Al inicio del 2024, repuntó el optimismo de los hogares mexicanos tras una debacle al cierre del año pasado, ayudado por las perspectivas, sin embargo, existe incertidumbre sobre el presente económico.
El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) creció 0.60% a tasa mensual durante enero del presente año, de acuerdo con datos sin efecto estacionario del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Este aumento se dio después de una caída de 0.80% en diciembre pasado, dando como promedio en el último bimestre una disminución de 0.10% del ICC.
De acuerdo con analistas de Banco Base, la confianza de los consumidores es fundamental para el crecimiento del consumo ya que refleja qué tan dispuestas están las personas en gastar.
Cuando los consumidores se sienten seguros respecto de su situación económica y tienen expectativas positivas sobre el futuro económico de su hogar y del país, aumenta la probabilidad de que gasten más
detallaron los estrategas en un documento.
Por el contrario, una baja confianza puede llevar a una reducción del gasto, lo cual termina frenando el crecimiento económico de México.
Consumidores estiman panorama positivo
De los cinco componentes del ICC, solamente dos mostraron alzas mensuales en enero: Condición económica del país dentro de 12 meses, respecto a la actual (1.30%), y situación económica del hogar dentro de 12 meses, respecto a la actual (1.54%).
Estos dos componentes, además de que les precede un descenso, manifiestan las perspectivas económicas futuras tanto de México como del hogar, es decir, los consumidores pintan un panorama positivo.
Lo anterior ante un contexto de elecciones locales, que según las encuestas encabeza Claudia Sheinbaum, misma que daría continuidad a Morena y la serie de programas sociales que inyectan ingresos a las familias. Se suman las estimaciones de una menor inflación y tasas de interés más bajas al cierre del 2024.
Escenario actual, en grises
Al otro extremo, los tres componentes del ICC referentes a la situación económica presente (del hogar, del país y sobre las posibilidades de comprar bienes duraderos) se contrajeron en enero, marcando dos reducciones al hilo cada uno.
Sin embargo, el pensamiento de los consumidores se vio afectado ante la cuesta de enero y la pérdida de poder adquisitivo pese a que, al inicio del año, se percibía un optimismo por el aumento al salario mínimo, la continuación de transferencias de recursos a través de programas federales y el récord en remesas -en dólares-.
Además, la incertidumbre de las familias aumentó con el repunte de la inflación, las altas tasas de interés y mayores gastos por las fechas decembrinas y las del inicio de año.
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