No solo el oro ofrece cifras de extracción cada vez más pobres, la producción minera mexicana en general experimenta dificultades, a excepción del cobre, el molibdeno (metal utilizado en aleaciones) y el zinc, que han aumentado su producción.
De enero a noviembre del 2019, la cantidad de oro extraído en México cayó 10%, a pesar de que las modernas técnicas de extracción han maximizado la producción.
Un sector en dificultades
Y a pesar de ello, todavía poderoso. Según datos del gobierno mexicano, la actividad minera proporciona 4% del PIB nacional y, a falta de los últimos datos, las exportaciones de oro a los EU se situaron de enero a noviembre de 2019 en 4,210 millones de pesos, cuando durante el año anterior se alcanzaron los 4,310 millones de pesos, es decir, a falta de diciembre estamos muy cerca de alcanzar y superar dicha cantidad.
Las mayores minas de oro de México
Según el informe anual de la Cámara Minera de México (Camimex), durante 2019 nuestro país se situó como el octavo productor de oro del mundo, con 3.83% de la producción total. En el periodo de tiempo que va de 1998 al 2018, la producción de oro ha pasado de 25,982 toneladas a 91,237 toneladas, pero a pesar del más que notable aumento experimentado, desde el 2015 la tendencia es a la baja; si en el 2015 se extrajeron 123,364 toneladas, en el 2016 “tan solo” se obtuvieron 116,924 toneladas, en el 2017 fueron 100,989 toneladas y así hasta llegar a las 91,237 toneladas del 2018.
Y ¿cómo se reparte toda esta riqueza a lo largo del país? Pues las minas más importantes de México son Peñasquito, La Herradura, Limón-Guajes, Pinos Altos-Crestón Mascota, Los Filos, Noche Buena, Mulatos, Palmarejo, Dolores y La India. Además, a principios de este mismo año, deberían concluir los estudios de la canadiense Torex Gold para la apertura de una mina de oro en Guerrero, en la cual se prevé invertir 482 millones de dólares.
El oro desde el punto de vista del inversionista
Pero si nos alejamos de las astronómicas cifras que manejan gobierno y grandes compañías y nos situamos en la perspectiva del inversionista, comprobaremos que el oro sigue manteniendo su atractivo como inversión a largo plazo en una empresa minera, resguardando nuestros ahorros cambiando divisas por dicho metal o haciendo trading a través de brókeres online, es decir, especulando sobre las subidas y bajadas de su precio.
La última crisis disparó el precio del oro como si se tratase de bitcoin o las acciones de Tesla. La onza troy (poco más de 31 gramos de oro) cotizaba a inicios del 2007 a 652 dólares (recuerden que en el 2007 la crisis todavía no había mostrado su fea cara totalmente, pero algunos países como España ya comenzaban a presentar síntomas muy preocupantes, actuando como el proverbial “canario en la mina” que avisa a los mineros de la presencia de gases venenosos en el ambiente), en febrero del 2008 ya alcanzaba los 972 dólares, y de ahí al cielo, hasta tocar techo el 1 de agosto del 2011, cuando la onza troy cotizaba cerca de los 1,800 dólares, prácticamente el triple que cuatro años antes.
Desde entonces su precio ha sufrido los lógicos altibajos, pero en estos últimos 9 años no ha bajado nunca de los 1,000 dólares la onza, y a febrero del 2020 su cotización se sitúa por encima de los 1,500 dólares. Puede que aquel trader que comercia con oro con Plus500 o algún otro bróker debidamente regulado ya conozca estos datos.
Por supuesto el oro es una de las materias primas disponibles entre los brókeres que operan en mercados over the counter (OTC), o mercados no regulados, que son mercados extrabursátiles donde los traders realizan trading mediante CFDs (productos derivados) con acciones, materias primas, criptomonedas, índices, divisas, etc. Elijamos lo que elijamos, operando en OTC la negociación es bilateral (de trader a bróker) en vez de multilateral, como ocurriría en los mercados regulados.
¡Ojo! Operar en un mercado no regulado no significa que el bróker no deba estar regulado por las autoridades competentes en cada caso, no operar con un bróker regulado puede llevar a perder nuestro dinero con prácticas abusivas o estafas. Asegúrense siempre de que su bróker cumple con todos los requisitos si realizan trading. El trading de CFDs sobre el activo que sea es considerado de alto riesgo y no recomendado para el inversor minorista por los riesgos que implica el apalancamiento y la gran complejidad de estos productos financieros.