Benavides, Hilasal, ICA e Ingeal se encuentran en procesos similares para salir de la BMV.

En este lapso, BIVA logró aumentar su participación de mercado, impulsada principalmente por las disposiciones generales aplicables a las casas de bolsa, también conocida como reforma de mejor ejecución impulsada desde la Secretaría de Hacienda, donde los intermediarios bursátiles deben buscar el mejor precio para ejecutar las órdenes de los clientes. 

Hasta el cierre de 2023, BIVA contaba con el 17% del total del mercado, el restante corresponde a la participación de la BMV, de acuerdo con el reporte financiero de Grupo Bolsa Mexicana.

La mano visible del gobierno

La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido parte esencial en el desarrollo de BIVA. Durante este sexenio se aprobaron una serie de reformas que buscan detonar el crecimiento del mercado accionario.

En su momento, la reforma de mejor ejecución, también conocida como “piso parejo”, generó controversia.

Esta ley obligó a las casas de bolsa a buscar la mejor postura y precio con la finalidad de favorecer al cliente; sin embargo, instituciones como Grupo Financiero Banorte dejaron ver su inconformidad e incluso refirió que la reforma por sí misma generaba problemas de competencia.

Otros señalaron los altos costos que esta reforma traería, además del tiempo para su implementación “mismos que resultarían prácticamente imposibles de atender”, de acuerdo con los comentarios agregados en el primer anteproyecto publicados en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer).

También se impulsó la reforma a la Ley del Mercado de Valores que busca agilizar los procesos para incentivar que las medianas empresas puedan obtener financiamiento más barato en la bolsa, reduciendo los tiempos de los trámites. 

La ley apareció con la vieja premisa de agregar un número relevante de empresas en un corto tiempo. Por ejemplo, la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB), que preside Álvaro García Pimentel, dijo que tiene en puerta a 20 empresas potenciales “listas” para salir al mercado

Dicha ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 28 de diciembre de 2023 y fue catalogada como un “importante” consolidador de México como “Hub Financiero”, de acuerdo con una publicación en la red social X del subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio. 

A ello se agrega la reforma a los fondos de inversión que busca que más inversionistas internacionales puedan participar en la compra de activos de medianas empresas y generar mayor liquidez en el mercado, particularmente, los hedge funds que hasta la fecha sólo operan en mercados sofisticados como el de Estados Unidos.

El sector bursátil está a la espera de las reglas secundarias que trabajan en conjunto la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Hacienda y las dos bolsas de valores. Se contempla que estén listas antes de que termine el primer semestre de 2024.  

Destino incierto

Será el 19 de diciembre de 2025, cuando se extinga el tiempo de vida del Certificado de Inversión de Capital de LIV Capital que nutre a BIVA, de acuerdo con los documentos financieros del vehículo, aunque este puede extenderse dos años más.

A pesar de este panorama, Santiago Urquiza, presidente de Central de Corretaje y de BIVA, indicó en entrevista con EL CEO que la nueva bolsa tiene vida para rato, ya que tienen actores  internacionales “muy interesados en invertir en la empresa”.

De acuerdo con el directivo, si bien es cierto que el instrumento tiene fecha de expiración, en los planes de BIVA está la llegada de un nuevo socio que inyectará capital a la compañía, lo cual es positivo, ya que además de los recursos, también aporta nuevas visiones.

El fondo LIV Capital cumple 10 años en el 2025, entonces son cosas que hay que empezar a planear una salida, creo que todavía no estamos para hacer una OPI, pero pronto tenemos que hacer una OPI (…) típicamente el proceso es que entra un nuevo fondo de inversión, sale LIV, entra un nuevo fondo de inversión

afirmó

Sin embargo, el presidente de BIVA reconoció que aún no han logrado llegar al punto de la rentabilidad, aunque considera que es un proyecto de largo alcance, y que el mercado continuará creciendo con nuevas emisiones de empresas. 

Y aunque admitió que la inversión de LIV Capital sí ha tenido una minusvalía según los datos del valuador, es parte del parte del proceso. En sus palabras, el desarrollo de BIVA  fue complejo y tardó más años de lo que esperaban.

Creemos que viene una etapa de crecimiento del valor y lo están viendo los inversionistas que viene una plusvalía importante, nosotros creemos que en tres o cuatro años podamos tener un crecimiento en dos o tres veces su tamaño; la nueva ley de mercado va a ayudar, una empresa tiene que estar en continuo crecimiento, abriendo nuevas líneas de negocio. Entonces creemos que tenemos proyectos bien interesantes para los próximos tres años

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