Endurecimiento de los trámites, rechazo de visas y un futuro incierto en Estados Unidos: los estudiantes chinos se dicen víctimas colaterales de la guerra comercial y tecnológica entre Pekín y Washington, en un contexto de sospechas de espionaje como telón de fondo.

Un tercio de los estudiantes extranjeros en territorio estadounidense son chinos. Pero en marzo, por primera vez en una década, su número cayó.

El motivo de este fenómeno: una decisión tomada el año pasado por la administración Trump que limita la duración de los visados otorgados a estudiantes chinos en determinados sectores de alta tecnología considerados como “sensibles”.

“Esto fue un mazazo para los estudiantes. Ahora se encuentran en la incertidumbre. Se preguntan si podrán finalizar sus estudios”, contó la fundadora del organismo de formación Zoom In, Gu Huini,

“Antes podían obtener una visa que cubriera toda la duración de sus estudios e inclusive por un tiempo suplementario para obtener experiencia laboral, algo que es muy apreciado”, agregó.

Unos 363,000 chinos estudian en Estados Unidos, 36% de ellos en sectores de ciencia y tecnología, ingeniería y matemáticas, según el Instituto de Educación Internacional (IIE), un organismo estadounidense con sede en Nueva York.

Reino Unido y Canadá

“Ya perdí un año preparando mis exámenes de ingreso a la universidad”, se lamenta Melissa Zhang, de 17 años, quien abandonó todo proyecto de ir a estudiar a Estados Unidos.

Esta alumna de secundaria en Pekín ahora sigue cursos de alemán con la esperanza de poder integrarse en un programa de robótica en Dresde, en el estado de Sajonia.

“¿Para qué ir a Estados Unidos si luego me excluyen de un laboratorio de investigación por el mero hecho de ser china?”, cuestiona  frente a su camarada Andy Fang, quien planea estudiar en Noruega.

“El sueño americano comienza a perder su brillo”, juzga Menyue, madre de Melissa.

Desalentados por los plazos para la concesión de visas de mayor duración, el miedo a ser excluidos de los proyectos de investigación en Estados Unidos e, incluso, preocupados por su seguridad en ese país luego que su gobierno emitió una alerta de viaje, los estudiantes chinos buscan nuevos destinos.

El año pasado, los estudiantes chinos ingresaron unos 13,000 millones de dólares a Estados Unidos, según la Nafsa, una asociación estadounidense dedicada al intercambio estudiantil internacional.

El Reino Unido, Australia y Canadá son los grandes beneficiados por esta situación, según una encuesta realizada en mayo pasado por New Oriental, especialista en cursos privados en China.

Según este sondeo, Japón, Corea del Sur y algunos países europeos, sobre todo Alemania y los escandinavos, que cuentan con programas de ingeniería sólidos, también ven incrementar el número de candidaturas presentadas por estudiantes chinos.

‘Un país inseguro’

Las grandes universidades estadounidenses, como Yale y Stanford, entre otras, se han quejado porque la guerra comercial ha afectado a la población de los campus.

El presidente del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), Rafael Reif, escribió la semana pasada en una carta abierta que estudiantes y profesores se sienten “injustamente indagados, estigmatizados y nerviosos debido a pertenecer a la etnia china”.

“Es difícil planificar proyectos de investigación a largo plazo e inclusive sopesar la posibilidad de establecerte con tu novia”, dice con amargura Eric Wang, un estudiante de doctorado de 25 años de la universidad Purdue de Indiana, quien teme que no le renueven su visado.

El mes pasado, China advirtió a sus ciudadanos que sean cautelosos en Estados Unidos, señalando la inseguridad local y un “acoso” de las autoridades a los chinos.

“Los medios de comunicación oficiales han aumentado la cantidad de reportajes sobre delitos en Estados Unidos. Las familias, sobre todo de ciudades pequeñas chinas, afirman que Estados Unidos no es un lugar seguro”, destaca Li Shaowen, quien organiza visitas a establecimientos universitarios extranjeros.

Este año “contamos con más de 250 familias que visitan universidades en Europa (continental) y el Reino Unido durante las vacaciones de verano, contra sólo 75 en Estados Unidos”, afirma. “El año pasado fue a la inversa”, añade.

En un intento por apaciguar los temores, el presidente Donald Trump anunció a fines de junio que los estudiantes chinos serán tratados igual “que los del resto del mundo”, tras pactar una tregua en la guerra comercial con el hombre fuerte de Pekín, Xi Jinping, durante la cumbre del G20 en Japón.