La administración de Andrés Manuel López Obrador pasará la tijera en 2020 al Programa Escuelas de Tiempo Completo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), una de las apuestas educativas que han dado mejores resultados para reducir la desigualdad y mejorar el aprendizaje de los estudiantes en las zonas más vulnerables del país.

Para el próximo año, el programa recibirá únicamente 5,100 millones de pesos, una disminución de prácticamente 50% respecto a los 10,189.9 millones de pesos que se le destinaron para su operación este ejercicio fiscal.

“Recibir menos recursos significa dejar de funcionar. Si dejas de recibir estos apoyos se empieza a caer todo el proyecto, como tal, del funcionamiento de las escuelas”, dice Alma Maldonado, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

Para el ciclo escolar 2019-2020, el programa de la SEP tiene registradas preliminarmente de 25,697 escuelas de tiempo en los 32 estados del país. Más de la mitad de estos centros educativos se encuentran en los municipios con más marginación del país.

Programa estrella

El Programa Escuelas de Tiempo Completo comenzó a operar en 2007, durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa. En su primer año atendía 500 escuelas, aunque alcanzó las 25,000 a mediados del gobierno de Enrique Peña Nieto.

La propuesta educativa busca que los estudiantes de escuelas públicas en educación básica “cuenten con ambientes que les permitan el logro de mejores aprendizajes y de un desarrollo integral mediante la ampliación y uso eficaz de la jornada escolar y de mecanismos de mejora en el aprendizaje que hagan un alto a la deserción educativa y que favorezcan la retención escolar”, de acuerdo con la SEP.

En la mitad de las escuelas del programa, el horario escolar es de seis horas y, en la otra mitad, de ocho. Esto representa una ampliación de 33% y 66% en tiempo escolar, comparado con otros centros educativos.

Las escuelas participantes en el programa podían poner talleres avalados por la SEP o ampliar su tiempo de clases en ese horario.

Cuando comenzaron los clubes, muchas escuelas, sobre todo las de tiempo completo, daban más español o más matemáticas, al no tener muchos recursos para otras actividades. Estas escuelas cubrían espacios curriculares con más estudios y más tarea; los estudiantes avanzaron mucho más que otros que estaban en escuelas más privilegiadas

Alma Maldonado

Derivado de lo anterior, los estudiantes de las zonas más vulnerables comenzaron a destacar en las pruebas Enlace y Planea, donde mostraron un avance académico mayor al de sus compañeros.

“No se entiende por qué a un programa que en todas las evaluaciones -sobre todo en las pruebas Planea y Enlace- tuvo tan buenos resultados, se le recorta el presupuesto”, considera la especialista.

Alimentación

Para las escuelas de tiempo completo con un horario de ocho horas, el programa cuenta con servicio de alimentación gratuito.

En el ciclo escolar 2016-2017, 1.5 millones de niños contaron con ese beneficio en 13,119 escuelas, de acuerdo con cifras de la SEP.

Como parte del programa, los menores aprendían sobre alimentación nutritiva, así como aspectos de salud o cultura relacionados con la comida, de acuerdo con la ‘Guía para la asesoría y asistencia técnica  a responsables del Servicio de Alimentación de Escuelas de Tiempo Completo’ disponible en la página web de la secretaría.

“Era parte del programa: Seguridad, alimentación, escuelas de calidad. Se iba completando un paquete de apoyo que benefició mucho a las escuelas. Ahora no saben bien qué va a suceder o cómo se elaborarán los criterios”, comenta Maldonado.

Inclusión laboral para las madres, un tema en el olvido

Otro aspecto positivo del programa en la vida de las personas en condiciones de vulnerabilidad era que las madres de los estudiantes podían acceder al mercado laboral con más facilidad, puesto que sabían que sus hijos estarían cuidados por personal capacitado.

“Las opciones para cuidar a sus hijos varían entre costosas instituciones privadas con calidad dudosa y opciones no profesionales, como miembros de la familia, amigos cercanos y niñeras sin entrenamiento.

En estos contextos, los programas de Escuelas de Tiempo Completo funcionan como una alternativa de cuidado infantil proveído por personal entrenado (maestros) en un ambiente controlado.

Consecuentemente, el programa tiene un impacto potencial positivo en los niños, así como la participación laboral de las madres”, escribieron los investigadores María Padilla Romo y Francisco Cabrera Hernández en el estudio ‘El efecto de las escuelas de tiempo completo en la fuerza laboral de las madres: evidencias del Programa Escuelas de Tiempo Completo de México.

En el estudio, los investigadores encontraron un impacto positivo de estas alternativas educativas en el porcentaje de participación de las mujeres en el trabajo, en el número de horas que laboraron y los ingresos mensuales.

“Madres con menos años de escolaridad, madres viviendo en localidades con mayor nivel de pobreza y madres con hijas mostraron la respuesta más fuerte en el mercado laboral a la disponibilidad de las escuelas de tiempo completo para sus hijos”, explican los especialistas.

Entrega de becas, apuesta sin impacto para la educación

Los recursos que no percibirá el Programa Escuelas de Tiempo Completo en 2020 se destinarán a los programas prioritarios de la Secretaría de Educación Pública.

Entre estos se cuentan:

  • Programa de Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez
  • Programa de Becas Elisa Acuña
  • Universidades para el Bienestar Benito Juárez García
  • Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez
  • Jóvenes Escribiendo el Futuro.
  • Programa Nacional de Reconstrucción.

Las propuestas de transferencias directas a los beneficiarios, como la Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez, que recibirá 28,995.1 millones de pesos para el próximo año -67% más que lo destinado en 2019-, no han mostrado tener impacto en los procesos de educación o mejoras educativas, señala Maldonado.

Además, estos programas de transferencia implican menos recursos para las escuelas, lo que puede tener impactos negativos en el futuro, dice.

“Haz una escuela más atractiva, mejores maestros y mejoras los resultados”, propone.