El gas natural podrá no ser el más ‘taquillero’ de los hidrocarburos, pero se está volviendo un tema clave para el sector industrial en México… y para los inversionistas que planean llegar o expandirse en México.

“A pesar de que el gas natural es el energético de mayor costo y genera mayor productividad, México cada vez lo genera menos”, dice Régulo Salinas Garza, director institucional de Ternium México y presidente de la Comisión de Energía de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

Esta situación ha obligado a varias firmas de todo el país, en particular a las que tienen gran dependencia al gas natural -generación eléctrica, industrial y petrolero- a reducir sus actividades.

Las empresas ubicadas en el sureste son las que han registrado mayor caída en la producción, de alrededor de 30%, de acuerdo con cifras de Concamin. En el centro del país, esta baja se ubica entre el 0% y el 20%, mientras que en el norte la escasez de gas natural es esporádica.

Más demanda, menos oferta

“La producción ha venido disminuyendo, el consumo ha aumentado y no hay infraestructura para lo que se requiere”, señala el empresario tras su participación en el Coloquio: Retos del sector energético en México, organizado por el Colegio de México.

La demanda de gas natural ha crecido 96% entre 2000 y 2017, principalmente por el consumo para la generación eléctrica.

Sin embargo, debido a la falta de producción, esta ha tenido que satisfacerse con importaciones, que pasaron de 1% en 2010 a 70% en 2018, de acuerdo con cifras de la cámara.

El hidrocarburo proviene, en su mayoría, de Estados Unidos.

Tan solo durante 2018, la Unión Americana envió 5,100 millones de pies cúbicos diarios (mpcd) en promedio diariamente, según un informe de la Administración de Información de Energía estadounidense. Esto convierte a México en el principal cliente de gas para Estados Unidos.

La producción promedio de gas natural de Petróleos Mexicanos (Pemex) – el mayor productor de gas natural en el país – durante 2018 fue de 2,390 millones de pies cúbicos diarios (mpcd), según el Sistema de Información Energética (SIE). La mayoría de dicha producción está destinada al autoconsumo de la propia empresa.

Entre marzo de 2018 y de 2019, Pemex consumió 71% de su producción de los complejos Nuevo México, Ciudad Pemex y Cáctus, en el estado de Tabasco.

Pero la petrolera no necesita gas natural tanto como la otra empresa productiva del estado: la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Al menos el 68% de la electricidad transmitida por la CFE proviene de plantas termoeléctricas, cuya tecnología emplea al gas natural como combustible principal, según los datos más recientes del SIE.

La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) indica que para esta actividad, en 2017 la CFE empleó 4,298 mpcd de gas natural, los cuales llega ron a través de los ductos subterráneos que conectan a Estados Unidos y México.

Y a todo esto… ¿hay plan?

El gobierno federal no ha dado prioridad al gas natural, tema que preocupa al sector privado.

“Gasolina la pueden traer de cualquier lugar del mundo, pero el gas natural solo puede venir de Estados Unidos para fines prácticos porque las gasificadoras que tenemos son muy pequeñas”, dice Salinas Garza.

Sin embargo, reconoce que la situación de transporte y disponibilidad de gas natural puede mejorar con la puesta en marcha del ducto marino que va de Texas a Tuxpan y que comenzará operaciones en junio.

“Lo que requiere el inversionista es certeza por el lado del suministro energético: que suficiente, constante y competitivo. Cuando haya seguridad de que habrá gas a mediano y largo plazo, va a haber más inversiones”, señala Salinas.

Por ello, el Estado debe desarrollar proyectos de infraestructura, aumentar sus importaciones en el corto plazo y promover una producción nacional que genere seguridad energética en el mediano plazo, al reducir la dependencia de México a Estados Unidos, considera.