Aeroméxico entró a zona de turbulencia financiera. La aerolínea más grande del país registró pérdidas en su reporte del tercer trimestre del 2018 por un aumento en sus costos. Su reacción vino horas después con el anuncio de la cancelación de rutas y aviones.
Este miércoles, la empresa informó que retirará de operación cinco aviones (tres equipos Embraer 170 y dos Boeing 737-700) y que ajustará la red de destinos en los que incluyó la suspensión de las rutas desde la Ciudad de México a Boston, Washington Dulles y Portland; y desde Monterrey a Las Vegas, Tijuana, Mérida y Veracruz; así como desde Guadalajara a Cancún y a San José, California. Los ajustes entrará en vigor a partir del 2019.
Esas medidas son parte de un esfuerzo de la aerolínea por tratar de detener el deterioro en su rentabilidad. De febrero de 2017 (cuando alcanzó máximos históricos) a la fecha, el precio de su acción ha caído 45% en la Bolsa Mexicana de Valores, al pasar de 46 pesos a 25 pesos por título.
Analistas bursátiles creen que esta caída está justificada. Aeroméxico ha visto que sus ganancias se achican como consecuencia de aumentos constantes en el costo de combustible (turbosina), la fuerza de trabajo y el tipo de cambio, lo cual impacta principalmente gastos de mantenimiento, dijo en entrevista Rafael Camacho, analista del sector de Ve por Más.
En el tercer trimestre del 2018, la empresa tuvo un crecimiento de 14.4% en sus ingresos, pero registró una caída de 18.3% en el EBITDAR (un indicador que refleja las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación, amortización y rentas) como consecuencia del incremento de 53% en el precio de la turbosina.
En los nueve meses terminados en septiembre, su utilidad operación cayó 60.4%.
Los detonantes de la crisis
“El precio de la turbosina representa alrededor de 30% de los costos de operación, seguido de los costos laborales que representan alrededor de 20%”, dijo Marco Montañez, analista del sector aeronáutico de Vector Casa de Bolsa.
El peso de sus costos laborales está por encima de sus competidores, los cuales se encuentran alrededor de 16% para Volaris y 8.8% para Interjet, de acuerdo con cálculos de El CEO.
Los analistas coincidieron en que la crisis de la aerolínea –que es más bien un tema que aqueja al sector– se debe principalmente a un exceso de capacidad (asientos) y no una reducción en la demanda de pasajeros.
La demanda de Aeroméxico, medida en pasajeros-kilómetro (RPKs), creció 7.8% respecto al tercer trimestre del año pasado. En tanto, la oferta, medida en asientos-kilómetro disponibles (ASKs), aumentó 7.2%.
La empresa dijo que en 2019 no aumentará su capacidad, mientras este año ajustó su previsión a 7% desde una guía original de 9%.
La estrategia de reducir rutas eventualmente tendrá que reflejarse en sus costos de operación, porque también dejará de usar combustible y dejará de incurrir en otros gastos asociados, dijo el analista de Ve por Más.
Sobre la posibilidad de que cambien los planes sobre la construcción del Aeropuerto Internacional de México, los analistas creen que eso no es un factor que inyecte nerviosismo a los inversionistas.
El comportamiento de la acción está más basado en los fundamentales que se han deteriorado, añadió Camacho.