La propagación del COVID-19, nombre científico del coronavirus, y la elevada incertidumbre del impacto que tendrá en la economía mundial ha obligado a los bancos centrales a actuar. Pero la capacidad de política monetaria no es igual para todos ellos, lo que llevará a algunos gobiernos a echar mano de la política fiscal.
De manera sorpresiva, la Reserva Federal de Estados Unidos recortó 50 puntos base su tasa de interés el martes, para ubicarla en un rango de 1.00 y 1.25%. Lo anterior es difícil que se replique por otros bancos centrales como el suizo o el japonés, dado que sus tasas de interés ya están en territorio negativo.
Incluso, el temor generado por el coronavirus entre inversionistas ha provocado que éstos disminuyan sus posiciones en activos de riesgo, como acciones, e inviertan en activos más defensivos como los bonos suizos, alemanes y daneses, sin importar que no les paguen rendimientos y les cueste invertir en ellos.
Las tasas negativas son una clara señal de apetito por este tipo de bonos en busca de refugio y pueden abrir la puerta a los gobiernos para aumentar su emisión de deuda, buscar mayores recursos y aplicarlos para financiar políticas fiscales concentradas en el gasto. Los recursos se pueden destinar a subsidiar sectores vulnerables de la economía afectados por el coronavirus
dijo Gregorio Gandini, analista independiente de mercados.
Incrementar el gasto del gobierno es una de las formas en las que se puede implementar una política fiscal expansiva. Reducir impuestos y estimular la inversión privada son otras estrategias que se pueden aplicar.
Los 19 ministros del Eurogrupo comunicaron el miércoles que, la crisis del COVID-19 provocaría una mayor flexibilidad sobre los límites impuestos por Bruselas a los déficits presupuestarios y la deuda pública de cada país.
Estamos listos para tomar políticas coordinadas, incluidas medidas fiscales, cuando corresponda, para apoyar el crecimiento
dijeron los ministros del Eurogrupo en un comunicado.
Por separado, los gobiernos de Suecia y Francia se dicen listos para actuar. La ministra de Hacienda de Suecia, Magdalena Andersson, dijo que su gobierno tiene espacio para proporcionar estímulos fiscales. Suecia ya busca apoyar a las empresas afectadas por las interrupciones causadas por el virus a través de un programa de subsidios salariales.
Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, dijo que es necesario mirar más a la política fiscal que a la política monetaria para responder a la incertidumbre que provoca el coronavirus en materia de crecimiento.
La política fiscal no sólo puede servir de motor del crecimiento, sino contribuir también a otros objetivos del desarrollo económico y social, como combatir la pobreza, evitar la exclusión social y generar una mayor igualdad de oportunidades, publicó en un estudio la OCDE.
Por el momento, hace falta esperar para ver los efectos reales del coronavirus y ver qué países pueden reaccionar y de qué manera
dijo Alejandro Saldaña, economista en jefe de Ve por Más.
La OCDE recortó la estimación de crecimiento mundial a 2.4% desde 2.9%. La Unión Europea crecerá 0.8%, cuando el estimado era de 1.1%.