En vez de buscar que los consumidores compren sus vehículos, Volvo ha lanzado en Alemania su campaña ‘Don’t buy this car’ (No compres este auto), con la que ofrece suscripciones -similares a las que implementan las plataformas de streaming como Netflix o Spotify.

Según Bloomberg Businessweek, esta estrategia tiene como objetivo ayudar a la empresa sueca a establecer vínculos más sólidos con sus clientes más jóvenes.

La membresía implica el pago de una cuota mensual de entre 561 dólares y 1,050 dólares, dependiendo del vehículo y su equipamiento, que cubre costos de reparaciones, seguro, asistencia vial e impuestos.

A diferencia de los planes de leasing tradicionales, no hay enganche ni un pago final cuando termina el contrato, aunque haciendo un comparativo mensual, las suscripciones son más caras.

“Es muy transparente, una forma sin complicaciones de tener un automóvil. Sabes exactamente lo que cuesta”, dijo el CEO de Volvo, Hakan Samuelsson, a Bloomberg.

El plan, que Volvo espera que involucre a la mitad de su producción para 2025, ya había estado en un periodo de prueba en Estados Unidos antes de introducirse a Alemania.

Los fabricantes de autos han emprendido estas estrategias con el fin de permanecer relevantes para las generaciones acostumbradas ya al transporte compartido y que también están preparada para acoger los vehículos autónomos.

“El automóvil no es tan importante para los jóvenes como lo fue en los años 80 o 90”, aseguró a la revista semanal Jan-Philipp Hasenberg, socio de la consultora Roland Berger. “Suscribirse a un automóvil es una manera conveniente de tener uno sin el riesgo financiero”.

Volvo no es el único que ha apostado por esta estrategia. Ford ya ofrece autos en San Francisco y Los Ángeles por una cuota mensual de 405 dólares; mientras que, en ciertas ciudades, Mercedes Benz, Porsche y Cadillac permiten a sus clientes cambiar de auto cada uno o dos años por una suma mensual de 1,000 a 2,000 dólares.