En los últimos meses, la volatilidad global ha golpeado con fuerza a los activos de mayor riesgo, como las acciones; en medio de esta tormenta, el mercado de bonos ha salido bien librado.
En el último mes, los principales índices de Estados Unidos –S&P 500, Promedio Industrial Dow Jones, NASDAQ Composite y Russell 2000– presentan caídas de entre 12 y 15%, mientras que en el trimestre los ajustes llegan hasta el 25%.
Del otro lado, los bonos han salido bien librados. En diciembre, Fondos Cotizados en Bolsa (ETF), como el BIV, que integra bonos con grado de inversión con vencimientos de entre 5 y 10 años, y el EDV, compuesto bonos del Tesoro con cupón cero, acumulan alzas de 1.04 y 6.89%, respectivamente.
Un ETF permite tener la misma diversificación que un fondo de inversión con la facilidad de compra y venta de una acción, ya que está listado en bolsas de valores establecidas.
El sentimiento del mercado es claro: “miedo extremo”, de acuerdo con el índice Miedo y Codicia de CNN Business.
El “miedo extremo” responde a varios factores. La desaceleración económica a la que se pueden enfrentar Estados Unidos y China en el 2019, el incremento de la guerra comercial, las tensiones políticas en la zona euro, principalmente en Italia, así como el Brexit, han llevado al inversionista a buscar activos financieros más seguros, como los bonos estadounidenses.
Los bonos estadounidenses (treasuries) a 10 años han visto caer su rendimiento de niveles de 3.061 a 2.783%, el último mes.
Una mayor demanda por instrumentos de deuda (como los bonos) hace subir el precio del activo y disminuir la tasa de rendimiento.
Corto plazo, los favoritos
“Lo que recomendamos es comprar bonos, pero de corto plazo, incluso menores a un año”, dijo Jacobo Rodríguez, director de Análisis Financiero en Black Wallstreet Capital. En México, los Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) a 28 días pagan una tasa de 8%.
Un punto de presión para un bono es el incremento de las tasas de interés. En diciembre, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió aumentar su tasa un cuarto de punto porcentual a un rango de 2.25 y 2.50%. El próximo año, se prevé que subirá dos veces más su tasa.
El ritmo de alzas de tasas dependerá de cómo evolucione la economía y la inflación estadounidense. “Una vez que concluya la política restrictiva, los bonos de largo plazo serán una buena alternativa de inversión”, comentó Rodríguez.
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