Los precios del petróleo bajaron 1% este viernes, marcando caídas semanales debido a las crecientes preocupaciones sobre la demanda ante la rápida propagación de la variante delta del COVID-19.
El contrato de septiembre del WTI de Estados Unidos retrocedió 1.3%, a 68.28 dólares por barril, con lo que acumuló una pérdida de 7.7% respecto al viernes pasado, la más profunda desde octubre de 2020.
Mientras que el crudo Brent del Mar del Norte para entrega en octubre bajó 0.8%, a 70.70 dólares por barril. El referencial cayó 6.3% en la semana, su peor periodo desde marzo.
En la jornada, los precios fueron presionados por la fortaleza del dólar en los mercados internacionales tras conocerse que la economía de Estados Unidos agregó 943,000 empleos en julio, muy por encima de los 845,000 puestos esperados por analistas.
La variante delta está empezando a tener impacto realmente ahora y se ve la aversión al riesgo en muchos mercados, no solo en el petróleo
dijo el analista de OCBC, Howie Lee
El gobierno de China impuso nuevas restricciones a la movilidad durante la semana, mientras que los contagios diarios en Tailandia y Sydney, capital de Australia, registraron récords.
En China, el segundo mayor consumidor de crudo del mundo, al menos 46 ciudades desaconsejan viajar, además de que las autoridades suspendieron vuelos y parte del transporte público, situación que puede afectar la demanda.
La crisis sanitaria en el otro lado del mundo también se agudiza, pues el número de infecciones en Estados Unidos se ubica en sus niveles más altos desde que inició el año, a pesar del acelerado despliegue de vacunas contra el COVID-19.
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Los petroprecios ganaron impulso en la sesión del jueves debido a las crecientes tensiones en Medio Oriente.
Israel lanzó ataques aéreos en Líbano como respuesta a disparos desde territorio libanés hacia su territorio, apenas días después de un ataque mortal contra el buque petrolero “Mercer Street”, gestionado por la compañía de un multimillonario israelí.
Durante la semana, la Administración de Información de Energía reportó que los inventarios de crudo en Estados Unidos crecieron en 3.6 millones de barriles, aunque las existencias de gasolina disminuyeron en 5.3 millones.