La Comisión Nacional de Hidrocarburos dio a conocer a través de su seguimiento a actividades, asignaciones y contratos que sólo se concretó la perforación de 12 de los 55 pozos programados para 2019.
La situación refleja algunos de los problemas provocados por la estrategia de cooperación de Pemex, y representa un posible obstáculo para conseguir las metas planteadas por la administración.
El número de pozos perforados está por debajo de lo aprobado, porque el modelo contractual, que es el Contrato de Servicios Integrales de Exploración y Extracción, no es el mejor.
No ha garantizado que sean las empresas con la mayor experiencia las encargadas de ejecutar los programas, además de que no ha logrado que los trabajos operativos se realicen en tiempo y forma, explicó Arturo Carranza, analista del sector.
La complicación en la selección de empresas es que algunos de los planes tienen tiempos muy apretados de cumplimiento, y las empresas que no son capaces de cumplir con el calendario firman los contratos de todas formas.
“Ellos revisaron su contrato y ellos son responsables de su cumplimiento. Si los tiempos no son razonables no firmas el contrato”, consideró Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University.
Sin embargo, la CNH también carga con un porcentaje de culpa, pues firmó los contratos sin asegurarse de la capacidad operativa de las empresas, con el objetivo de adjudicar el mayor volumen de hidrocarburos posible.
El artículo 85 de la Ley de Hidrocarburos en su inciso g establece que la CNH puede sancionar con multas de entre 150,000 y tres millones de veces el salario mínimo por incumplir el plan de exploración o el plan de desarrollo para la extracción. Sin embargo, estas sanciones sólo procederán si los contratistas no solicitaron convenios modificatorios, circunstancia que no es clara en este caso.
CNH y Pemex no pueden garantizar la operación en tiempo y forma, pero dado el alto porcentaje de incumplimiento sí pueden hacer cambios estratégicos para mejorar el cumplimiento. Pemex, por ejemplo, podría regresar al modelo de asociación, en el que los privados tenían más responsabilidades y, por lo tanto, más incentivos para cumplir con los calendarios.
El modelo actual que es poco favorecedor, junto con los problemas comunes de la petrolera para pagar a sus proveedores, podría traducirse en una continua tendencia que impida a México alcanzar sus metas de producción de crudo.
A estos elementos hay que sumar un agresivo calendario de perforación que podría obviar algunos retos geológicos, así como la entrada de nuevos desarrollos este año.
En el calendario original, durante 2019 se debían perforar 55 pozos y en este año 35. Debido a la falta de cumplimiento el año pasado, el número de pozos pendientes para 2020 asciende a 78. En los próximos dos años entrarán al menos 25 pozos más.
“La diferencia entre los resultados de pozos estimados contra pozos perforados es una clara sugerencia para ajustar las estimaciones”, consideró Carranza.
Además de eso, la lenta exploración tendrá un efecto negativo en la futura restitución de pozos explotados, resaltó Adrián Calcaneo, director de midstream y líquidos para IHS Markit.
“A medida que los pozos decliven para mantener y reemplazar la producción se necesitan pozos nuevos. La falta de perforación hoy se te cobra mañana (…) Pero existe una presión política por dar resultados lo más rápidamente posible por lo que quizá se está sacrificando la producción del siguiente sexenio”.