Netflix reveló esta semana que su consumo eléctrico en 2019 fue de 451,000 MWh, la energía necesaria para satisfacer el consumo de alrededor de 240,000 hogares mexicanos durante todo un año. Esto representa un aumento de 84% respecto al consumo de la compañía en 2018, un salto mayor a su crecimiento de suscriptores, lo que la pone en el ojo del huracán en una época donde cada vez más empresas presumen sus credenciales verdes.

La compañía aclaró que todo su consumo está balanceado por certificados de energía limpia y de reducción de carbono, pero aun así se trata de un crecimiento preocupante en la demanda energética.

Netflix reporta sus requerimientos energéticos en dos categorías: directa, la utilizada en sus propios estudios e instalaciones de comunicación; e indirecta, la utilizada en servidores y proveedores de internet. En 2019, la energía indirecta representó el 79.15% del consumo de Netflix.

Este dato revela uno de los grandes problemas de la era digital: la falta de una fuente confiable de energía limpia hace que muchos de los servidores a nivel mundial dependan de combustibles fósiles, lo que otorga una huella de carbono a todo lo que hacemos en internet: correos, búsquedas y redes sociales.

Un estudio realizado por la compañía de energía OVO descubrió que en Reino Unido se envían alrededor de 64 millones de correos innecesarios todos los días. Esto representa 0.96 correos por cada habitante del país. Según la compañía, si cada adulto del país enviara un “Gracias” menos al día, el impacto sería el equivalente a retirar 3,334 autos diésel del camino.

 

Fuente: Revisión estadística BP 2018

 

Mike Berners-Lee, autor de “Qué tan malas son las bananas: la huella de carbono de todo”, asistió en la investigación de OVO.

“Cuando estás escribiendo tu computadora está usando electricidad. Cuando presionas enviar [el mensaje] pasa a través de una red que necesita electricidad para funcionar. Va a terminar guardado en algún lugar de la nube y esos servidores necesitan mucha electricidad. No pensamos en esto porque no vemos humo salir de las computadoras, pero la huella de la tecnología es enorme y está creciendo”, explicó a The Guardian.

Creciente también ha sido la consciencia alrededor de la crisis climática, lo que ha provocado la respuesta de varias de estas compañías. Netflix se unió a la guía verde de producción del Sindicato de Productores de América para reducir las emisiones provocadas por la grabación de su contenido original. Además, reveló que a partir de este año compensarán también las emisiones provocadas por los viajes de sus empleados.

En 2018, IHS Markit estimó que el número de aparatos conectados a internet crecería de 27,000 millones a 138,000 millones para 2030, lo que pondría aún mayor estrés sobre las granjas de servidores de las grandes compañías. Este dato provocó que las compañías “pasemos mucho tiempo persiguiendo energía renovable para igualar nuestro consumo”, de acuerdo con Neha Palmer, jefa de estrategia energética de Google.

Ese mismo año, Bloomberg reveló que las empresas de tecnología tenían firmados contratos por 10.4 GW de capacidad instalada a nivel mundial. Esta cifra es equivalente al 53.6% de toda la energía limpia reportada en México a principios de 2018.