China enfrenta dos retos titánicos. Por un lado, los aranceles que le impuso Estados Unidos, y por otro su desaceleración económica. Estos dos factores terminarán por salpicar a los mercados globales.

El índice chino Hang Seng cayó 18.74% desde finales de marzo -cuando se anunciaron los primeros aranceles de Estados Unidos-, mientras que el Shanghai Composite bajó 20.23%. A inicios de octubre, las pérdidas en estos mercados contagiaron a los mercados globales.

Los conflictos comerciales entre las dos economías más grandes del mundo han generado aranceles que abarca 300,000 millones de dólares en importaciones chinas. Tan solo del lado estadounidense hay más 5,500 productos chinos que están en lista de impuestos.

Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, dijo a finales de septiembre que si los efectos de la guerra entre Estados Unidos y China escalan se sentirán en todo el mundo, en especial en las personas de más bajos ingresos que enfrentarán mayores precios por los aranceles.

Para los inversionistas, estas tensiones generan episodios de pánico puntuales que también constituyen oportunidades de compra

Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac, administradora de activos francesa.

De momento pesa la incógnita de cuánto puedan durar estas tensiones y, si es de gran duración, cuánto impacto tendrá en los mercados.

Uno de los sectores a los que tiene exposición Carmignac en China es el tecnológico, porque registra valoraciones más bajas que su homólogo estadounidense con unas perspectivas de crecimiento intactas gracias a su exposición al mercado interno.

Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, ha desatado su furia hacia el comercio internacional al señalar el amplio déficit que mantiene su país en particular con China, México y Japón.

El déficit comercial de Estados Unidos con el gigante asiático sumó 375,576 millones de dólares al cierre del año pasado, seguido por México con 70,953 mdd y Japón con 68,876 mdd.

Desaceleración económica y materias primas

En medio de esto, la economía china también atraviesa turbulencias. El Producto Interno Bruto creció 6.5% en el tercer trimestre del año, un dato más débil al esperado por analistas.

Una menor inversión en infraestructura y el debilitamiento de la producción industrial fueron factores clave que contribuyeron a la desaceleración, comentó Barclays en un reporte. La desaceleración china puede ser más profunda para los trimestres inmediatos.

El pesimismo que existe sobre los activos chinos puede dejar a otro perdedor: las materias primas. China es el principal consumidor de productos como cobre, acero y petróleo, por mencionar algunos.

Si el dólar de fortalece ante la mayoría de las monedas, como hasta ahora, y las tensiones y desaceleración china continúan, la demanda de la segunda economía más grande del mundo por las materias primas disminuirá.

El panorama chino se mantiene incierto y se debe estar preparado para que esto empeore antes de que mejorar, dijo Jani Ziedins de CrackedMarket, a sus clientes a través de una nota.

Mientras tanto, Trump también ha acusado a China de robarse la tecnología de las empresas estadounidenses, por lo que su gobierno ha creado nuevas leyes que aplicarán a partir de noviembre para evaluar las amenazas contra las empresas tecnológicas, ya sean de China o de cualquier otro país.

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