El 33.1% de las empresas en México enfrenta algún retraso en el pago de facturas por parte de sus clientes, con una demora promedio de 48.1 días, reveló un estudio de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).
Dicho porcentaje se eleva a 45.6% en el caso de las empresas B2B, es decir, aquellas que ofrecen sus bienes o servicios a otras empresas, indicó la Radiografía del Emprendimiento en México 2023, que elabora la organización.
La asociación apuntó que el retraso de pago por parte de los clientes pone a las empresas en una situación vulnerable al incrementar los riesgos por falta de liquidez, el segundo factor determinante para el cierre de una empresa, después de la falta de conocimiento del mercado.
A esto se suma que sólo el 30% de las empresas en el país planifica la posibilidad de tener clientes que pagan las facturas con retraso, de acuerdo con una encuesta previa de gestión financiera elaborada por la ASEM.
En octubre del año pasado, la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la Cámara de Diputados aprobó la llamada iniciativa de Pronto Pago, que mediante una reforma al artículo 83 Bis del Código de Comercio buscaba acortar el plazo de pago de facturas a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de 120 a 45 días. Sin embargo, la iniciativa no ha sido votada en el Pleno.
Implementar políticas corporativas (desde el sector privado) y legislación para reducir el retraso y la falta de pagos a proveedores (principalmente a mipymes) debe considerarse como un factor determinante para mejorar las condiciones para emprender y hacer negocios
indicó la asociación en el estudio.
Dos años, el periodo decisivo
Otro de los hallazgos de la investigación, es que el periodo determinante entre la rentabilidad o el fracaso de una empresa ronda los dos años de vida.
Lo anterior deriva de que entre las unidades económicas consultadas, el tiempo promedio antes de decidir que era tiempo de bajar la cortina fue de 2.1 años, mientras el tiempo que toma alcanzar la rentabilidad es de 1.8 años en promedio.
Ante esta situación, la asociación destacó la necesidad de “implementar estrategias de planeación y gestión empresarial que permitan afrontar los retos de este periodo crítico”.
Al respecto, la ASEM identificó en el estudio de gestión empresarial que publicó hace unos meses, que las empresas analizan su situación financiera y administrativa solo seis veces al año y están poco preparadas para enfrentar escenarios financieros adversos.
Sofipos y fintech, fuente de financiamiento para más empresas
El estudio también identificó que durante los primeros tres años de operación, 58.6% de las empresas ha recurrido a créditos o préstamos, principalmente de recursos propios de los socios (54.4%), los bancos (30.2%) y los recursos de familiares o amigos (27%).
Sin embargo, la participación de fuentes de financiamiento no bancarias, como el fondeo colectivo, los fondos de inversión o las sociedades financieras populares (sofipos) están incrementando su participación.
Mientras en 2020, este tipo de entidades representaban una fuente de financiamiento para el 3.5% de las empresas, en la última edición del estudio llegaron 5.9%.
Este porcentaje se eleva a 8.7% entre las empresas con más de tres años de funcionamiento, con lo que se convierten en la tercera opción de fondeo más relevantes después de los bancos y los recursos de los socios.
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