Para que México mantenga en 2024 el desempeño económico que registra en este año, es necesario que se implementen políticas públicas que frenen la informalidad y den certidumbre a los negocios, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

En su nota de análisis semanal, el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que la informalidad se ha convertido en una alternativa para un gran número de personas que buscan una fuente de ingresos, pero se ha consolidado ante la ausencia de políticas que propicien la participación en el sector formal de la economía.

Es indispensable un entorno que facilite a las empresas, nuevas y ya establecidas, participar en el sector formal de la economía, con expectativas claras de crecimiento y supervivencia, así como generar una percepción positiva y de certidumbre del ambiente de negocios

recalcó la institución dirigida por Carlos Hurtado López.

Agregó que los factores que promueven la economía informal son la tolerancia de las autoridades, así como la carga regulatoria excesiva, que pueden llegar al 50% de los costos laborales totales y, por ende, disuade la apertura de una empresa en la formalidad.

En 2022 la economía informal generó casi la cuarta parte (24.4%) del Producto Interno Bruto (PIB), su porcentaje históricamente más alto. Además, un gran número de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) son total o parcialmente informales y, por su tamaño, tienen pocas oportunidades de ser productivas.

El discurso oficial implica que los incrementos de los salarios no dañan a las empresas, pero es difícil pensar que los costos salariales no perjudiquen a las mipymes

indicó.

¿La informalidad inhibe el nearshoring?

El CEESP comentó además que para que el país pueda aprovechar los beneficios de la relocalización de las cadenas productivas o nearshoring, debe existir un entorno de legalidad para que las inversiones de largo plazo busquen establecerse en el país.

“La población requiere de empleos de calidad, es la única forma de reducir verdaderamente los niveles de pobreza en todas sus clasificaciones. La tarea sería complicada, pero rendiría frutos si las autoridades se convencen de que el beneficio de los hogares y la superación de los individuos y su inclusión en la economía productiva sean su principal objetivo”, concluyó.

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