La Comisión Federal de Electricidad (CFE) suspendió licitaciones pendientes y absorbió una mayor responsabilidad de futuros proyectos de generación eléctrica, por lo que esta postura representa los valores de un modelo anacrónico, que podría afectar su capacidad para satisfacer la demanda energética en el largo plazo y, a su vez, tener repercusiones financieras en los usuarios y contribuyentes.

La visión que tiene de generar y que los demás no generen podría ser buena en una situación distinta a la que se encuentra el país actualmente, principalmente por la calificación crediticia, explicó Elie Villeda, analista del sector energético.

“Creo que el querer generar y hacer todo por sí misma la va a llevar a descuidar otras áreas como transmisión, que sí le generaban utilidad y son estratégicas para el desarrollo económico del país”.

La dinámica que se está generando al interior de la empresa continuaría detonando inversión mediante la subcontratación de los proyectos de generación mencionados, y podría aproximarse más al modelo de productores independientes de energía, consideró René Narváez, especialista en mercado eléctrico.

Esta estrategia también representa un rompimiento con las prácticas del sexenio pasado, pero rompe también con la separación legal, operativa, funcional y contable que mandata la ley de la industria eléctrica.

“Meter todo bajo el sombrero de un fideicomiso es una forma ‘ingeniosa’ de hacer algo que no tendrían que estar haciendo”, señaló Narváez.

Advirtió también que estas acciones se suman para crear una barrera frente a la competencia que les permite seguir operando de la misma manera, lo que tiene un daño de largo plazo debido a esta protección frente a otros competidores. Además, CFE tiene desventajas importantes incluso detrás de esta protección.

“Los costos hundidos de CFE y los costos administrativos de CFE son sumamente grandes. Hoy en día el que ellos quieran hacer generación me parece una estrategia mal planteada considerando hacia donde se están moviendo los mercados energéticos a nivel internacional. Otras utilidades ya pasaron esta etapa de negación para descentralizar la generación y permitir la entrada de renovables”.

El coronavirus podría estar beneficiando a la CFE a largo plazo, pues el pronóstico de crecimiento de la demanda energética en 2020 ha caído de 3% a alrededor de un 1%, dijo Villeda. Este impacto seguramente se extenderá hasta el próximo año, cuando el crecimiento tampoco alcanzaría el 3%.

En caso de que la recuperación económica fuera tan expedita como el Presidente ha sugerido, la repentina alza en la demanda podría afectar al sistema nacional, sobre todo a los nodos más cargados.

En este escenario sería Cenace el que podría dictar la entrada de participantes para cumplir con la necesidad nacional a través de herramientas como nuevas subastas, aunque el sector no tiene confianza en el accionar de Cenace en este sentido.

Villeda señaló que la situación de la CFE no es la mejor para hacerse de nuevos pasivos en forma de instalaciones de generación y que, en caso de encontrar los fondos necesarios para continuar esta estrategia, sería necesario acompañarla de acciones como la reducción de pasivo laboral, disminución de la dependencia de combustibles fósiles y reducción de pérdidas técnicas: áreas en las que se han hecho pocos avances en tiempos recientes.

Villeda recordó que estas áreas de conflicto no son desconocidas para CFE, y se han mencionado en diferentes reportes del controlador de la Comisión, pero lamentó que hasta el momento no hayan tenido el peso necesario para modificar la estrategia de la empresa.

“El informe les decía ‘enfócate en energías limpias porque requieren menos mantenimiento’ y la empresa no hizo caso. Se hablaba de asegurarse que la ampliación de la red de transmisión siguiera, y tampoco pasó. Quien está a la cabeza tiene que ir liderando la empresa, y darle más independencia a la CFE sobre lo que quiere hacer: si el negocio está en la transmisión, debe tener libertad de responder a lo que dicta el mercado”, destacó.