La producción del BMW Mini se interrumpirá si se produce un retraso en el Brexit, advirtió este martes el presidente ejecutivo de la empresa.

Las declaraciones destacan el enorme impacto al que se enfrenta el sector automovilístico incluso en el caso de que Reino Unido evite una salida desordenada de la Unión Europea el 29 de marzo.

La industria automovilística británica, que emplea a aproximadamente 850,000 personas y es en gran parte propiedad de fabricantes extranjeros, ha estado haciendo planes para hacer frente a los posibles trastornos si el Brexit se lleva a cabo sin acuerdo, en algunos casos acumulando inventarios y, en otros, programando cierres de plantas en torno al día del Brexit.

Sin embargo, la primera ministra, Theresa May, aseguró la semana pasada que si los diputados de Reino Unido rechazan una vez más su acuerdo sobre el Brexit, les ofrecería una serie de votaciones que podrían llevar a un retraso en el proceso.

Desde septiembre, BMW afirmó que aplazaría hasta abril el cierre anual de mantenimiento de su planta de Mini en Oxford, en caso de que el Brexit causara problemas.

“Hemos hecho preparativos. Si el Brexit se retrasa, podemos posponer algunas medidas, pero la interrupción de principios del verano sigue programada para abril”, comentó el martes el CEO Harald Krueger en el salón del automóvil de Ginebra.

Los cierres y la acumulación de inventarios requieren tiempo y dinero, ya que, por ejemplo, se ven afectados los proveedores y las vacaciones de los empleados, lo que dificulta cualquier modificación.

Por ello, aunque los fabricantes de vehículos desean evitar un Brexit sin acuerdo, tampoco quieren que el proceso se prolongue.

“Hablando francamente, nos gustaría tener la certeza lo más rápido posible”, mencionó Johan van Zyl, presidente y CEO de Toyota Europe en un evento el lunes por la noche, haciéndose eco de los comentarios recientes del fabricante británico de automóviles de lujo Aston Martin.

Zyl dijo que la planificación para el Brexit había tenido un “gran costo” y advirtió que Reino Unido necesita cerrar un acuerdo comercial que no suponga fricciones con la UE.

“Si algo sucede entre la UE y Reino Unido que tenga un impacto negativo en la competitividad de los activos de Reino Unido, se pondrá en duda su futuro”, dijo Zyl, refiriéndose a toda la industria automotriz de Reino Unido.