La falta de políticas contracíclicas para paliar la crisis por COVID-19 y la caída del Producto Interno Bruto a niveles no vistos desde 1932, provocaron que el gasto en inversión física fuera menor, respecto de los recursos que se destinaron al costo financiero de la deuda.
De acuerdo con datos de Hacienda, la inversión física, que se refiere a los recursos que se destinan a infraestructura, maquinaria y equipo fue de 653,331.7 millones de pesos; mientras que el costo financiero de la deuda fue por 689,085 millones de pesos.
Es decir, el pago de intereses, comisiones y amortizaciones de la deuda fue mayor en 32,753.3 millones de pesos, respecto del gasto que se hizo en inversión física.
Al cierre del 2020, la deuda del país representó 52.2% del PIB, lo que significó un crecimiento de 7.7% respecto de 2019, cuando la deuda representó 44.5% del PIB.
Costo financiero de la deuda, el más alto desde 1990
El costo financiero de la deuda registró una reducción anual del 0.4%, pero es el monto más alto que se haya registrado desde 1990.
Si el gobierno hubiera llevado a cabo programas de reactivación, probablemente el PIB no hubiera caído tanto y quizá no se hubiera tenido la depreciación del peso ni se hubiera elevado tanto la deuda
dijo el jefe de American Chambers de México, Luis Foncerrada
Cuando la deuda de un país representa más del 45% del PIB y su costo financiero de la deuda representa más del 16% de los ingresos tributarios, las calificadoras encienden los focos rojos, apuntó.
Los ingresos tributarios fueron de 3.3 billones de pesos al cierre del 2020, con lo que el costo financiero representó el 20.5% de dichos ingresos.
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El director general del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP), Héctor Villarreal coincidió en que es un monto preocupante, sobre todo si en algún momento las tasas de interés empezaran a elevarse, pues el costo financiero podría llegar hasta el 4% del PIB.
Baja inversión aleja más crecimiento del 2%
Para que la economía mexicana pueda crecer entre 2% y 2.5%, la inversión fija bruta (la suma de la inversión pública y privada) tendría que ser al menos del 22% del PIB, expuso el jefe de American Chambers de México.
“La inversión fija bruta que tenemos hoy anda en alrededor del 16% del PIB, esto quiere decir que no vamos a crecer ni 2% en dos años después del 2021”, alertó Foncerrada.
En 2021, se tendrá un rebote del PIB básicamente por la recuperación económica de Estados Unidos, “si quisiéramos crecer 3.5 o 4%, la inversión público y privada tendría que ser del 25% del PIB”, dijo.
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La inversión física del sector público registró un crecimiento anual del 11.9%, si bien fue mayor a lo que se tenía previsto, sigue representando una cantidad baja para lo que requiere el país.
Si quitas los proyectos de CFE, Pemex y los otros proyectos bandera de este gobierno, la inversión física es ridículamente pequeña
indicó el director del CIEP.
Poca claridad en el rubro de “otros”
De los 653,331.7 millones de pesos que se destinaron a inversión física, el 50.9% está clasificado como “otros” y en un pie de página, Hacienda explica que incluye gastos de los ramos autónomos, administrativos y generales.
Los recursos clasificados en “otros” reportaron un crecimiento anual del 28.6% en 2020. Si solo se considera el mes de diciembre este rubro se reporta un aumento anual de 192.1%.
Nos vamos a tener que esperar a la Cuenta Pública, traen un relajo administrativo bastante importante. Puede ser que una parte importante de estos recursos se hayan destinado al IMSS para atender la pandemia
expuso Villarreal.
Foncerrada estima que la inversión fija bruta del país estará por debajo del 3% del PIB en 2020, pero ello se sabrá una vez que se den a conocer las Cuentas Nacionales del Inegi.