Los malentendidos entre algunos miembros del gobierno federal no han cesado y una vez más ha habido declaraciones encontradas del subsecretario y el secretario de Hacienda, ahora por las crecientes posibilidades de un recorte en el gasto público para este año.
Los legisladores aprobaron un gasto de 5.838 billones de pesos, desde los 5.14 billones propuestos por Hacienda, luego de que inflaron la estimación de ingresos proveniente de los impuestos.
Las estimaciones iniciales de Hacienda se hicieron con base en un crecimiento de la economía de 2%, sin embargo, el consenso del mercado ve un crecimiento de 1.5 a 1.7%, por factores como el cierre de vías férreas en Michoacán, el paro de maquiladoras en Matamoros, Tamaulipas, el desabasto de gasolina y por la curva de aprendizaje que implica cada cambio de gobierno.
A inicios de esta semana, Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, dijo en un evento de la American Chamber que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió hacer más recortes al presupuesto de las secretarías ante la expectativa de una menor recaudación de ingresos.
Un día después, el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo que los recortes necesarios se harían en el gasto corriente y sin afectar la inversión. Horas más tarde, Carlos Urzúa, titular de Hacienda, comentó en entrevista para Radio Fórmula que más que un recorte se planea una reasignación de recursos y que la recaudación va en línea con lo planeado.
Al nivel más alto de Hacienda existe una resistencia de recortar el gasto, de ahí la contradicción entre el subsecretario y la cabeza (Urzúa). Bajo el supuesto de que el PIB no crezca 2% los ingresos no van a ser suficientes y como no quieren incurrir en deuda o aumentar impuestos, lo que queda es recortar el gasto. La probabilidad de que se recorte en algún momento en el año es un factor que hay que considerar
dijo Alfredo Coutiño, director general para América Latina de Moody’s Analytics.
Comentó que no descartaría que este año Urzúa pase por lo mismo que Agustín Carstens en 2009 –entonces secretario de Hacienda– cuando dijo que en lugar de reducir el gasto había que expandirlo para enfrentar la crisis económica, sin embargo, al final lo recortó y en su caso tuvo que negociar un aumento en los impuestos.
Por lo pronto, en enero Hacienda recaudó 447,959 millones de pesos, 7.5% real menos que en el mismo mes de 2018, y por debajo de los 472,378 millones de pesos que se tenían planeados.
Urzúa espera que en el primer bimestre los ingresos hayan crecido 2.6% real. Hoy por la tarde Hacienda publicará el informe de finanzas públicas de febrero.
Teléfono descompuesto
Las declaraciones encontradas entre Herrera, Urzúa y Romo por el supuesto recorte, o en su caso una reorientación del gasto, han evidenciado las fallas de comunicación en el equipo económico del gobierno.
De ser sistemáticas estas contraposiciones lo que van a hacer es dar señales encontradas a los dueños del dinero con respecto a cuáles son las decisiones que se toman al interior del gobierno federal
dijo Marco Cancino, director general de la organización Inteligencia Pública.
Hace unas semanas, el subsecretario de Hacienda declaró al diario Financial Times que esperaba que la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco, se aplazaría lo que permitiría transferir esos recursos a Pemex, sin embargo, el presidente López Obrador lo contradijo.
“Son señales que no favorecen al equipo económico ya es la segunda vez que el subsecretario dice una cosa y lo desdicen sus jefes. Da una mala señal que hace pensar a los mercados que no existe una comunicación eficiente en el equipo económico ni de éste con el Ejecutivo (…) Mete incertidumbre porque cuando sale una declaración del equipo económico los mercados no saben qué tanto creerle porque a pesar de que sea cierto, alguien va a salir a desmentirlo”, dijo Coutiño.
Alfonso Romo, en tanto, pese a no ser el encargado de la política económica, declaró la semana pasada que la economía mexicana crecerá este año entre 1.6 y 1.8%, aunque Hacienda no ha reducido su meta de crecimiento,
“Creo que si el presidente sigue con su obsesión por concentrar la información, debe ceder la parte técnica a los responsables de las dependencias y que para cada tema solo haya un vocero”, recomendó Cancino.