Estados Unidos, Francia y Canadá son algunos países que alistan estímulos millonarios para que las empresas y sus ciudadanos resistan los efectos económicos adversos del coronavirus, mientras que México tiene un nulo margen de acción del lado fiscal.
Los efectos que tendrá el coronavirus en la salud de las personas y en el sistema de salud del país han puesto de manifiesto la urgencia con la que México requiere de una reforma tributaria profunda.
México es uno de los países de América Latina y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con los niveles más bajos de recaudación respecto al Producto Interno Bruto (PIB).
No existe la capacidad del Estado, otros pueden tomar medidas como Francia, Canadá o España que decretó que la sanidad privada estará al servicio del público. Hay una serie de medidas que implican que haya cierta capacidad institucional y el requisito básico y necesario son finanzas públicas que les permitan hacerlo; para México, este no es el caso
dijo Carlos Brown, economista e internacionalista independiente.
Comentó que “definitivamente” se requiere de una reforma que no solo se encargue de aumentar la recaudación federal, sino la estatal y municipal, en donde hay deficiencias muy fuertes.
La recaudación fiscal de México fue de 16.1% respecto al PIB en 2018, la más baja de la OCDE. Mientras que en América Latina, países como Honduras, El Salvador o Belice superan a México, según datos de la CEPAL.
Además, México es uno de los países que menos invierte en salud, con apenas 5.5% del PIB, frente al promedio de 8.8% de la OCDE.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell dijo el martes que, de inicio, se requieren cerca de 3,500 millones de pesos para la compra de insumos médicos que permitan contener la epidemia. Hasta el martes, México había evaluado a 1,100 personas por COVID-19, pero solo se han confirmado 93 casos.
Una de las cosas que estamos viendo es que el espacio fiscal está reducidísimo. Tenemos un sistema de salud con muy poco fondeo y sí está muy complicado
dijo Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP)
Para Villarreal la reforma fiscal comenzó desde 2015 y 2016 por el lado del gasto, lo que continuó con los nuevos programas sociales del gobierno actual, el replanteamiento de la Ley General de Salud, el INSABI, la relación con entidades federativas y una probablemente un reforma en pensiones.
“Nos falta la parte del ingreso que empezó con las leyes contra las factureras y otras reformas”.
¿Qué tipo de reforma es la que requiere el país?
Los especialistas coincidieron en que un punto central que debe contener una nueva reforma fiscal es mejorar el cobro del predial, ya que es un impuesto progresivo y fácil de cobrar.
“Los gobiernos locales deben hacerlo, la federación debe apoyarlos, hay una serie de medidas que se pueden tomar”, dijo Brown, quien mencionó que el cobro de la tenencia también debe mejorar.
Otro punto es revisar los gastos fiscales del gobierno, es decir, los ingresos anuales que el gobierno deja de percibir debido al tratamiento especial de ciertos impuestos, para incentivar la creación de condiciones deseadas en la economía.
Los gastos fiscales han representado, en promedio, 3.5% del PIB en los últimos cinco años. Este monto es equivalente a aproximadamente el 90% del total de la recaudación del IVA, de acuerdo con datos del CIEP.
En este escenario, la desigualdad que impera en México cobra más importancia dado que las 10 personas mexicanas más ricas (ocho hombres y dos son mujeres) tienen la misma riqueza, es decir, 108,000 millones de dólares, que el 50% más pobre de México, según datos de Oxfam.
Por lo que se requieren mayores impuestos al capital, ya que mientras que el 10% más rico concentra el 47% de ingresos por salarios, este porcentaje sube a 75% cuando se analizan los ingresos por intereses derivados de diversos instrumentos financieros.
“(Hay que cobrar) impuestos a las riquezas, todos los países industrializados están hablando del tema, nosotros como miembro de la OCDE no la hemos hecho, pero tenemos la desigualdad extremadamente concentrada en la cima de la pirámide”, dijo Brown.
En este contexto destaca el llamado del presidente Andrés Manuel López Obrador para separar el poder económico del político, algo que hasta ahora no luce muy claro.
Por un lado tienes a un gobierno que se ajusta el cinturón y empieza a buscar los recursos que no ha recaudado con las empresas que están pendientes de pagos, había ahí una buena señal, la otra es que tiene un consejero (Alfonso Romo) muy cercano al sector empresarial y que definitivamente va a ser opositor a una reforma fiscal en este sentido
comentó Carlos Brown.
Por lo que agregó que separar el poder económico del político no puede ser solo un discurso, tiene haber políticas públicas, como la fiscal para separarlos.
Ahora, el cisne negro del coronavirus y el desplome del precio del petróleo mexicano complican la situación económica para México. Los analistas del sector privado han comenzado a reducir sus expectativas económicas para México, que van desde una caída de 0.5% para 2020 hasta 4%.
Por lo que si bien, esta coyuntura no luce ideal para aplicar una reforma fiscal, marca el tiempo para que inicie su discusión.
Creo que la reforma fiscal tenia mucho de inminente, es inevitable, me pone nervioso que lo que estamos viviendo ahora ponga al presidente contar la pared y diga no va. Puedo entender que con todo lo que estamos viviendo parece completar las plagas apocalípticas, pero creo que es inevitable y por el bien de todos
dijo Héctor Villarreal.