Manejó las redes sociales para el príncipe heredero de Arabia Saudita, fue el cerebro del arresto de cientos de miembros de la elite del país, detuvo a un primer ministro libanés, y, según dos fuentes de inteligencia, dirigió el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul dando órdenes a través de Skype.

Saud al-Qahtani, un importante asesor del príncipe heredero de la corona de Arabia Saudita Mohammed bin Salman (MBS), es uno de los que ha caído en medio de los intentos de Riad por contener la indignación internacional por la muerte de Khashoggi.

Medios estatales sauditas dijeron el sábado que el rey Salman había despedido a Qahtani y a otros cuatro funcionarios por la muerte perpetrada por un equipo de 15 hombres.

Pero la influencia de Qahtani en el séquito del príncipe ha sido tan vasta en los últimos tres años que será difícil para los funcionarios saudíes presentarlo como el autor intelectual del asesinato sin que haya preguntas sobre la participación del heredero, según varias fuentes con vínculos con la corte real.

“Este episodio no derribará a MBS, pero ha golpeado su imagen, lo que llevará mucho tiempo reparar si es que alguna vez se consigue. El rey lo está protegiendo”, dijo una de las fuentes con vínculos en la corte real.

El mismo Qahtani dijo una vez que nunca haría nada sin la aprobación de su jefe. “¿Crees que tomo decisiones sin rumbo? Soy un empleado y un fiel ejecutor de las órdenes de mi señor el rey y mi señor el fiel príncipe heredero”, escribió Qahtani en un tuit en agosto de 2017.

Qahtani no respondió a preguntas de Reuters. Su biografía en Twitter cambió en los últimos días desde asesor real a presidente de la Federación Saudita de Ciberseguridad, Programación y Drones, un rol que había desempeñado previamente.

El príncipe Mohammed no tuvo conocimiento de la operación que llevó a la muerte de Khashoggi y “ciertamente, no ordenó un secuestro o asesinato”, dijo el sábado un funcionario saudí. Funcionarios en Riad no pudieron ser contactados para más comentarios.

A medida que la crisis ha escalado en las últimas tres semanas, Arabia Saudita ha cambiado su versión sobre el destino de Khashoggi: primero negó su muerte, luego dijo que falleció durante una pelea en el consulado y ahora lo atribuye a un estrangulamiento.

Un alto funcionario saudí dijo a Reuters que los asesinos habían tratado de encubrir lo que sucedió y que la verdad recién ahora se estaba conociendo. Los turcos rechazan esa versión y dicen que tienen grabaciones de audio de lo que sucedió.

El reino ha sobrevivido a otras crisis en el último año, incluido el breve secuestro del primer ministro libanés, Saad al-Hariri, en 2017. Hariri fue verbalmente humillado y golpeado, según ocho fuentes sauditas, árabes y diplomáticas occidentales. El hombre que dirigió el interrogatorio: Saud al-Qahtani.

Francia intervino para la liberación de Hariri, pero las capitales occidentales no criticaron a Riad por detener a un jefe de gobierno y el príncipe Mohammed salió envalentonado del episodio, según fuentes saudíes.

Esta vez es diferente, con algunos gobiernos de Occidente cada vez más críticos del asesinato y de la explicación saudí.

Alemania anunció que detendrá la venta de armas; mientras que Gran Bretaña, Francia y Alemania emitieron una declaración conjunta pidiendo una “aclaración urgente de lo que ocurrió exactamente el 2 de octubre”.

El presidente Donald Trump dijo que no está complacido con la investigación saudí, pero tampoco quiere poner en peligro la venta de armas de Estados Unidos al país.

Llamada por Skype

Para contener las repercusiones de la muerte de Khashoggi, el príncipe heredero, comúnmente conocido por sus iniciales MBS, permitió que Qahtani cayera, según una fuente cercana a la corte real.

Otro alto funcionario saudí dijo que Qahtani fue detenido luego de que lo despidieron por decreto real, sin embargo, siguió tuiteando. Fuentes con vínculos en la corte real dijeron que no creían que estuviera bajo arresto.

Qahtani estuvo presente en la muerte de Khashoggi como lo ha estado en otros momentos importantes del mandato de MBS. Esta vez, sin embargo, fue de forma virtual.

Khashoggi, un periodista saudí residente en Estados Unidos y que a menudo criticaba a Arabia Saudita y su liderazgo, entró al consulado de Estambul alrededor de la 1 de la tarde del 2 de octubre para recoger algunos documentos que le permitirían casarse.

Fuentes de seguridad turcas dicen que fue capturado de inmediato en el consulado por 15 agentes de inteligencia sauditas que habían viajado en dos aviones apenas unas horas antes.

Según una fuente árabe de alto rango con acceso a inteligencia y vínculos con miembros de la corte real de Arabia Saudita, Qahtani se hizo presente en una sala del consulado saudí a través de Skype.

Qahtani comenzó a insultar a Khashoggi por teléfono. Según las fuentes árabes y turcas, el periodista respondió en los mismos términos. Pero no fue rival para un escuadrón, que incluyó a agentes de seguridad e inteligencia, algunos con vínculos directos con la corte real.

Una fuente de inteligencia turca dijo que en un momento dado Qahtani ordenó a sus hombres que se deshicieran de Khashoggi. “Tráiganme la cabeza del perro”, fue la instrucción, según la fuente.

No estaba claro si Qahtani observó todo el proceso, que la fuente árabe de alto rango describió como una “operación malvada”.

Tanto la fuente árabe como la de la inteligencia turca dijeron que el presidente turco Tayyip Erdogan tiene el audio de la llamada de Skype. Las mismas fuentes dicen que se niega a entregarlo a los estadounidenses.

Erdogan dijo el domingo que daría a conocer el martes información sobre la investigación turca durante un discurso semanal. Tres funcionarios turcos contactados por Reuters no quisieron hacer comentarios antes de ese discurso.

El alto funcionario saudí que ofreció la versión oficial de los acontecimientos -que Khashoggi había participado en una pelea- dijo que no había escuchado que Qahtani apareciera por Skype, pero que la investigación saudí estaba en curso.

El auge de Qahtani

Qahtani, de 40 años, se ha ganado una reputación como un violento ejecutor de los caprichos principescos y como un nacionalista estridente. En blogs y redes sociales algunos periodistas y activistas liberales locales lo llaman el Steve Bannon saudita por su agresiva manipulación de los medios de comunicación y sus maniobras tras bambalinas.

Qahtani escribió odas en Twitter a la familia real bajo el seudónimo de Dari, que significa depredador en árabe. Algunos de sus opositores en las redes sociales lo llaman Dalim, una figura del folclore árabe que se elevó de ser un sirviente humilde a alturas mucho mayores.

Según su biografía en su cuenta de Twitter, Qahtani estudió leyes y llegó a capitán de la fuerza aérea saudí.

Después de lanzar un blog, captó la atención de Khaled al-Tuwaijri, el exjefe de la corte real, quien lo contrató a principios de la década de 2000 para dirigir un ejército de medios electrónicos encargado de proteger la imagen de Arabia Saudita, según una fuente vinculada a la corte real.

Tuwaijri está bajo arresto domiciliario y no pudo ser contactado.

Qahtani adquirió mayor relevancia después de acercarse al príncipe Mohammed, quien formó parte de la corte de su padre Salman como gobernador de Riad, luego príncipe heredero y finalmente rey en 2015.

Encargado de contrarrestar la supuesta influencia qatarí en las redes sociales, Qahtani usó Twitter para atacar las críticas al reino en general y las dirigidas al príncipe Mohammed en particular. También formó un grupo de WhatsApp con editores de periódicos locales y periodistas prominentes, que entregaba el dictado de la corte real.

Cuando Riad lideró un boicot económico contra Qatar en junio de 2017, Qahtani aumentó los ataques contra el pequeño estado del Golfo Pérsico. En línea, instó a los saudíes a tuitear los nombres de cualquiera que hubiese mostrado simpatía por Qatar bajo el hashtag en árabe: “La Lista Negra”.

El funcionario árabe de alto rango y fuentes saudíes vinculadas a la corte real dijeron que Qahtani fue el “policía malo” detrás de MBS a fines del año pasado, cuando 200 personas, incluidos príncipes saudíes, ministros y magnates, fueron detenidos y puestos en arresto domiciliario en el Ritz Carlton en una purga contra la corrupción.

Qahtani supervisó algunos de los interrogatorios, dijo el funcionario árabe.

Una oferta para volver a casa

Al menos tres amigos de Khashoggi dijeron a Reuters que en los meses siguientes a que el periodista se mudó a Washington, hace un año, recibió múltiples llamadas telefónicas de la mano derecha de MBS instándole a regresar a Arabia Saudita. Khashoggi se opuso, dijeron, por temor a represalias por sus columnas en el Washington Post y sus opiniones.

Qahtani había tratado de tranquilizar al exeditor del periódico de que aún era muy respetado y le había ofrecido un trabajo como consultor en la corte real, dijeron los amigos.

Khashoggi dijo que, si bien encontraba a Qahtani amable y educado durante esas conversaciones, no confiaba en él, según comentarios a Reuters de uno de sus amigos cercanos. “Jamal me dijo después, ¿’él cree que voy a volver para que pueda meterme en la cárcel?”

Un segundo alto funcionario saudí confirmó que Qahtani había hablado con Khashoggi sobre su regreso a casa. La emboscada en Estambul parece haber sido otra forma de llevarlo.

¿Cuánto sabía el príncipe heredero sobre el plan de su ayudante de confianza para secuestrar a Khashoggi?

La mayoría de los 15 hombres del equipo de sicarios identificado por las autoridades turcas y sauditas trabajaron para los servicios de seguridad e inteligencia, militar, ministerios, seguridad de la corte real y fuerza aérea del reino.

Uno de ellos, el general Maher Mutreb, un oficial superior de inteligencia que forma parte del equipo de seguridad del príncipe Mohammed, apareció en fotografías con él en visitas oficiales a principios de este año a Estados Unidos y Europa.

El alto funcionario árabe y la fuente de inteligencia turca dijeron que fue el teléfono de Mutreb el que se usó para llamar a Qahtani mientras Khashoggi era interrogado.

Reuters intentó comunicarse con miembros del equipo de 15 hombres, pero sus teléfonos estaban apagados, con correo de voz o fuera de servicio.

El funcionario saudita dijo que el jefe adjunto de inteligencia general Ahmed al-Asiri reunió al escuadrón de 15 hombres de las fuerzas de inteligencia y de seguridad. Asiri fue uno de los cinco funcionarios despedidos el sábado.

Otra figura clave fue el doctor Salah al-Tubaigy, un experto forense especializado en autopsias adjunto al Ministerio del Interior de Arabia Saudita. Su presencia, equipado con una sierra para huesos que las fuentes turcas dicen que fue usada para descuartizar al periodista, es difícil de explicar en una operación que funcionarios sauditas ahora argumentan que tenía como objetivo persuadir a Khashoggi para que regresara a casa.

Es difícil creer que el príncipe heredero no se hubiera enterado de una operación tan delicada, dicen las fuentes sauditas vinculadas a la corte real.

El funcionario saudí que habló el sábado dijo que hay una orden permanente que autoriza a “negociar” con los disidentes para que regresen al país sin requerir aprobación, pero que el equipo involucrado con Khashoggi excedió esa autorización.

Otro funcionario saudí cercano a la investigación dijo que Qahtani decidió por su cuenta organizar el secuestro de Khashoggi y que le pidió a Asiri que formara un equipo, pero que sus planes habían salido mal.

El último acto de Qahtani al servicio de su jefe puede ser asumir la responsabilidad de la crisis que ha golpeado a Arabia Saudita desde el asesinato de Khashoggi.

El rey saudí despidió a Qahtani y ordenó una reestructuración de la agencia de inteligencia. Para encabezarla, nombró a MBS.

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