Los fondos especuladores están alertas sobre la negociación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con los tenedores de bonos tras el anuncio de cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
El abanico de opciones de lo que puede pasar con los bonos del NAIM, con los cuales se levantaron 6,000 millones de dólares en mercados internacionales, es amplio. El panorama abarca desde una buena negociación entre el gobierno y los tenedores de los bonos hasta un impago y demandas en las cortes de Estados Unidos, escenario que tiene a los fondos buitre rondando la deuda que se colocó en los mercados internacionales.
Un fondo buitre busca deuda castigada por el mercado y, a través de vías legales, obtener el mayor rendimiento posible.
Por lo pronto, ha trascendido que fondos buitre como Constellation, Aurelius y Elliott ya adquirieron algunos bonos del NAIM.
Los fondos de deudas especiales, mejor conocidos como buitre, suelen aparecer cuando el emisor –país o empresa– enfrenta una crisis financiera, aunque en México no es el caso. “Acá es una decisión del Estado”, dijo Gustavo Martínez, cofundador de snowball.mx, ecosistema de inversión.
A través de una consulta ciudadana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, determinó poner fin a la construcción del NAIM en Texcoco y abrir paso a la idea de operar un sistema aeroportuario con la construcción de dos pistas extra en el aeropuerto de Santa Lucía, junto con el Benito Juárez y el de Toluca.
Los caminos trazados
Al menos hay dos rumbos que puede tomar el tema de la cancelación del NAIM en Texcoco. Por un lado, que el gobierno mejore la oferta actual a los bonistas o, en el otro extremo, que se resista y el pleito acabe en los juzgados de Estados Unidos, dijo Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays.
El Fideicomiso que concentra los recursos del NAIM ofreció comprar hasta 1,800 millones de dólares de los bonos emitidos. La subasta se hará desde 90 dólares, pero los analistas consultados coinciden que es insuficiente para que suene atractivo y los bonistas cedan sus posiciones, ya que el valor inicial de los bonos fue de 100 dólares.
Esta operación es necesaria para que el gobierno cancele formalmente la construcción del NAIM, para lo cual necesita convencer a una mayoría simple de los inversionistas, 50% más 1% por cada una de las cuatro emisiones que existen de los bonos para que la avalen, de lo contrario, los tenedores pueden demandar al gobierno.
Pensar en que el pleito entre el gobierno y los tenedores llegue a los juzgados sería un golpe fuerte para el gobierno mexicano que, en un escenario adverso, terminaría por contagiar otros activos mexicanos, en particular los bonos de Pemex o soberanos.
“No veo que se vaya a juicio este tema, aunque el riesgo existe. Lo que sí veo es que la negociación será complicada y, tal vez, larga y costosa para el gobierno en función a sus compromisos”, dijo Ricardo Rodríguez, analista independiente.
Más presión sobre México
Mientras que las negociaciones están en marcha, la presión se hace sentir sobre ciertos activos mexicanos como los bonos mexicanos a 10 años (M10). Los M10 cumplieron 19 sesiones al hilo con una tasa de rendimiento superior al 9%, cuando a inicios de año pagaban una tasa de 7.59%.
Una forma de medir el sentimiento de riesgo de los inversionistas es a través de los rendimientos que pagan sus bonos. Cuando más elevada es la tasa, el inversionista ve más riesgos de invertir en instrumentos de un país.
El gobierno tiene incentivos para buscar arreglarse con los tenedores antes de un impago. “Creo que el gobierno prefiere pagar una cantidad alta a los bonistas. Incluso, pagar una cantidad alta no será equiparable al costo financiero que provocaría un default”, comentó Rodríguez.
El tiempo apremia y el gobierno quiere resolver el tema del NAIM lo más rápido posible. Esta semana, a más tardar el 15 de diciembre, se presentará el Paquete Económico del 2019 y el gobierno quiere que los reflectores estén en éste. “Si la oferta actual de los bonos del NAIM no suena atractiva, no podemos dudar que el gobierno realice otra”, dijo Oviedo.
Si bien la situación mexicana no es sencilla, sí es distante de lo que sucedió en Argentina hace dos décadas.
Entre 1998 y el 2002, la economía argentina se contrajo 28%, la inflación llegó a niveles de 41% y la tasa de pobreza aumentó al 57.5% de la población del país sudamericano, de acuerdo con información de la Bolsa de Comercio de Rosario, Argentina. Lo anterior provocó que no pudiera hacer frente a sus compromisos financieros.
Las complicaciones financieras hicieron que fondos como Elliott Management Company, de Paul Singer, compraran deuda argentina a descuento para después cobrar rendimientos de triple dígito.
Dicen ‘no’ a propuesta
El Grupo de Tenedores de Bonos Ad Hoc de MexCAT –Fideicomiso del Aeropuerto de la Ciudad de México– reiteraron en un comunicado este lunes que no respaldan el plan de recompra de deuda del gobierno mexicano.
Además, informaron que ya representan el 50% del monto de capital de, al menos, una serie de bonos de MexCAT, y el 50% del monto de capital del total de 6,000 millones del monto de capital. Lo anterior fue comunicado por el despacho Hogan Lovells, representante y asesor legal de los bonistas.