Los legisladores se encuentran en el proceso de análisis del texto de la Ley de Planeación Energética y pondrán especial atención a los alcances más allá del sexenio para asegurarse de que no se vean comprometidos los avances en materia de energía renovable y apertura de mercado.
“Nosotros conocimos la iniciativa unos días antes de que se presentara y estamos en plena disposición de analizarla. El sistema energético debe tener una visión a 25 o 30 años, pero tampoco podemos ponernos camisas de fuerza que comprometan la posibilidad de explorar nuevas alternativas hacia adelante.” dijo Hernán Salinas, diputado por el PAN.
El diputado admitió que Morena, partido que respalda la propuesta, tiene la mayoría en el Congreso y que podría pasarla incluso si los demás partidos se oponen, pero se dijo seguro de que prevalecerá una visión estadista debido a la importancia del sector energético en el futuro económico del país.
La iniciativa fue planteada por el presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, Manuel Rodríguez González, y comprende un plan estratégico que establece metas y crecimientos anuales para la generación de energía limpia y generación eléctrica con fuentes convencionales, además de la extracción de crudo.
El texto entraría en vigor el primer día del próximo sexenio, por lo que algunos analistas han criticado la iniciativa como un plan para controlar el futuro de la agenda energética de México.
“Pareciera que se están tratando de encubrir: ellos sí pueden llegar a cambiar todo, pero cuando se vayan todo tiene que quedar como ellos quieren que se quede”, destacó Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México. “Todas las legislaturas deberían tener derecho de establecer su propia política pública”.
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— Prensa Diputados Morena (@PrensaDipMorena) February 8, 2020
Santiago Arroyo, abogado experto en el sector, señaló que todas las leyes tienen una buena intención en el espíritu legislativo, y que esta política pretende plantear limitantes que antes no eran claras, sin embargo advirtió que esto afectaría la participación de privados en años por venir.
“El país no requiere una soberanía energética, sino seguridad de suministro eléctrico y de la movilidad que provén los hidrocarburos. Las políticas que se han incluído en la ley buscan cuidar que las próximas administraciones no puedan mover fácilmente las metas que se están siguiendo”, explicó Arroyo.
Los expertos también señalaron que, en un futuro, un presidente con un congreso afín podría revertir lo instruido en esta ley, aunque sería un poco más complicado que si esta ley no hubiera sido aprobada. Por esta razón los cambios tampoco son una garantía de que se seguirá la inercia de los planes energéticos actuales.
El reto principal recaería en una administración que no cuente con mayoría en las cámaras y que no pueda realizar cambios a esta ley, en caso de que sea aprobada.
“La siguiente administración de Secretaría de Energía tendría que revertir esta ley o encontrarle los huecos, tal como lo ha hecho esta administración”, señaló Sánchez.
Arroyo advirtió también que el desgaste político de Morena podría llevar a un periodo más peleado de discusión de la ley, parecida a los debates vistos en 2013 con la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Industria Eléctrica.
Además, los cambios en la dinámica democrática y política del país para el próximo sexenio dictarán el futuro éxito o fracaso de la Ley de Planeación Energética.