Para los gestores de fondos ya es bastante malo ver cómo el coronavirus ha borrado billones de dólares de valor de los mercados mundiales, pero peor aún es no saber qué tan grave es el brote para la economía, para los resultados de las empresas y, en consecuencia, para sus carteras.
Después de que cruzó las fronteras de casi 100 países en pocas semanas, gestores de fondos y economistas luchan por mantenerse al día, y están ignorando las referencias que usualmente usan para tomar decisiones de inversión o fijar estrategias.
En resumen, los inversionistas -un grupo que odia la incertidumbre- tiene que abrirse camino a través de la peor caída del mercado de valores en décadas y las dudas sobre el crecimiento económico.
Datos tradicionales dicen poco
Se espera que los esfuerzos gubernamentales y de empresas para contener el virus sean los que causen mayor daño económico. Las medidas son continuas, asimétricas y están sujetas a modificaciones constantes en la medida que cambia la amenaza. Una situación que hace mucho más difícil pronosticar el impacto en el crecimiento o las ganancias.
Tampoco son muy útiles las señales de los banqueros centrales, dado que el poder de fuego de la política monetaria está más o menos agotado después de una década de uso intensivo, dijo Paul O’Connor, jefe de activos múltiples de Janus Henderson Investors, que maneja 370.000 millones de dólares.
El jueves, el anuncio de la Fed de que inyectaría billones de dólares de liquidez no fue suficiente para evitar que los principales índices de Wall Street se desplomaran más de 9%.
“Los datos económicos no serán de mucha utilidad. Enfrentamos al menos un mes y algunas semanas más de datos económicos débiles, bajas (de previsiones) de crecimiento y de las ganancias de la compañía. Los datos no me dirán dónde puede tocar fondo el mercado”, dijo O’Connor.
O’Connor está usando movimientos del mercado para medir cuándo comprar o vender: el lunes, cuando el S&P 500 y el índice STOXX de Europa sufrieron sus mayores caídas diarias desde 2008, intervino para comprar calculando que la confianza había tocado fondo. Tres días después, el Stoxx 600 sufrió la peor caída de su historia y el S&P 500 la baja más profunda desde 1987, además que entró en territorio bajista.
En cuanto a los datos económicos, están diciendo poco. Las nóminas estadounidenses de febrero, que mostraron una sólida creación de empleo, fueron ignoradas por un desplome de Wall Street que, simplemente, consideró que los números eran noticia antigua.
Los Índices de Gerentes de Compras (PMI) de febrero, considerados uno de los pocos indicadores económicos con visión de futuro, mostraron que las empresas de la zona euro crecieron a su ritmo más rápido en seis meses, pero incluso el compilador IHS Markit los consideró “un falso amanecer”.
Mientras tanto, llegan previsiones económicas con algunas advertencias. Oxford Economics recortó sus pronósticos de crecimiento global para 2020 en medio punto porcentual el lunes, suponiendo un repunte de China. Pero dijo que dependía de “qué tanto los hogares y las empresas son capaces y están dispuestos a realizar sus actividades normales”.
Oxford Economics también señaló que la caída en el PMI global compuesto a 46.1 en febrero implicó una economía mundial en recesión, pero matizó que encuestas anteriores “a menudo exageraron la escala probable de desaceleración del crecimiento mundial después de eventos extraordinarios”.
Información alternativa para decidir
La perspectiva opaca ha llevado a muchos inversores a buscar el consejo de bancos de inversión. Goldman Sachs dijo que “un gran volumen de preguntas” de clientes lo hizo compilar un conjunto de indicadores alternativos para los mercados afectados.
Goldman sugirió, por ejemplo, rastrear el consumo diario de carbón para medir la demanda eléctrica china. En Italia, destacó indicadores como la ocupación de habitaciones de hotel o el tráfico por carretera en Milán para calcular el daño económico por el cierre de negocios decretado por el gobierno. El desempeño de los servicios de entrega a domicilio es otra medida que vigilar ante las limitaciones a la circulación en algunas naciones.
Otros señalan que el flujo de datos en China es grave: los precios en las fábricas están cayendo y el comercio se redujo en tasas de dos dígitos en en los primeros dos meses del año.
Para monitorear la reactivación de la economía china, algunos inversionistas monitorean el número de viajes entre provincias o la congestión en las vialidades, así como el nivel de contaminación en las ciudades, aunque este último no es útil debido a que cambios en el clima provocan demasiada volatilidad, advirtió Exante Data.
Using YoY percentages to gauge economic activity, the Mar 09 median of intracity travel among China’s 50 largest cities was down 13% from 2019, and down 27% from 2020 pre-LNY. pic.twitter.com/DiKxgDrtTd
— Exante Data (@ExanteData) March 10, 2020
De vuelta a China
“Uno entra donde la bomba ya explotó porque ahí estará más seguro”, dijo Mike Kelly, jefe global de activos múltiples en PineBridge Investments.
“Estamos cambiando para volver a comprar acciones líderes de China, cobre (…) el péndulo se mueve hacia la fabricación y se aleja de cosas como los servicios estadounidenses”.
Los que desconfían de los cantos de sirenas están tomando el camino seguro, inclinándose por el oro, los bonos gubernamentales y el yen japonés, activos que han entregado ganancias de dos dígitos en tres semanas.
Debido a que es poco probable que los datos ofrezcan claridad durante seis u ocho semanas más, comprar monedas de refugio es la opción por defecto, dijo Peter Kinsella, jefe de estrategia cambiaria del banco privado suizo UBP.
“Estaremos volando a ciegas durante las próximas semanas”, agregó.