México y Brasil, las dos principales economías de América Latina, tienen un nuevo enfrentamiento: ¿cuál es más atractiva para los inversionistas? y en este terreno, Brasil queda en desventaja.

La certidumbre de quién será el próximo presidente y el acuerdo comercial logrado en la región de América del Norte le dan a México un panorama de estabilidad, de acuerdo Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays.

La presión que vivió el país no fue menor. El tipo de cambio interbancario subió hasta los 20.8290 pesos por dólar a mediados de junio, y el S&P/BMV IPC -principal índice accionario del país- cedió hasta los 44,647 puntos, a finales de mayo.

No obstante, con un panorama más claro en materia política y comercial, Gerardo Herrera, director de comunicación de Riskmathics, estima que el tipo de cambio rondará los 19 pesos por dólar y, en un escenario muy optimista, puede llegar hasta los 18.50 pesos.

La mayor certeza puede permear al mercado accionario mexicano. Desde el punto de vista técnico, el S&P/BMV IPC luce listo para romper el techo de las 50,000 unidades, dijo Ezequiel Quiroz, analista de La Venta Advisors. El índice no cierra una sesión por encima de los 50,000 puntos desde finales de agosto.

La renta fija mexicana también luce atractiva. Los certificados de la tesorería (Cetes) a 28 días pagan un rendimiento de 7.70% y un bono a 10 años, 8.17%. Como un extra, la deuda gubernamental mexicana tiene grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo; la deuda brasileña, no.

“La deuda mexicana es una ventana de oportunidad importante con rendimientos atractivos para el inversionista”, comentó Rodrigo Alfaro, director de estrategia internacional de CM Derivados.

Brasil, desde el fondo

El escenario al que se ha enfrentado Brasil los últimos años ha sido complejo. Mientras México hila 34 trimestres de crecimiento, el país sudamericano se enfrentó en el 2015 y 2016 a una de sus peores recesiones económicas.

Al tema económico se sumaron problemas políticos -como la destitución de su presidenta Dilma Rousseff- que nublaron más el horizonte brasileño.

Después de ser la joya de América Latina, Brasil se encuentra en una corrección estructural muy fuerte desde hace unos años

Gerardo Herrera.

Las elecciones presidenciales son el nuevo reto a superar por parte del mercado brasileño, situación por la que México ya atravesó.

“Nuestra perspectiva favorece a México. En Brasil se está dando el tema electoral, cuando en Mexico ese tema ya está digerido”, comentó Guillermo Delgado, director de operaciones en Black Wallstreet Capital.

El hecho de que México sea favorito ante Brasil, no significa que el país sudamericano no tenga atractivo para el inversionista. En lo que va de octubre, el real brasileño tiene una apreciación de 8.28% ante el dólar y el índice Bovespa -el más relevante de Brasil- gana 12.27%.

“Los activos brasileños podrían seguir mostrando un buen comportamiento de corto plazo, pero en el mediano y largo plazo mucho dependerá de la habilidad del nuevo gobierno para implementar reformas”, dijo Valentín Martínez, subdirector de estrategia de portafolio de Sura.

Los obstáculos

Independientemente de quién gane las elecciones presidenciales brasileñas, los obstáculos a superar están presentes. “El primer reto que tendrá el próximo presidente será corregir el sistema de pensiones (…) otros temas urgentes serán controlar el gasto y abrir más la economía”, comentó Oviedo.

Para no rezagarse, México debe mandar señales positivas al mercado. Las principales deben ser garantizar la autonomía de instituciones como el Banco de México, dar transparencia y certeza en materia de infraestructura y cuidar los fundamentales de la macroeconomía, dijo Herrera.

“No pienso que vamos a estar como miel sobre hojuelas con López Obrador, pero le quiero dar el beneficio de la duda que la economía marchará a mejores números”, comentó Delgado.

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