Los inmunólogos James P. Allison, de Estados Unidos, y Tasuku Honjo, de Japón, fueron galardonados con el premio Nobel de Medicina este lunes, por desarrollar inmunoterapias para combatir el cáncer.
A diferencia de los tratamientos tradicionales, que atacan directamente las células cancerígenas, Allison y Honjo se concentraron en cómo ayudar al paciente a que su propio sistema inmunitario venza al cáncer.
Esta técnica solo se halla en sus inicios y no funciona con todos los pacientes, pero las expectativas son tales que la industria farmacéutica está invirtiendo masivamente.
Hasta el pasado julio, había 800 ensayos clínicos en curso en el mundo y más de 30 medicamentos en desarrollo, según un recuento de la American Cancer Society.
“Es una revolución equivalente a la llegada de los antibióticos”, mencionó el investigador y director científico de Innate Pharma -empresa de biotecnología francesa especializada en la investigación de este tratamiento- Eric Vivier.
Allison y Honjo se repartirán 1.01 millones de dólares que incluye el premio Nobel de Economía.
¿Cómo funciona?
Para defenderse contra lo que es extraño, el organismo se apoya en unos glóbulos blancos llamados linfocitos T, pero estas células llevan en su superficie unas moléculas llamadas “inhibidoras”, que pueden frenar su eficacia.
La inmunoterapia consiste en neutralizar estas moléculas inhibidoras para permitir a los linfocitos defender al organismo contra el cáncer.
Allison estudió la proteína CTLA-4 y Honjo la proteína PD-1, ambas con la función de regular el sistema inmunológico para que no se vuelva agresivo, y desarrollaron los anticuerpos correspondientes, lo que les valió el reconocimiento del Comité del Premio Nobel.
“Estos medicamentos transformaron las perspectivas de numerosos pacientes a quienes no les quedaba ninguna otra opción”, subrayó el profesor de la asociación británica Cancer Research UK, Charles Swanton.
Esta terapia inmunológica fue usada por el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido para tratar a gente con el cáncer de piel más grave: el melanoma.
No ha funcionado para el 100% de los pacientes, sin embargo, para quienes ha funcionado lo ha hecho de manera excelente, eliminando el tumor en su totalidad aún después de que ha comenzado a esparcirse por el cuerpo. Estos resultados no se habían visto nunca antes en pacientes de este tipo.
El futuro contra el cáncer
Desde 2011, las autoridades sanitarias estadounidenses y europeas aprobaron la administración de medicamentos de anticuerpos para el melanoma metastásico, el cáncer de pulmón avanzado, el cáncer de riñón metastásico y para cánceres de otorrinolaringología y de la vejiga, explicó la profesora inmuno-oncóloga del Instituto Gustave Roussy, Laurence Zivogel.
Pese a las esperanzas que despiertan, estos tratamientos no son completamente inofensivos, aunque los efectos indeseables pueden ser controlados, según el investigador francés Pierre Golstein.
“Las células del sistema inmunitario que se activan pueden causar ciertas manifestaciones autoinmunes, cutáneas o contra algunos órganos endocrinos”, explicó.
Más allá del cáncer, la inmunoterapia “provocó una revolución en el hecho de plantearse la utilización del sistema inmunitario para combatir otras enfermedades”, según el profesor Dan Davis, inmunólogo de la universidad de Manchester, Inglaterra.
“Creo que por ahora solo vemos la punta del iceberg y que hay otros muchos medicamentos en el horizonte”, confía.
El profesor Allison, uno de los laureados con el Nobel, dijo este lunes en Nueva York que la inmunoterapia no reemplazará el resto de los tratamientos, como la quimioterapia, radioterapia o cirugía.
“Formará parte de la terapia propuesta a casi todos los pacientes dentro de unos 5 años”.
El financiamiento no debería únicamente dedicarse al desarrollo de medicamentos, subrayó.
“Hay que continuar financiando la investigación fundamental, es ahí donde surgen las ideas”, destacó el galardonado.
Con información de AFP y Reuters
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