Los negociadores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ahora T-MEC, han conseguido un acuerdo final luego de dos años, y la actualización que ha sufrido el TLCAN, tendrá consecuencias para algunos sectores.

Entre las adendas al T-MEC destacan las modificaciones en las reglas de origen para el sector automotriz en materia del uso de acero y aluminio. En el acuerdo que fue firmado hace poco más de un año, estaba acordado que 70% del acero y aluminio para autos y camiones sería de la región de América del Norte, pero ahora, la industria tendrá siete años para que este acero sea fundido y vaciado en la región.

Lo anterior implicará que México tendrá que desarrollar una industria para producir planchón de acero en los próximos siete años, y que, además las empresas automotrices decidan comprar ese insumo en México y no en Estados Unidos o Canadá.

El aluminio fue descartado dado que México no cuenta con la materia prima.

En 2018 México importó 11 millones de toneladas métricas de acero, y sus tres principales proveedores fueron: Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Casi dos tercios de esas compras fueron productos planos de acero, de acuerdo con el Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Se elimina la competencia de importaciones de terceros países y va a incrementar el costo. Si uno les pregunta a los negociadores de Estados Unidos dicen que el resultado será que habrá más fabricación en América del Norte, en especifico en Estados Unidos. En ese contexto, sin duda México salió perdiendo (…) Para México en el corto plazo será complejo poder ser proveedor de este insumo, de alguna manera es una medida proteccionista 

comentó Hugo Perezcano, director adjunto de Derecho Económico Internacional en el Centro Internacional para la Innovación en Gobernanza de Canadá.

En este sentido, un análisis del Peterson Institute for International Economics, indica que las regulaciones más estrictas sobre contenido regional, probablemente aumentarán los costos de producción y, por ende, los precios de los automóviles.

Estados Unidos es el importador más grande de acero. En los primeros seis meses de 2019 importó 14.4 millones de toneladas métricas. De las compras de este año, 32% fue de productos planos.

Lo que Estados Unidos busca es que los aceros especiales que se utilizan en el sector automotriz se fabriquen en mayor proporción en América del Norte, en realidad el único país que tiene más desarrollado el sector de aceros especiales es Estados Unidos, México produce poco de este insumo

dijo José Luis de la Cruz, director general de Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.

Comentó que, dado que en México la mayor parte lo importa de Japón y Corea, casi todas las empresa las empresas del sector automotriz compran el acero de sus países de origen, “me parece que con esa restricción lo que Estados Unidos busca es de una forma tener mayor presencia en empresas de origen asiático”.

En el caso de la producción, las cifras del Departamento de Comercio muestran que en Estados Unidos sumó 44.3 millones de toneladas métricas de enero a junio, y las seis principales empresas productoras son Nucor Corporation, ArcelorMittal USA, United States Steel Corp., Steel Dynamics Inc., AK Steel Corporation y Commericial Metals.

Mientras que en el caso de México, en 2018 la producción sumó 20.2 millones de toneladas métricas y los principales productores son: Altos Hornos de México, Ternium, Arcelor Mittal y Deacero.

Perezcano, otrora negociador del TLCAN, indicó que si todo el acero tiene que ser originario de América del Norte, significa que todo el proceso tiene que darse en la región y se vuelve más caro el acero norteamericano que el importado, por lo que se elevarán los costos.

“En un momento dado podría existir alguna posibilidad de que impacte en precios, sobre todo porque en general, América del Norte no tiene la capacidad de producción del acero que se necesita. Estados Unidos creo que va más avanzado en esto. El impacto final va a depender si se logran tener todas estas inversiones en la región, y los reajustes en la logística”, dijo De la Cruz.

De acuerdo con el especialista, cada línea de producción puede costar entre 200 millones y hasta 300 millones de dólares, y los procesos tardan hasta tres años.

Tanto Hugo Perezcano como José Luis de la Cruz coincidieron en que es positivo haber llegado a un acuerdo, aunque México tendrá que implementar diversos cambios.

“Sin duda es mejor tener este tratado que no tenerlo, sí ay aspectos que lo modernizan, en su gran mayoría es el mismo tratado que tenemos. Hay sectores que se modernizan, pero los asegunes es que hay algunos a los que se les da mayor protección”, dijo Perezcano.