El presidente estadounidense, Donald Trump, arremetió el jueves contra el “débil” Joe Biden, su rival demócrata en la carrera por la reelección, al aceptar la nominación republicana durante el cierre de la Convención Republicana.

Trump volvió a combinar patriotismo y retórica antisocialista para trazar un apocalipsis si Biden, una “marioneta” de la “izquierda radical”, llega al poder el 3 de noviembre, en momentos en que ni la pandemia de COVID-19 ni las tensiones raciales ceden.

Ésta elección decidirá si salvamos el sueño americano, o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro precioso destino

 advirtió Donald Trump

La segunda nominación del magnate republicano llega en medio de una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, con unos 180,000 muertos por COVID-19, 10.2% de desempleo, y masivas manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial.

Pero, rezagado en las encuestas, Trump se presentó como el único líder capaz de velar por los estadounidenses.

“Nadie estará a salvo en el Estados Unidos de Biden”, aseveró.

La pandemia estuvo casi totalmente ausente de la convención excepto por las palabras de compasión de la primera dama, Melania, quien reconoció el martes el impacto del “enemigo invisible” y el dolor y angustia que ha generado.

No obstante, prometió “aplastar” el coronavirus con una vacuna antes de fin de año.

“Produciremos una vacuna antes de que finalice el año, ¡o tal vez incluso antes!”, dijo. “Derrotaremos el virus, acabaremos con la pandemia y saldremos más fuertes que nunca”.

Al menos 58.2% de los estadounidenses no aprueban el manejo que Trump ha hecho de la pandemia, según el sitio web FiveThirtyEight.com.

Así se vivió el cierre de la convención

Fuegos artificiales y las estrofas del Ave María pusieron fin a la velada después de que, durante cuatro días, un desfile de acólitos elogió a Trump como un virtuoso económico, defensor de la vida y de Dios, y firme en la aplicación de la ley.

Pero mientras el presidente era aplaudido y vitoreado en un fastuoso ambiente de gala, sin distanciamiento social ni tapabocas, se podían escuchar las vuvuzelas de manifestantes del movimiento “Black Lives Matter”, reunidos frente a la Casa Blanca para expresar su cólera y exigir la salida de Trump.

Donald Trump hizo una entrada triunfal, radiante junto a la primera dama vestida de verde flúo, ante más de mil invitados que lo esperaban frente a un estrado con dos pantallas con un brillante “¡Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande!”.

El escenario, que generó críticas por desdibujar las líneas tradicionalmente respetadas entre las funciones del presidente y los actos del candidato, contrastaba con las protestas que han sacudido varias ciudades estadounidenses estos días.

Biden reacciona a los embates

Biden respondió en Twitter a las críticas de Trump. “Recuerden: todos los ejemplos de violencia que denuncia Donald Trump han sucedido durante su mandato. Bajo su liderazgo. Durante su presidencia”, dijo.

El candidato demócrata denunció más temprano lo que considera una explotación cínica de sucesos trágicos por parte del presidente.

“En lugar de buscar calmar las aguas, agrega leña al fuego. La violencia no es un problema para él, es una estrategia política”, dijo en una declaración. “Y cuanto más, mejor para él”.

Su compañera de fórmula, Kamala Harris, deploró que el presidente no haya cumplido con su deber de proteger a los estadounidenses.