La última década ha sido un festín para los mercados accionarios. Las bajas tasas de interés, estímulos financieros y precios bajos de las acciones hicieron que la inversión en bolsa fuera atractiva con tan solo replicar el comportamiento de los índices, mejor conocido como ‘inversión pasiva’.
La inversión pasiva busca garantizar el rendimiento del mercado, menos la comisión del vehículo de inversión.
De finales del 2008 a la fecha, con adquirir un Fondo Cotizado en Bolsa (ETF) que replique al índice Dow Jones o el NASDAQ Composite, hubiera sido suficiente para obtener rendimientos de 200 y 350%, respectivamente.
Un ETF tiene propiedades de un fondo de inversión y de una acción; del primero, por la diversificación que brinda el propio instrumento y de una acción porque está listado en una bolsa de valores, lo que permite tener liquidez inmediata.
Después de los años de abundancia, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el temor de una desaceleración de las principales economías del mundo y tensiones geopolíticas ponen en duda la eficacia de la inversión en los próximos años.
Tan solo entre el 3 y el 24 de diciembre del 2018, el Dow Jones perdió 15.65% y el NASDAQ Composite cedió 16.78%.
Existe una falsa concepción de la inversión pasiva. La gente piensa que no tiene riesgo, cuando en realidad se está asumiendo todo el riesgo del mercado
dijo Mauricio Giordano, director general de Natixis IM en México.
Contrario a lo anterior, la ‘inversión activa’ debe aprovechar la incertidumbre y el miedo de los inversionistas de corto plazo para tomar posiciones a largo plazo.
“Este tipo de entornos es donde se demuestra el valor de una buena inversión activa, debería ser menos volátil que el mercado y debería generar un mejor rendimiento de largo plazo”, comentó Giordano.
La volatilidad del mercado puede seguirse incrementando las próximas sesiones. La Reserva Federal (Fed) está reduciendo 7,413 millones de dólares, en promedio a la semana, su compra de deuda pública a modo de inversión, conocido Quantitative Easing (QE).
Si mantiene ese ritmo de reducción, la hoja de balance de la Fed se ubicaría en 3.9 billones de dólares a inicios de marzo, algo que no sucede desde diciembre del 2013.
Al retiro de estímulos, se suma que el crecimiento ya no estará sincronizado entre las economías. Se espera que China y Estados Unidos se desaceleren este año, lo que provocará incertidumbre y volatilidad, ingredientes que benefician una estrategia de inversión activa.
Incluso, una encuesta de Natixis entre inversionistas institucionales revela que las inversiones pasivas son un riesgo sistémico para el mercado y ha elevado el precio de los activos.
“La inversión pasiva ha distorsionado las cotizaciones relativas y las relaciones entre riesgo y rentabilidad”, dice la encuesta.